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martes, 27 de agosto de 2024

Sintergia

 

Sintergia  

En el principio era el verbo el verbo era con Dios y el verbo era Dios

 

Esta es la respuesta que comienza todo y que  termina todo estando en todo el proceso.

Así comprendo al Padre trascendente

Al Hijo inmanente  

Y al Espíritu Santo expirando la palabra e inspirándola en un exitus y un reditus continuo

Así toda la realidad es lenguaje, en un caos que se manifiesta como existencia y en un cosmos que encuentra su orden original, su luz.   

   

 

 

“¿DÓNDE ESTÁ LA LUZ?”: ESTA FUE LA PREGUNTA QUE LO EMPEZÓ TODO

Hágase la luz. Y la luz se hizo.

Génesis 1:3

Dios sólo se hace presente al desaparecer escondiéndose.

Martin Heidegger

“¿Dónde está la luz?”: esta fue la pregunta que lo empezó todo.

La luz como tal no se encuentra ni en los campos electromagnéticos, ni en los fotones, ni en la actividad del cerebro. Jacobo Grinberg dedicó el resto de su vida a intentar descifrar este misterio, y la teoría sintérgica es la perla diáfana que su brillante mente concibió tras innumerables incursiones en las profundidades del oscuro mar de la conciencia.

Jacobo sabía que la experiencia de la luz era la manifestación de un precepto cualitativamente diferente de la actividad neuronal y distinto de los campos energéticos espaciales, es decir era una qualia (las qualia son por definición cualidades subjetivas de las experiencias individuales. Por ejemplo, la rojez de lo rojo, o lo doloroso del dolor) y éstas no se pueden conocer de manera independiente de quien las experimenta, pues las propiedades de las experiencias sensoriales son, por definición, epistemológicamente no cognoscibles en la ausencia de la experiencia directa de ellas, en otras palabras ese conocimiento solamente puede ser experimentado en la conciencia de cada individuo; debido a su formación científica razonó que si sólo la experiencia directa puede conocer estas qualias, entonces sería posible descubrir cómo se realiza esta transformación energética de la actividad cerebral en experiencia consciente, y fue así como nació la teoría sintérgica.

Me intrigó y asombró en un nivel tan profundo de mi ser, que decidí dedicarme íntegramente a explorar la posibilidad de explicar esta aparición, utilizando cualquier herramienta útil, desde la investigación neurofisiológica pura hasta los estudios chamánicos y místicos.

(Jacobo Grinberg, La teoría sintérgica, INPEC, 1991)

 

La teoría sintérgica

Sintergia es un neologismo que integra los términos síntesis y energía. Se refiere a tres parámetros físicos, que son coherencia, densidad informacional y frecuencia.

Coherencia se refiere a la similitud en la organización de las partes de un todo. Mientras mayor coherencia posea una organización, más similares serán sus partes. Densidad informacional se refiere a la cantidad de información que es capaz de contener cualquier objeto o medio.

Frecuencia hace referencia a la velocidad con la que un cuerpo o un campo energético oscilan.

Estos tres componentes actuarían de manera sinérgica (el término sinergia se utiliza para designar la acción de coordinación de dos o más elementos cuyo efecto es superior a la suma de sus efectos individuales); de esta forma, mientras mayor sea la sintergia, mayores serán la coherencia, la densidad informacional y la frecuencia.

La teoría sintérgica es una aproximación teórica a la percepción y creación de la experiencia consciente. De acuerdo con esta teoría, lo que percibimos es el resultado de un proceso muy complejo en el cual el cerebro transforma la información contenida en el espacio hasta dar lugar a algo que podamos comprender, por ejemplo, una imagen visual del mundo. La teoría sintérgica afirma que la realidad es el producto de la interacción entre la "lattice" y el "campo neuronal" y que los diferentes niveles de la realidad están relacionados con las características de esta interacción.

 

Lattice

El termino lattice se refiere a un enrejado o celosía, que debe poseer una capacidad de inclusión informacional colosal para permitirle contener toda la información del universo en cada uno de sus puntos. Lattice es la estructura fundamental del espacio, es una red o matriz energética hipercompleja de absoluta coherencia y total simetría.

Esta matriz holográfica de interrelaciones ha sido descrita en otras culturas con distintos nombres, entre ellos esta akasha, el Collar de Perlas de Indra y sunyata; a su vez, la ciencia la ha denominado orden implicado o campo cuántico.

 

Campo neuronal

El cerebro humano está constituido por 12 mil millones de pequeñas células denominadas neuronas. Cada neurona, al activarse, produce un diminuto cambio de potencial eléctrico, activa un código de señales también eléctricas y estimula la creación de un campo electromagnético. Todas estas distorsiones, a su vez, interactúan entre sí y crean una modificación hipercompleja de la misma lattice. A esta modificación se le llama campo neuronal. Cada una de estas modificaciones del estado de las neuronas son otras tantas alteraciones de la estructura de la lattice. Así, el campo neuronal es una matriz resultante de la actividad neuronal del cerebro.

La realidad como producto de la interacción entre el campo neuronal y la lattice

La lattice, al ser una matriz multidimensional homogénea de capacidad vibracional infinita, en la cual la información de su totalidad converge en cada uno de sus puntos, precede y contiene a cualquier manifestación, pues toda forma de materia y energía de acuerdo a la teoría sintérgica tan sólo son alteraciones vibracionales de la lattice misma; de esta forma, un electrón, un protón, un neutrón o cualquier otra partícula elemental aparece a la existencia cuando la misma estructura básica de la lattice sufre modificaciones específicas. Una partícula es simultáneamente un “objeto independiente” y separado del resto de los objetos y una porción modificada de la misma estructura fundamental.

La teoría sintérgica afirma que el campo neuronal actúa a su vez con la matriz pre-espacial (lattice) y a partir de esa interacción aparece la “realidad perceptual”, es decir, la que percibimos con los sentidos físicos. El conjunto de las modificaciones de la estructura de la lattice que resultan de toda la actividad del cerebro crea una alteración colosalmente compleja de la lattice. En realidad, el campo neuronal y la lattice forman una unidad y es la misma lattice la que sirve de fundamento al campo neuronal. Sin embargo, por razones prácticas, esta dicotomía sirve para describir el efecto que el cerebro produce como resultado de la interacción del campo neuronal sobre la estructurade la lattice. Puesto que las estructuras cerebrales se han utilizado durante la evolución como guías estructurales, esto explica la relativa fijeza de nuestra percepción.

De acuerdo con esta teoría, el instrumento que decodifica el “orden implicado” y da lugar a un “orden desplegado” es el cerebro, que es quien interactúa con la estructura pre-espacial por medio de la actividad neuronal, dando lugar a la percepción tanto del espacio como de los objetos.

La cantidad máxima de información que es capaz de contener una estructura depende principalmente de su capacidad vibracional: mientras mayor sea la frecuencia a la que pueda vibrar un campo energético, mayor será la información que logre acarrear y contener, es decir, la cantidad de información que una estructura es capaz de contener depende de la cantidad de dimensiones que incluya. Un punto unidimensional, por ejemplo, es capaz de contener menor cantidad de información que un objeto tridimensional. Puesto que los primeros cerebros estaban constituidos por muy pocas neuronas y, por lo tanto, eran muy pobres en su capacidad de mimetizar la lattice.

Como resultado de una fuerza repulsiva colosal que la lattice ejerce sobre sus distorsiones, intentando hacerlas retornar a su origen y de otra fuerza, no menos poderosa pero de signo opuesto, que impulsa a las mismas distorsiones a unirse entre sí y acrecentar su complejidad y a partir de los cerebros primitivos, surge el actual cerebro humano con sus 12 mil millones de neuronas y con una capacidad de interconexión interna cuyas posibilidades combinatorias son similares, en número, al total de partículas elementales de todo el universo.

(Jacobo Grinberg, La teoría sintérgica, INPEC, 1991)

El cerebro, al ser el encargado de decodificar este campo informacional, produce como resultante final la realidad que percibimos. En ese campo informacional se encuentra la información de esos objetos, pero no la cualidad. El ser humano, debido a su demostrada incapacidad para entender el proceso, confunde ese resultado final con el estímulo primario. Lo cierto es que no tenemos acceso al proceso de creación de la realidad perceptual, sino solamente a su resultado final. Y es precisamente esta confusión lo que nos lleva a pensar que la resultante final no es un producto creado por nosotros, sino una realidad independiente o ajena a nosotros, cuando en realidad somos nosotros quienes la elaboramos.

 

La creación de la experiencia consciente

El método científico es el pilar fundamental de la ciencia; sin embargo, hoy en día el materialismo (filosofía que considera que el único medio de conocimiento es la experiencia comprobada o verificada a través de los sentidos) y el positivismo (filosofía que considera que solamente existe la materia y que reduce la conciencia a una consecuencia de ella), que son los dos principales paradigmas en los que se apoya la ciencia, no sólo resultan totalmente obsoletos e anticuados para el siglo XXI, sino que constituyen un tabú, un lastre que impide el avance del desarrollo humano. No en pocos casos los científicos modernos suelen ser tan dogmáticos como cualquier fanático religioso; los devotos del cientificismo, se aferran, como los viejos estalinistas, a un anticuado culto al aburrido materialismo positivista.

Actualmente, los que se dicen escépticos aceptan los dogmas del paradigma imperante de la época (que en Occidente, desde hace algunos siglos, es la ciencia materialista positivista) y sólo ejercen su sentido crítico con ideas que son novedosas, originales o heréticas.

Toda creencia encarcela. Si no se mantiene un cierto grado de zeteticismo con respecto a las ideas, por seductoras que sean, sucumbiremos a la hipnosis. El zetético es escéptico con todos los dogmas. El zetético es un término rescatado de la filosofía griega clásica debido a que el vocablo similar, escepticismo, se lo han apropiado determinados dogmáticos inflexibles.

(Robert Anton Wilson)

El zeteticismo es la aproximación crítica, no dogmática, pero con mente abierta y curiosa sobre diversos fenómenos, teorías e hipótesis no ortodoxas dentro de la ciencia. El zetético busca examinar objetivamente la mejor evidencia que puedan ofrecer esas teorías heterodoxas.

La consecuencia de confundir los contenidos mentales con la realidad crea una especie de hipnosis colectiva que hace que el 99% de los Homo Sapiens de este planeta confundan la realidad perceptual con un principio objetivo y no la comprendan como el producto conceptual que es.

Cada modelo que construimos nos dice más sobre nuestra mente que sobre el universo... el universo es más grande que cualquiera de nuestros modelos... cada descripción del universo es una descripción del instrumento que utilizamos para describir el universo (la mente humana).

(Robert Anton Wilson)

Paradójicamente, a partir de que el hombre adjudicó a la materia el papel que le correspondía a la conciencia como origen de todas las cosas, perdió la posibilidad de explicar su propia experiencia, cuando su motivación era precisamente el entenderla.

(Jacobo Grinberg, La teoría sintérgica, INPEC, 1991)

De acuerdo con el modelo sintérgico, la conciencia es un atributo de la lattice del espacio-tiempo, cuyo estado fundamental o básico constituye también el estado primordial de la conciencia, lo que bien podría denominarse conciencia pura. La luz, el sonido, el dolor y todo tipo de experiencias subjetivas, no se encuentran en la actividad del sistema nervioso central, ni en ningún factor externo del espacio-tiempo; la experiencia es el resultado de la interacción que sucede en la zona liminal donde el campo neuronal y la lattice convergen. De la misma forma que cada punto de la lattice contiene la totalidad, así cada experiencia sería una vivencia de la totalidad por la totalidad misma; la imagen se ve a sí misma, el sonido se oye a sí mismo.

Ni la conciencia en sí puede ser definida ni sus cualidades pueden ser reconocidas a través de una explicación teórica de sus componentes energéticos. Tal intento está, de antemano, destinado al mismo fracaso y frustración que el que resulta de la pretensión de explicarle a un ciego lo que es la luz o un sonido a un sordo de nacimiento.

(Jacobo Grinberg, La teoría sintérgica, INPEC, 1991)

Hay otra pregunta fundamental para entender la teoría sintérgica: ¿quién es quien experimenta? Es decir, ¿realmente existe un “yo”? En la próxima entrega de la serie “Redescubriendo a Jacobo Grinberg” seguiremos profundizando con los conceptos de la teoría sintérgica y sus implicaciones en el estudio del misterio del que formamos parte y que llamamos realidad.

Nota: Si encuentra alguna proposición que le parezca infundada o carente de respaldo teórico o verificación práctica (especialmente en lo referente a la creación de la experiencia) muy posiblemente se deba a que aquí sólo se presenta un resumen de los conceptos básicos de la teoría, pues al ser una teoría científica formal contiene elementos que se detallan y profundizan más formalmente en su postulado original.

(Jacobo Grinberg, La teoría sintérgica, INPEC, 1991)

 

Los 5 niveles del lenguaje

 

 

Como referente histórico a la proposición de los cinco niveles del lenguaje de Grinberg tenemos que los grandes rabís y cabalistas de la tradición judía han revelado que existen cuatro maneras de leer la Torá (también conocida como el Antiguo Testamento), siendo la cuarta un estudio de su lado interior, el más oculto. Estas cuatro formas son llamadas: Peshát, Rémez, Derásh y Sod; que respectivamente equivalen a: Simple, Metafórico-Alusivo, Interpretativo, y Oculto.

Esto quiere decir que cualquier pasaje o fragmento literario de textos sacros puede ser interpretado en cuatro niveles distintos, paralelo a la profundidad de comprensión que posea la persona receptora del mensaje.

Encontramos un segundo antecedente con el gran sabio sufí Shams de Tabriz que afirmaba que hay cuatro niveles de discernimiento, el primero es el significado aparente, y es aquel que la mayoría de la gente asimila. El segundo es el nivel interior. El tercer nivel es el interior del interior, siendo el cuarto tan profundo que no podemos ponerlo en palabras. Es, pues, indescriptible. Debido a la particularidad e importancia de Shams de Tabriz se incluye al final de la redacción una breve biografía de este enigmático personaje.

En el libro de Jacobo Grinberg Más allá de los lenguajes (1988) se lee:

El lenguaje hace referencia a una vivencia que se desea compartir o comunicar a través de su uso. Solamente es efectivo cuando los que participan en él poseen las mismas referencias vivenciales. En este sentido, existen diferentes niveles de lenguaje que dependen de la comprensión del mismo, mas no necesariamente de los términos que se utilizan. La misma conversación se puede entender en, por lo menos, cinco niveles diferentes.

Analicemos la siguiente frase: "Es delicioso el sabor de esta manzana".

En el primer nivel del lenguaje el significado de la frase es literal y concreto. Se refiere a un sabor especifico y una manzana sólida, rojiza y, quizá, recién comprada en un mercado o arrancada de un árbol. El mensaje en el primer nivel del lenguaje proviene de un transmisor localizado allí, el que comunica un hecho concreto y literal sin otro significado que ése. El escucha (localizado también en el primer nivel), entiende la frase como referida a una fruta concreta y a un sabor especifico y definido. Una frase en primer lenguaje no posee mayor significación o profundidad que la que le otorga el que la pronuncia y no se debe entender más que en ese nivel.

En el segundo nivel del lenguaje, la misma frase, además de hacer referencia a una manzana roja de un sabor dulce, quiere transmitir un contenido asociado con un sentimiento que proviene de la historia personal, un significado más idiosincrático y profundo. Por ejemplo, el recuerdo que tiene el que la comunica de un huerto de manzanas propiedad de su familia en el que jugaba durante su infancia. Así, "es delicioso el sabor de esta manzana" quiere transmitir ese sentimiento subtextual, con referencia a un evento generalmente matizado por una emoción. Solamente si el escucha conoce la referencia histórica personal comprenderá el mensaje oculto detrás de la frase concreta. Si no conoce la referencia personal pero es sensible podrá captar la existencia de un sentimiento poderoso por detrás de las palabras y, quizá, preguntar por su contenido; en el caso de que no sea sensible a ese sentimiento, la comunicación de quien transmite en segundo nivel y quien escucha en el primero será limitada y pobre; no tendrá calidad ni correspondencia en abstracción, no habrá afinidad.

En el tercer nivel del lenguaje se incluyen los dos primeros pero, además, un conocimiento más abstracto. El tercer nivel de lenguaje hace referencia a contenidos más generales, universales y profundos que los niveles previos, aunque incluye a éstos. La misma frase quiere transmitir el saber concreto de la manzana específica, el sentimiento que genera referente a los sucesos de la infancia y, también, la cognición de que el contacto con los frutos de la naturaleza son una bendición de la vida, un alimento sano, capaz de otorgarme salud y bienestar. De nuevo, para que la comunicación ocurra en ese nivel, el escucha deberá poseer la misma capacidad de abstracción que el transmisor del mensaje, es decir, sólo será entendido fielmente por un escucha funcionando y resonando en la misma referencia de significado que el emisor de la comunicación verbal. Si no se da esta correspondencia (transmisor en tercer nivel y escucha en el primero o segundo) la comunicación en el "lenguaje" real  en el cual se intenta será un fracaso.

El cuarto nivel de lenguaje es un nivel trascendente; además de incluir los otros tres, se refiere a una vivencia todavía más abstracta; por ejemplo, la noción de que todo es interdependiente o que el saber es una manifestación de la conciencia y de la energía que impregna el universo hace referencia, por ejemplo, a las relaciones bioenergéticas entre la naturaleza y el ser humano, a las constantes ecológicas del planeta, al ser humano y al reino vegetal como una unidad con dinámicas de intercambio compleja, etc. Aquí, el emisor de la frase está transmitiendo un conocimiento implícito, sofisticado y repleto de consideraciones biológicas, sociales y aun psicológicas, utilizando como pretexto una frase simple. Establecer una comunicación en cuarto lenguaje constituye una plataforma simbólica para un intercambio de conocimientos y para un contacto con aquello que trasciende lo concreto. Mientras mayor sea el nivel del lenguaje, más inclusiva, potente y abstracta será la comunicación y sus significados. Solamente alguien que se encuentre en el mismo nivel de abstracción podrá entender el mensaje y responder a él enriqueciéndolo.

En el quinto nivel, la abstracción alcanza el máximo nivel. Solamente un ser totalmente realizado habla en quinto lenguaje. Tal nivel de significado haría referencia a la totalidad o a la Unidad. En él, la frase habla acerca de la existencia del Ser, del eterno presente y de la realidad. Este quinto lenguaje sería el que estaría implicado en cualquier comunicación de un Sabio, de un verdadero Místico y sólo podría ser entendido por un Contemplativo, funcionando en el mismo nivel de conciencia que aquél. En este caso, "es delicioso el sabor de esta manzana" se podría interpretar como una expresión sublime de la experiencia plena del Ser.

Al respecto escribe Grinberg:

Se puede concebir la relación entre el hombre y el mundo como un dialogo que también posee cinco niveles. La realidad se encuentra siempre allí pero su captación depende del grado de abstracción del escucha. El mundo vivido en el primer nivel del lenguaje es visto como un conglomerado de objetos concretos, existentes en sí mismos y relacionados entre sí a un nivel concreto. El mundo en el segundo lenguaje se vuelve más personal. Los objetos son vistos en relación con la historia personal y matizados de sentimientos afectuosos o de repulsión. En el tercer nivel, la visión de los objetos se vive en forma más abstracta. En el cuarto nivel, los objetos se perciben como interrelacionados y partícipes de la misma naturaleza de quien los observa. En el quinto nivel, todo adquiere vida y desaparece la dicotomía entre observador y observado. Aquí se vive la realidad en un presente eterno y absoluto. La realidad siempre estuvo allí, pero (al igual que la frase pronunciada) se interpretó en diferente forma, dependiendo del estado de conciencia del lector de su texto.

El problema no es el pensamiento sino la confusión del mismo con la realidad, quizá si pudiésemos desarrollar la capacidad de comprender la experiencia que se esconde detrás de las palabras de una manera más directa, ello desencadenaría la evolución de nuestro lenguaje. El mismo Grinberg escribió acerca de esto:

El lenguaje, como manifestación del pensamiento, es uno de los medios para reafirmar una cierta forma de ver porque al transmitirse la generaliza. Pero el lenguaje no es solamente una manifestación sino una retroalimentación de la misma realidad que confunde con la realidad. En la estructura profunda de los idiomas y en las relaciones de tal estructura con la codificación cerebral de la información está la clave para entender la lógica lingüística. Si el lenguaje lo vislumbramos desde un punto de referencia neuronal nuestro análisis utilizaría como elementos las relaciones y características de los patrones neuronales y no las palabras. Veríamos ahí la esencia de la lógica y las bases de las relaciones lingüísticas. Hace falta un lenguaje cósmico, una lógica y una estructura que permita la verbalización de las relaciones globales, una trama de los argumentos.

Si examinamos la frase “nuestro análisis utilizaría como elementos las relaciones y características de los patrones neuronales y no las palabras”, nos damos cuenta de que esto aplicado a un caso práctico sería el sustento mismo de un tipo de comunicación telepática...

De esta manera podemos concluir que lo expuesto por Jacobo Grinberg, los rabís judíos y el sufí Shams de Tabriz se puede sintetizar en que el nivel de comprensión depende de tres factores: la experiencia de vida, el nivel de discernimiento, y el grado de conciencia que se haya desarrollado.

 

Sobre Shams de Tabriz

Shams de Tabriz fue un maestro y místico sufí, reconocido como alquimista, filósofo, astrónomo, lógico y dialéctico. Siendo un monje errante viajó por Asia Central y Asia Menor buscando el conocimiento de maestro en maestro y se dice que logró adquirir múltiples poderes extraordinarios que lo hacían admirable y temible; sin embargo, habiendo conocido a un gran número de eruditos y Sheijs, en sus propias palabras, no fue capaz de encontrar lo que estaba buscando en ninguno de ellos. Nadie pudo entender realmente su estado espiritual. Shams confesó alguna vez: “cuando yo era niño, veía a Dios, veía al ángel, contemplaba las cosas misteriosas del mundo superior y del mundo inferior. Pensaba que todos los hombres veían lo mismo”.

Rumi había logrado alcanzar los niveles de la perfección, se había asentado en Konya, se había convertido en maestro y en guía espiritual a los 50 años de edad. No precisaba ya dirigirse a otros lugares de conocimiento. Shams, sin embargo, tenía más de 60 años y aún se hallaba de viaje, buscando un guía espiritual, que finalmente halló en Rumi.

Rumi, aquel que ha alcanzado la gloria de la proximidad de Dios mientras estaba vivo: Rumi era un "Insan Al-Kamil", poseedor de clarividencia y estados espirituales y sin embargo la vida de Rumi se transformó en noviembre de 1244, cuando conoció al desconcertante y perturbador Shams de Tabriz, figura misteriosa y fascinante. Como se dice en la tradición sufí, fue "un encuentro entre dos océanos". Ese maestro misterioso inició a Rumi en la experiencia mística del amor. La vida de Rumi cambió de forma radical tras conocer al derviche Shams de Tabriz.

El encuentro de Rumi con Shams puede compararse con el de Abraham y Melquisedec en la tradición judeocristiana o bien con el encuentro de Moisés y Al-Jidr (también conocido como Khezr o Jader) en la corriente islámica.

Un Melquisedec y un Shams son mensajeros de la Fuente. No hacen nada por sí mismos, sino que traen iluminación a alguien que puede recibirla, alguien que está muy completo o muy vacío. Rumi era uno que estaba muy completo. Luego de recibirla pudo aplicar este mensaje para beneficio de la humanidad.

 

Tú me amarras, y yo enrabiado, rompo las ataduras para lanzarme

Al aire, un resplandor redondo, el punto de luz de una vela  

Todo razón, todo amor

Esta dicha que me aturde es tu hacer

Esta resaca, tu tierna espina

Te giras para mirar, me giro

No lo estoy diciendo bien.

 

Soy un loco apasionado que ensoga mujeres de espíritu

Soy Salomón  

 

Todo lo que se va regresa. Regresa tú

Jamás nos hemos abandonado el uno al otro  

  

 El incrédulo oculta la incredulidad,

Pero yo voy a revelar su secreto

Cada vez más despierto me levanto de noche

Giro y caigo de amor por Shams  

 

La figura más insignificante

He intentado descubrir de alguna manera

De que mi cara se vuelva tuya

¿Puedo susurrarte al oído un sueño que he tenido?

Serás el único al que se lo cuente

 

Inclinas la cabeza riéndote.

Como si dijeras: Conozco  ese truco que escondes pero sigue adelante

  Soy una imagen que pespunteas en un tapiz 

Con hilo de oro, la figura más insignificante

Un añadido travieso

Pero nada de lo que tú moldeas es insulso

Soy parte de la belleza  

 

 

 

Atrapo un trozo de madera y se convierte en un Laúd

Hago algún acto indigno y se convierte en beneficioso

Digo que no se debe de viajar dentro del mes sagrado,

Y entonces yo parto y suceden cosas maravillosas  

https://www.youtube.com/watch?v=VBEwP95zNGk&list=PLM_PSfbDWOf1Nl3mChVLAUt77tUsL-y1f&index=5   

 

 

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