Sintergia
En el principio era el verbo el verbo era con Dios y el
verbo era Dios
Esta es la respuesta que comienza todo y que termina todo estando en todo el proceso.
Así comprendo al Padre trascendente
Al Hijo inmanente
Y al Espíritu Santo expirando la palabra e inspirándola en
un exitus y un reditus continuo
Así toda la realidad es lenguaje, en un caos que se
manifiesta como existencia y en un cosmos que encuentra su orden original, su
luz.
“¿DÓNDE ESTÁ LA LUZ?”: ESTA FUE LA PREGUNTA QUE LO EMPEZÓ TODO
Hágase la luz. Y la luz se hizo.
Génesis 1:3
Dios sólo se hace presente al
desaparecer escondiéndose.
Martin Heidegger
“¿Dónde está la luz?”: esta fue la
pregunta que lo empezó todo.
La luz como tal no se encuentra ni en
los campos electromagnéticos, ni en los fotones, ni en la actividad del
cerebro. Jacobo Grinberg dedicó el resto de su vida a intentar descifrar este
misterio, y la teoría sintérgica es la perla diáfana que su brillante mente
concibió tras innumerables incursiones en las profundidades del oscuro mar de
la conciencia.
Jacobo sabía que la experiencia de la
luz era la manifestación de un precepto cualitativamente diferente de la
actividad neuronal y distinto de los campos energéticos espaciales, es decir
era una qualia (las qualia son por definición cualidades subjetivas de las
experiencias individuales. Por ejemplo, la rojez de lo rojo, o lo doloroso del
dolor) y éstas no se pueden conocer de manera independiente de quien las
experimenta, pues las propiedades de las experiencias sensoriales son, por
definición, epistemológicamente no cognoscibles en la ausencia de la
experiencia directa de ellas, en otras palabras ese conocimiento solamente
puede ser experimentado en la conciencia de cada individuo; debido a su
formación científica razonó que si sólo la experiencia directa puede conocer
estas qualias, entonces sería posible descubrir cómo se realiza esta
transformación energética de la actividad cerebral en experiencia consciente, y
fue así como nació la teoría sintérgica.
Me intrigó y asombró
en un nivel tan profundo de mi ser, que decidí dedicarme íntegramente a
explorar la posibilidad de explicar esta aparición, utilizando cualquier
herramienta útil, desde la investigación neurofisiológica pura hasta los
estudios chamánicos y místicos.
(Jacobo Grinberg, La teoría
sintérgica, INPEC, 1991)
La teoría sintérgica
Sintergia es un
neologismo que integra los términos síntesis y energía. Se refiere a tres
parámetros físicos, que son coherencia, densidad informacional y frecuencia.
Coherencia se refiere a la
similitud en la organización de las partes de un todo. Mientras mayor
coherencia posea una organización, más similares serán sus partes.
Densidad informacional se refiere a la cantidad
de información que es capaz de contener cualquier objeto o medio.
Frecuencia hace referencia a la
velocidad con la que un cuerpo o un campo energético oscilan.
Estos tres componentes actuarían de
manera sinérgica (el término sinergia se utiliza para designar
la acción de coordinación de dos o más elementos cuyo efecto es superior a la
suma de sus efectos individuales); de esta forma, mientras mayor sea la
sintergia, mayores serán la coherencia, la densidad informacional y la
frecuencia.
La teoría sintérgica es una
aproximación teórica a la percepción y creación de la experiencia consciente.
De acuerdo con esta teoría, lo que percibimos es el resultado de un proceso muy
complejo en el cual el cerebro transforma la información contenida en el espacio
hasta dar lugar a algo que podamos comprender, por ejemplo, una imagen visual
del mundo. La teoría sintérgica afirma que la realidad es el producto de la
interacción entre la "lattice" y el "campo neuronal"
y que los diferentes niveles de la realidad están relacionados con las
características de esta interacción.
Lattice
El termino lattice se
refiere a un enrejado o celosía, que debe poseer una capacidad de inclusión
informacional colosal para permitirle contener toda la información del universo
en cada uno de sus puntos. Lattice es la estructura
fundamental del espacio, es una red o matriz energética hipercompleja de
absoluta coherencia y total simetría.
Esta matriz holográfica de
interrelaciones ha sido descrita en otras culturas con distintos nombres, entre
ellos esta akasha, el Collar de Perlas de Indra y sunyata;
a su vez, la ciencia la ha denominado orden implicado o campo cuántico.
Campo neuronal
El cerebro humano está constituido por
12 mil millones de pequeñas células denominadas neuronas. Cada neurona, al
activarse, produce un diminuto cambio de potencial eléctrico, activa un código
de señales también eléctricas y estimula la creación de un campo
electromagnético. Todas estas distorsiones, a su vez, interactúan entre sí y
crean una modificación hipercompleja de la misma lattice. A esta
modificación se le llama campo neuronal. Cada una de estas modificaciones del
estado de las neuronas son otras tantas alteraciones de la estructura de
la lattice. Así, el campo neuronal es una matriz resultante de la
actividad neuronal del cerebro.
La
realidad como producto de la interacción entre el campo neuronal y la lattice
La lattice,
al ser una matriz multidimensional homogénea de capacidad vibracional infinita,
en la cual la información de su totalidad converge en cada uno de sus puntos,
precede y contiene a cualquier manifestación, pues toda forma de materia y
energía de acuerdo a la teoría sintérgica tan sólo son alteraciones
vibracionales de la lattice misma; de esta forma, un
electrón, un protón, un neutrón o cualquier otra partícula elemental aparece a
la existencia cuando la misma estructura básica de la lattice sufre
modificaciones específicas. Una partícula es simultáneamente un “objeto
independiente” y separado del resto de los objetos y una porción modificada de
la misma estructura fundamental.
La
teoría sintérgica afirma que el campo neuronal actúa a su vez con la matriz pre-espacial
(lattice) y a partir de esa interacción aparece la “realidad
perceptual”, es decir, la que percibimos con los sentidos físicos. El conjunto
de las modificaciones de la estructura de la lattice que
resultan de toda la actividad del cerebro crea una alteración colosalmente
compleja de la lattice. En realidad, el campo neuronal y la lattice forman
una unidad y es la misma lattice la que sirve de fundamento
al campo neuronal. Sin embargo, por razones prácticas, esta dicotomía sirve
para describir el efecto que el cerebro produce como resultado de la
interacción del campo neuronal sobre la estructurade la lattice.
Puesto que las estructuras cerebrales se han utilizado durante la evolución
como guías estructurales, esto explica la relativa fijeza de nuestra
percepción.
De
acuerdo con esta teoría, el instrumento que decodifica el “orden implicado” y
da lugar a un “orden desplegado” es el cerebro, que es quien interactúa con la
estructura pre-espacial por medio de la actividad neuronal, dando lugar a la percepción
tanto del espacio como de los objetos.
La
cantidad máxima de información que es capaz de contener una estructura depende
principalmente de su capacidad vibracional: mientras mayor sea la frecuencia a
la que pueda vibrar un campo energético, mayor será la información que logre
acarrear y contener, es decir, la cantidad de información que una estructura es
capaz de contener depende de la cantidad de dimensiones que incluya. Un punto
unidimensional, por ejemplo, es capaz de contener menor cantidad de información
que un objeto tridimensional. Puesto que los primeros cerebros estaban
constituidos por muy pocas neuronas y, por lo tanto, eran muy pobres en su
capacidad de mimetizar la lattice.
Como
resultado de una fuerza repulsiva colosal que la lattice ejerce
sobre sus distorsiones, intentando hacerlas retornar a su origen y de otra
fuerza, no menos poderosa pero de signo opuesto, que impulsa a las mismas
distorsiones a unirse entre sí y acrecentar su complejidad y a partir de los
cerebros primitivos, surge el actual cerebro humano con sus 12 mil millones de
neuronas y con una capacidad de interconexión interna cuyas posibilidades
combinatorias son similares, en número, al total de partículas elementales de
todo el universo.
(Jacobo
Grinberg, La teoría sintérgica, INPEC, 1991)
El
cerebro, al ser el encargado de decodificar este campo informacional, produce
como resultante final la realidad que percibimos. En ese campo informacional se
encuentra la información de esos objetos, pero no la cualidad. El ser humano,
debido a su demostrada incapacidad para entender el proceso, confunde ese
resultado final con el estímulo primario. Lo cierto es que no tenemos acceso al
proceso de creación de la realidad perceptual, sino solamente a su resultado
final. Y es precisamente esta confusión lo que nos lleva a pensar que la
resultante final no es un producto creado por nosotros, sino una realidad
independiente o ajena a nosotros, cuando en realidad somos nosotros quienes la
elaboramos.
La creación de la experiencia consciente
El
método científico es el pilar fundamental de la ciencia; sin embargo, hoy en
día el materialismo (filosofía que considera que el único medio de conocimiento
es la experiencia comprobada o verificada a través de los sentidos) y el
positivismo (filosofía que considera que solamente existe la materia y que
reduce la conciencia a una consecuencia de ella), que son los dos principales
paradigmas en los que se apoya la ciencia, no sólo resultan totalmente
obsoletos e anticuados para el siglo XXI, sino que constituyen un tabú, un
lastre que impide el avance del desarrollo humano. No en pocos casos los
científicos modernos suelen ser tan dogmáticos como cualquier fanático
religioso; los devotos del cientificismo, se aferran, como los viejos
estalinistas, a un anticuado culto al aburrido materialismo positivista.
Actualmente,
los que se dicen escépticos aceptan los dogmas del paradigma imperante de la
época (que en Occidente, desde hace algunos siglos, es la ciencia materialista
positivista) y sólo ejercen su sentido crítico con ideas que son novedosas,
originales o heréticas.
Toda
creencia encarcela. Si no se mantiene un cierto grado de zeteticismo con
respecto a las ideas, por seductoras que sean, sucumbiremos a la hipnosis. El
zetético es escéptico con todos los dogmas. El zetético es un término rescatado
de la filosofía griega clásica debido a que el vocablo similar, escepticismo,
se lo han apropiado determinados dogmáticos inflexibles.
(Robert
Anton Wilson)
El
zeteticismo es la aproximación crítica, no dogmática, pero con mente abierta y
curiosa sobre diversos fenómenos, teorías e hipótesis no ortodoxas dentro de la
ciencia. El zetético busca examinar objetivamente la mejor evidencia que puedan
ofrecer esas teorías heterodoxas.
La
consecuencia de confundir los contenidos mentales con la realidad crea una
especie de hipnosis colectiva que hace que el 99% de los Homo Sapiens de
este planeta confundan la realidad perceptual con un principio objetivo y no la
comprendan como el producto conceptual que es.
Cada
modelo que construimos nos dice más sobre nuestra mente que sobre el
universo... el universo es más grande que cualquiera de nuestros modelos...
cada descripción del universo es una descripción del instrumento que utilizamos
para describir el universo (la mente humana).
(Robert
Anton Wilson)
Paradójicamente,
a partir de que el hombre adjudicó a la materia el papel que le correspondía a
la conciencia como origen de todas las cosas, perdió la posibilidad de explicar
su propia experiencia, cuando su motivación era precisamente el entenderla.
(Jacobo
Grinberg, La teoría sintérgica, INPEC, 1991)
De
acuerdo con el modelo sintérgico, la conciencia es un atributo de la lattice del
espacio-tiempo, cuyo estado fundamental o básico constituye también el estado
primordial de la conciencia, lo que bien podría denominarse conciencia pura. La
luz, el sonido, el dolor y todo tipo de experiencias subjetivas, no se
encuentran en la actividad del sistema nervioso central, ni en ningún factor
externo del espacio-tiempo; la experiencia es el resultado de la interacción
que sucede en la zona liminal donde el campo neuronal y la lattice convergen.
De la misma forma que cada punto de la lattice contiene la
totalidad, así cada experiencia sería una vivencia de la totalidad por la
totalidad misma; la imagen se ve a sí misma, el sonido se oye a sí mismo.
Ni
la conciencia en sí puede ser definida ni sus cualidades pueden ser reconocidas
a través de una explicación teórica de sus componentes energéticos. Tal intento
está, de antemano, destinado al mismo fracaso y frustración que el que resulta
de la pretensión de explicarle a un ciego lo que es la luz o un sonido a un
sordo de nacimiento.
(Jacobo
Grinberg, La teoría sintérgica, INPEC, 1991)
Hay
otra pregunta fundamental para entender la teoría sintérgica: ¿quién es quien
experimenta? Es decir, ¿realmente existe un “yo”? En la próxima entrega de la
serie “Redescubriendo a Jacobo Grinberg” seguiremos profundizando con los
conceptos de la teoría sintérgica y sus implicaciones en el estudio del misterio
del que formamos parte y que llamamos realidad.
Nota:
Si encuentra alguna proposición que le parezca infundada o carente de respaldo
teórico o verificación práctica (especialmente en lo referente a la creación de
la experiencia) muy posiblemente se deba a que aquí sólo se presenta un resumen
de los conceptos básicos de la teoría, pues al ser una teoría científica formal
contiene elementos que se detallan y profundizan más formalmente en su
postulado original.
(Jacobo
Grinberg, La teoría sintérgica, INPEC, 1991)
Los 5
niveles del lenguaje
Como
referente histórico a la proposición de los cinco niveles del lenguaje de
Grinberg tenemos que los grandes rabís y cabalistas de la tradición judía han
revelado que existen cuatro maneras de leer la Torá (también conocida como el
Antiguo Testamento), siendo la cuarta un estudio de su lado interior, el más
oculto. Estas cuatro formas son llamadas: Peshát, Rémez, Derásh y Sod; que
respectivamente equivalen a: Simple, Metafórico-Alusivo, Interpretativo, y
Oculto.
Esto
quiere decir que cualquier pasaje o fragmento literario de textos sacros puede
ser interpretado en cuatro niveles distintos, paralelo a la profundidad de
comprensión que posea la persona receptora del mensaje.
Encontramos
un segundo antecedente con el gran sabio sufí Shams de Tabriz que afirmaba que
hay cuatro niveles de discernimiento, el primero es el significado aparente, y
es aquel que la mayoría de la gente asimila. El segundo es el nivel interior.
El tercer nivel es el interior del interior, siendo el cuarto tan profundo que
no podemos ponerlo en palabras. Es, pues, indescriptible. Debido a la
particularidad e importancia de Shams de Tabriz se incluye al final de la
redacción una breve biografía de este enigmático personaje.
En
el libro de Jacobo Grinberg Más allá de los lenguajes (1988)
se lee:
El
lenguaje hace referencia a una vivencia que se desea compartir o comunicar a
través de su uso. Solamente es efectivo cuando los que participan en él poseen
las mismas referencias vivenciales. En este sentido, existen diferentes niveles
de lenguaje que dependen de la comprensión del mismo, mas no necesariamente de
los términos que se utilizan. La misma conversación se puede entender en, por
lo menos, cinco niveles diferentes.
Analicemos
la siguiente frase: "Es delicioso el sabor de esta manzana".
En
el primer nivel del lenguaje el significado de la
frase es literal y concreto. Se refiere a un sabor especifico y una manzana sólida,
rojiza y, quizá, recién comprada en un mercado o arrancada de un árbol. El
mensaje en el primer nivel del lenguaje proviene de un transmisor localizado
allí, el que comunica un hecho concreto y literal sin otro significado que ése.
El escucha (localizado también en el primer nivel), entiende la frase como
referida a una fruta concreta y a un sabor especifico y definido. Una frase en
primer lenguaje no posee mayor significación o profundidad que la que le otorga
el que la pronuncia y no se debe entender más que en ese nivel.
En
el segundo nivel del lenguaje, la misma frase, además de
hacer referencia a una manzana roja de un sabor dulce, quiere transmitir un
contenido asociado con un sentimiento que proviene de la historia personal, un
significado más idiosincrático y profundo. Por ejemplo, el recuerdo que tiene
el que la comunica de un huerto de manzanas propiedad de su familia en el que
jugaba durante su infancia. Así, "es delicioso el sabor de esta
manzana" quiere transmitir ese sentimiento subtextual, con referencia a un
evento generalmente matizado por una emoción. Solamente si el escucha conoce la
referencia histórica personal comprenderá el mensaje oculto detrás de la frase
concreta. Si no conoce la referencia personal pero es sensible podrá captar la
existencia de un sentimiento poderoso por detrás de las palabras y, quizá,
preguntar por su contenido; en el caso de que no sea sensible a ese
sentimiento, la comunicación de quien transmite en segundo nivel y quien
escucha en el primero será limitada y pobre; no tendrá calidad ni
correspondencia en abstracción, no habrá afinidad.
En
el tercer nivel del lenguaje se incluyen los dos
primeros pero, además, un conocimiento más abstracto. El tercer nivel de
lenguaje hace referencia a contenidos más generales, universales y profundos
que los niveles previos, aunque incluye a éstos. La misma frase quiere
transmitir el saber concreto de la manzana específica, el sentimiento que
genera referente a los sucesos de la infancia y, también, la cognición de que
el contacto con los frutos de la naturaleza son una bendición de la vida, un
alimento sano, capaz de otorgarme salud y bienestar. De nuevo, para que la
comunicación ocurra en ese nivel, el escucha deberá poseer la misma capacidad
de abstracción que el transmisor del mensaje, es decir, sólo será entendido
fielmente por un escucha funcionando y resonando en la misma referencia de
significado que el emisor de la comunicación verbal. Si no se da esta
correspondencia (transmisor en tercer nivel y escucha en el primero o segundo)
la comunicación en el "lenguaje" real en el cual se intenta
será un fracaso.
El cuarto
nivel de lenguaje es un nivel trascendente; además de incluir los
otros tres, se refiere a una vivencia todavía más abstracta; por ejemplo, la
noción de que todo es interdependiente o que el saber es una manifestación de
la conciencia y de la energía que impregna el universo hace referencia, por
ejemplo, a las relaciones bioenergéticas entre la naturaleza y el ser humano, a
las constantes ecológicas del planeta, al ser humano y al reino vegetal como
una unidad con dinámicas de intercambio compleja, etc. Aquí, el emisor de la
frase está transmitiendo un conocimiento implícito, sofisticado y repleto de
consideraciones biológicas, sociales y aun psicológicas, utilizando como
pretexto una frase simple. Establecer una comunicación en cuarto lenguaje
constituye una plataforma simbólica para un intercambio de conocimientos y para
un contacto con aquello que trasciende lo concreto. Mientras mayor sea el nivel
del lenguaje, más inclusiva, potente y abstracta será la comunicación y sus
significados. Solamente alguien que se encuentre en el mismo nivel de
abstracción podrá entender el mensaje y responder a él enriqueciéndolo.
En
el quinto nivel, la abstracción alcanza el máximo nivel.
Solamente un ser totalmente realizado habla en quinto lenguaje. Tal nivel de
significado haría referencia a la totalidad o a la Unidad. En él, la frase
habla acerca de la existencia del Ser, del eterno presente y de la realidad.
Este quinto lenguaje sería el que estaría implicado en cualquier comunicación
de un Sabio, de un verdadero Místico y sólo podría ser entendido por un
Contemplativo, funcionando en el mismo nivel de conciencia que aquél. En este
caso, "es delicioso el sabor de esta manzana" se podría interpretar
como una expresión sublime de la experiencia plena del Ser.
Al
respecto escribe Grinberg:
Se
puede concebir la relación entre el hombre y el mundo como un dialogo que
también posee cinco niveles. La realidad se encuentra siempre allí pero su
captación depende del grado de abstracción del escucha. El mundo vivido en
el primer nivel del lenguaje es visto como un
conglomerado de objetos concretos, existentes en sí mismos y relacionados entre
sí a un nivel concreto. El mundo en el segundo lenguaje se
vuelve más personal. Los objetos son vistos en relación con la historia
personal y matizados de sentimientos afectuosos o de repulsión. En el tercer
nivel, la visión de los objetos se vive en forma más abstracta. En el cuarto
nivel, los objetos se perciben como interrelacionados y partícipes de
la misma naturaleza de quien los observa. En el quinto nivel,
todo adquiere vida y desaparece la dicotomía entre observador y observado. Aquí
se vive la realidad en un presente eterno y absoluto. La realidad siempre
estuvo allí, pero (al igual que la frase pronunciada) se interpretó en
diferente forma, dependiendo del estado de conciencia del lector de su texto.
El
problema no es el pensamiento sino la confusión del mismo con la realidad,
quizá si pudiésemos desarrollar la capacidad de comprender la experiencia que
se esconde detrás de las palabras de una manera más directa, ello
desencadenaría la evolución de nuestro lenguaje. El mismo Grinberg escribió
acerca de esto:
El
lenguaje, como manifestación del pensamiento, es uno de los medios para
reafirmar una cierta forma de ver porque al transmitirse la generaliza. Pero el
lenguaje no es solamente una manifestación sino una retroalimentación de la
misma realidad que confunde con la realidad. En la estructura profunda de los
idiomas y en las relaciones de tal estructura con la codificación cerebral de
la información está la clave para entender la lógica lingüística. Si el
lenguaje lo vislumbramos desde un punto de referencia neuronal nuestro análisis
utilizaría como elementos las relaciones y características de los patrones
neuronales y no las palabras. Veríamos ahí la esencia de la lógica y las bases
de las relaciones lingüísticas. Hace falta un lenguaje cósmico, una lógica y
una estructura que permita la verbalización de las relaciones globales, una
trama de los argumentos.
Si
examinamos la frase “nuestro análisis utilizaría como elementos las relaciones
y características de los patrones neuronales y no las palabras”, nos damos
cuenta de que esto aplicado a un caso práctico sería el sustento mismo de un
tipo de comunicación telepática...
De
esta manera podemos concluir que lo expuesto por Jacobo Grinberg, los rabís
judíos y el sufí Shams de Tabriz se puede sintetizar en que el nivel de
comprensión depende de tres factores: la experiencia de vida, el nivel de
discernimiento, y el grado de conciencia que se haya desarrollado.
Sobre
Shams de Tabriz
Shams
de Tabriz fue un maestro y místico sufí, reconocido como alquimista, filósofo,
astrónomo, lógico y dialéctico. Siendo un monje errante viajó por Asia Central
y Asia Menor buscando el conocimiento de maestro en maestro y se dice que logró
adquirir múltiples poderes extraordinarios que lo hacían admirable y temible;
sin embargo, habiendo conocido a un gran número de eruditos y Sheijs, en sus
propias palabras, no fue capaz de encontrar lo que estaba buscando en ninguno
de ellos. Nadie pudo entender realmente su estado espiritual. Shams confesó
alguna vez: “cuando yo era niño, veía a Dios, veía al ángel, contemplaba las
cosas misteriosas del mundo superior y del mundo inferior. Pensaba que todos
los hombres veían lo mismo”.
Rumi
había logrado alcanzar los niveles de la perfección, se había asentado en
Konya, se había convertido en maestro y en guía espiritual a los 50 años de
edad. No precisaba ya dirigirse a otros lugares de conocimiento. Shams, sin
embargo, tenía más de 60 años y aún se hallaba de viaje, buscando un guía
espiritual, que finalmente halló en Rumi.
Rumi,
aquel que ha alcanzado la gloria de la proximidad de Dios mientras estaba vivo:
Rumi era un "Insan Al-Kamil", poseedor de clarividencia y estados
espirituales y sin embargo la vida de Rumi se transformó en noviembre de 1244,
cuando conoció al desconcertante y perturbador Shams de Tabriz, figura
misteriosa y fascinante. Como se dice en la tradición sufí, fue "un
encuentro entre dos océanos". Ese maestro misterioso inició a Rumi en la
experiencia mística del amor. La vida de Rumi cambió de forma radical tras
conocer al derviche Shams de Tabriz.
El
encuentro de Rumi con Shams puede compararse con el de Abraham y Melquisedec en
la tradición judeocristiana o bien con el encuentro de Moisés y Al-Jidr
(también conocido como Khezr o Jader) en la corriente islámica.
Un
Melquisedec y un Shams son mensajeros de la Fuente. No hacen nada por sí
mismos, sino que traen iluminación a alguien que puede recibirla, alguien que
está muy completo o muy vacío. Rumi era uno que estaba muy completo. Luego de
recibirla pudo aplicar este mensaje para beneficio de la humanidad.
Tú me amarras, y yo enrabiado, rompo las ataduras para
lanzarme
Al aire, un resplandor redondo, el punto de luz de una vela
Todo razón, todo amor
Esta dicha que me aturde es tu hacer
Esta resaca, tu tierna espina
Te giras para mirar, me giro
No lo estoy diciendo bien.
Soy un loco apasionado que ensoga mujeres de espíritu
Soy Salomón
Todo lo que se va regresa. Regresa tú
Jamás nos hemos abandonado el uno al otro
El incrédulo oculta
la incredulidad,
Pero yo voy a revelar su secreto
Cada vez más despierto me levanto de noche
Giro y caigo de amor por Shams
La figura más insignificante
He intentado descubrir de alguna manera
De que mi cara se vuelva tuya
¿Puedo susurrarte al oído un sueño que he tenido?
Serás el único al que se lo cuente
Inclinas la cabeza riéndote.
Como si dijeras: Conozco ese truco que escondes pero sigue adelante
Soy una imagen que pespunteas en un tapiz
Con hilo de oro, la figura más insignificante
Un añadido travieso
Pero nada de lo que tú moldeas es insulso
Soy parte de la belleza
Atrapo un trozo de madera y se convierte en un Laúd
Hago algún acto indigno y se convierte en beneficioso
Digo que no se debe de viajar dentro del mes sagrado,
Y entonces yo parto y suceden cosas maravillosas
https://www.youtube.com/watch?v=VBEwP95zNGk&list=PLM_PSfbDWOf1Nl3mChVLAUt77tUsL-y1f&index=5
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