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sábado, 17 de septiembre de 2022

De cuando Cardenio develo el misterio pascual

 De cuando Cardenio develo el misterio pascual

Un día Cardenio vio acercarse en sueños a dos hombres con una citación en la mano en la que podían leerse estos tres caracteres: Cardenio Cardenio(en inglés) Cardenio (en chino). Se llegaron hasta él y, sin mediar una sola palabra, le ataron con una cuerda y se lo llevaron a rastras. El espíritu de Cardenio forcejeó cuanto pudo, pero sus esfuerzos resultaron inútiles. No tardaron en llegar a los lindes de una ciudad. Sin saber por qué, Cardenio levantó la cabeza y vio un letrero de metal en el que habían sido grabados los siguientes caracteres: "Ésta es la Región de la Oscuridad". Cardenio  recobró del todo la consciencia y dijo: - La Región de la Oscuridad es la morada de Yama, el Rey de la Muerte. ¿Se puede saber por qué me habéis traído aquí? - Muy sencillo - respondieron los dos hombres -. Ha finalizado tu etapa en el Mundo de la Vida y hemos recibido la orden de arrestarte. - Yo soy Cardenio soy conocedor del misterio pascual.: Christian Franco Rodriguez

Fernando PM El logos acompaña el mito y remite al misterio todo comienza con la búsqueda del misterio pascual para superar la muerte en mesopotamia ya en las tablillas de Gilgamesh esta presente de ahí pasara hasta Egipto con el mito de Isis donde el misterio legitima el poder, los Persas tendrán el misterio dual, moral el misterio del bien y del mal y de ahí surgirá el misterio dharmico que será la base del hinduismo y de ahí vendrá el Budismo y jainismo y el misterio Dionisiaco-apolíneo que es la base de toda la cultura griega y es que si el misterio Dharmico se basa en retornar a la no existencia superando las reencarnaciones, el misterio dionisiaco se basa en prologar la existencia ya sea como recuerdo glorioso o como vida divina los judeocristianos recogerán todos estos misterios para darle forma definitiva al misterio pascual en Jesucristo, Parménides es apolíneo Heráclito Dionisiaco , toda la filosofía será un intento de sintetizarlos, ahora hay un misterio que es el de la unidad transversal a todos los misterios cuando se declara que hay un solo Dios y que en el fondo todo es uno este estará tanto en el taoísmo como en toda religión revelada y será la base de la filosofía desde Pitágoras hasta que Nietzsche invierta esta unidad en multiplicidad haciendo que la filosofía no sea mas la búsqueda de la unidad, verdad, belleza , ser sino la multiplicidad de discursos en el devenir aquí es donde el logos y el mito se separan y los relataos se fragmentan en voluntades de poder.

 Por lo tanto, Yama no tiene jurisdicción alguna sobre mí. ¿Cómo es posible que os haya ordenado arrestarme? ¡Carece de poder para ello! Pero los hombres no le hicieron el menor caso. Continuaron empujándole y tirando de él, decididos a hacerle entrar por la fuerza en la ciudad. Cardenio se puso furioso, al ver la desconsideración con que le trataban. Sacó la barra de hierro, la hizo crecer hasta que hubo alcanzado el grosor de un cuenco de arroz, la elevó por encima de su cabeza y la dejó caer sobre los dos desgraciados, que al punto quedaron reducidos a pura ceniza. Después se libró de la cuerda y, con las manos totalmente libres, entró a saco en la ciudad, blandiendo la barra. Al verlo, demonios con cabeza de toro se escondieron aterrorizados, mientras otros con cara de caballo encontraban refugio donde buenamente podían. Un destacamento de soldados fantasma lograron llegar al Palacio de la Oscuridad y gritaron, jadeantes por su empavorecida carrera: - ¡Se ha producido una gran calamidad! ¡Un incalificable desastre! Un dios del trueno, con la cara cubierta totalmente de pelo, ha entrado en la ciudad como un torbellino y se dirige hacia aquí. La noticia alarmó de tal manera a los Diez Reyes del Mundo Inferior que se estiraron un poco las ropas y salieron a ver qué era lo que pasaba. Al ver la aguerrida y fiera figura de Cardenio se pusieron en fila, siguiendo escrupulosamente el rango que ocupaban en el reino de la muerte, y, después de saludarle con inesperado respeto, le preguntaron: - ¿Os importaría decirnos cuál es vuestro nombre? - Soy Cardenio, sabio de origen celeste procedente del gram risco - contestó Cardenio -. ¿Se puede saber qué clase de funcionarios sois vosotros? - Somos los Emperadores de la Oscuridad - respondieron, a su vez, los Diez Reyes, haciendo una reverencia -, los Señores del Mundo Inferior. - Decidme cada uno vuestro nombre, si no queréis que os dé una paliza – amenazó Cardenio. - Somos - replicaron los Diez Reyes a la vez - el Rey Chin-Kuang, el Rey del Río de los Orígenes del que todo surgió, el Rey del Imperio de los Sung, el Rey de los Espíritus Vengadores, el Rey Yama, el Rey de los Rasgos Idénticos, el Rey del Monte Tai, el Rey de los Mercados de la Ciudad, el Rey del Cambio Total y el Rey de la Rueda-que-nocesa-de-girar. - Puesto que todos sois miembros de la realeza - les increpó Cardenio -, deberíais ser un poco más inteligentes y saber a quién recompensáis y a quién castigáis. ¿Cómo es posible que seáis incapaces de distinguir el bien del mal? Yo he penetrado en los secretos del misterios pascual  y he recibido en recompensa la inmortalidad. Poseo, por tanto, la misma edad que los Cielos, encontrándome al otro lado. ¿Por qué habéis ordenado, pues, mi arresto? - Tratad de controlaros, por favor - le sugirieron los Diez Reyes -. Como comprenderéis, la cosa no es tan sencilla.  Muéstranos el libro de la vida  y te dejaremos partir-  El libro para poder leer lo oculto en una rosa y pronunciar el verbo sin palabras ¿Hay en verdad un libro o lenguajes seduciendo nuestras entrañas? Emigramos en ellos hacia ellos En ellos buscamos refugio para liberar nuestra cadencia del encadenamiento de sus ritmos Y a ellos volvemos para repetirlos en lenguajes distintos No el libro, sino los deseos insaciables de las profundidad es del cuerpo y el vacío que se abriga a su sombra. No el libro, sino la poesía infinita No el libro, sino el viento que lee lo escrito por las arenas y aquello que dirá la espuma No el libro: las rutas que a él nos llevan son ciudades bajo llave No el libro, escribe tú, revuelta el cuerpo del canto y grita ¡ven a mí mi amor, bóveda celeste! No el libro, las palabras son velos Cada vez que leo, me implico más con las cosas Acaso me verás ascender, como por primera vez los escalones del libro, transformar sus espejismos, y convulsionar el cielo que lo alberga, el espacio cuya sombra lo cobija   No el libro, sino Adán Adán, al fin, no es sino una herida, y al domeñarse, la herida se avoca hasta el cielo, tornándose imagen Se hubiera dicho entonces que se humaniza su arcilla No el libro, sino Adán Adán no es sino una palabra que comprende en su composición la sangre Al balbucear, resbaló la manzana de su mano Desde entonces, el cuerpo de la poesía entrega sus miembros a la locura, el vértigo se adueñó de sus días No el libro, sino Adán Adán , cuyo comienzo es el agua, ¿en que barro grabaste el final? Henos descifrando el verbo en la arcilla, Extrayendo su agua del barro ¿Saldremos alguna vez de esta oscuridad? Adán, en éstas las letras de tu nombre está el dolor de los cuerpos, la voz del tiempo Me enredo en ellos, de su tañer fabrico un astro me esbozo, así mi rostro es de palabras Ese rostro es la eternidad.    Y agarrando su barra de hierro, abandonó la Región de la Oscuridad. Los Diez Reyes no se atrevieron a impedírselo ni osaron dirigirle otra vez la palabra. Consideraron más oportuno acudir directamente al Palacio de la Nube de Jade y consultar al Rey Ksitigarbha sobre lo ocurrido. En su ánimo estaba informar al Cielo de tan desagradable incidente, asunto del que, por el momento, no trataremos

https://libros.colmex.mx/wp-content/uploads/2021/04/boled_102.pdf  



De cuando Cardenio ascendió  al cielo

“Escuchar a alguien es ponerse en su lugar mientras habla. Es una atención intensa, pura, desinteresada, gratuita, generosa. Esa intención es amor. La belleza es el misterio supremo aquí abajo. Es un resplandor que reclama atención”.

Simone Weil   

 

- La Región de la Oscuridad - comenzaba afirmando el escrito - es la porción más inferior de la Tierra. De la misma forma que los Cielos están reservados para los dioses, la Tierra pertenece de lleno al dominio de los espíritus. De esta forma, la vida y la muerte se van sucediendo de una manera totalmente cíclica. Las bestias y los animales están continuamente naciendo y muriendo. El macho y la hembra son los encargados de tan extraordinario proceso, principios creativos en los que todo nacimiento y transformación tienen su origen. Tal es el orden de la naturaleza, que en modo alguno puede ser alterado. Pero de pronto ha irrumpido en nuestros dominios Cardenio, un funesto personaje de origen humano, residente actualmente en el risco de la sierra morena,  cultivador asiduo de todo tipo de maldad y violencia, y se ha negado a aceptar nuestras irrevocables decisiones. Valiéndose de la magia, se libró de los espíritus mensajeros de la Oscuridad de los Nueve Pliegues, llegando a aterrorizar incluso, por pura fuerza, a los Diez Piadosos Reyes que la gobiernan. Pero fue aún mayor la confusión que trajo al Palacio de la Oscuridad, ya que, haciendo uso de tan censurables métodos, debelo el libro de la vida. Como consecuencia se ha perdido el necesario control sobre todo personaje , que ahora goza de una desproporcionada vida larga, y la rueda de la transmigración se ha visto detenida con inesperada brusquedad, ya que han sido eliminados del mundo de los imaginarios de nacimiento y  muerte. Sabemos que, al presentaros este informe, corremos el riesgo de atraer vuestro enfado sobre nuestras cabezas, pero hemos considerado que hacerlo era nuestro deber. Por tanto, humildemente nos atrevemos a sugeriros que enviéis cuanto antes vuestro ejército contra ese usurpador. De esa forma, la vida y la muerte quedarán, una vez más, bajo nuestro control y el Mundo Inferior volverá a recobrar la seguridad que desde siempre poseyó. Os presentamos este informe con el mayor de los respetos. En cuanto el Emperador de Jade lo hubo leído, se volvió a su súbdito y le ordenó: Podéis regresar al Mundo Inferior. Os aseguro que mis generales detendrán a ese culpable y le darán su merecido. El Rey Chin-Kuang volvió a tocar el suelo con la frente, en señal de gratitud, y abandonó el palacio de su señor. En cuanto se hubo marchado, el Gran Deva convocó a su consejo de inmortales y les preguntó: - ¿Sabe alguno de vosotros cuándo nació ese Personaje alborotador y en qué reencarnación comenzó su largo camino hacia la perfección? ¿Cómo es posible que haya llegado en tan poco tiempo a alcanzar un dominio semejante del Gran Arte? Apenas había acabado de hablar, cuando dieron un paso al frente el Ojo de los Mil Kilómetros y el Oído del Viento Férreo y dijeron a coro: - Ese es el personaje  que nació bajo la acción directa del Cielo hace aproximadamente quinientos  años cuando Carvantes pudo contemplar el alma humana como nadie lo había hecho ante él. A pesar de su origen, no parecía tener poderes especiales, era un personaje secundario no supimos ver ni oír en sus palabras la sabiduría que el Quijote y Sancho transfirieron a este personaje que estaba retirado por la traición de su amigo Fernando y de su prometida Luscinda   por lo que desconocemos dónde ha podido adquirir el conocimiento del que ahora hace gala y que ha terminado convirtiéndole en un inmortal.

Más sabemos que varios autores entre ellos otros españoles, franceses e ingleses lo han recreado al punto de ser considerado como el último personaje que recreo en una obra William Shakespeare, conscientes de que la última etapa del bardo, se logra superar toda tragedia y toda comedia haciendo florecer la vida creemos que Cardenio paso a ser una máscara biodramturgica siendo capaz de encarnar y alterar cualquier sistema literario y es así como ha parado en las aventuras del rey mono y las está  recreando a su gusto. Para él no encierra secreto alguno amaestrar tigres y dominar dragones 5, a la luz de lo cual no resulta tan sorprendente que altere por la fuerza los Registros de la Muerte. - ¿Quién de mis generales está dispuesto a bajar a detenerle? - volvió a preguntar el Emperador de Jade. No había acabado de hacerlo, cuando dio un paso al frente el Espíritu Sempiterno del Planeta Venus y, postrándose rostro en tierra, dijo: - Altísimo Soberano, todos los seres de las Tres Regiones que disponen en sus cuerpos de nueve aperturas son capaces de alcanzar la inmortalidad a través del simple ejercicio. No es raro, por tanto, que ese Cardenio  lo haya logrado, máxime cuando el mismo Cielo en Cervantes  y la Tierra en Shakespeare  colaboraron en la formación de su cuerpo, el sol y la luna fueron los encargados de modelar sus rasgos y él mismo posee una cabeza que señala directamente a los Cielos, unos pies que se apoyan en la Tierra Para andar y se alimenta de neblinas y rocío. ¿En qué se diferencia de un ser humano, ahora que incluso puede dominar dragones y amaestrar tigres? Las fuerzas que hay que conciliar  en el hombre son intrínsecamente hostiles. El alma consciente pugna contra las actividades de la parte inconsciente, física, instintiva del ser total. La vida de la una es la muerte de la otra, y viceversa. Pero el hombre sensato trata al menos de guardar el equilibrio. Los cristianos, que no eran sensatos, han dicho a las gentes que debían echar la mitad de sí mismas al cesto de los papeles. Y ahora vienen los científicos y los hombres de negocios y les dicen que deben arrojar la mitad de lo que nos han dejado los cristianos. Pero Cardenio no  quiero estar muerto en las tres cuartas partes. Prefiere estar vivo, enteramente vivo. E inicia una revolución en favor de la vida y de la plenitud. Los hombres desean reforzar dentro suyo la conciencia de que son aquello que ellos mismos siempre han considerado ser, pero también desean –reiteradamente y con incontenible violencia– llegar a alcanzar la conciencia de que son algo más. Se arrojan fuera de sí mismos para poder rebasar los límites del pequeño y aislado universo dentro del que cada uno se halla confinado. Este deseo de trascendencia que invade a un individuo no es idéntico al deseo de escapar al dolor físico o al dolor moral. Es verdad que, en muchos casos, el deseo de escapar al dolor refuerza el deseo de trascendencia que uno tiene; pero este último puede existir sin el otro. Si no fuera así, los individuos sanos y afortunados que «han hecho un excelente ajuste con la vida» nunca sentirían la urgencia de ir más allá de sí mismos. Pero lo hacen. Hasta entre aquellos a quienes la naturaleza y la fortuna han dotado con más esplendidez, encontramos un profundo y arraigado horror de su propia personalidad, un ardiente anhelo de quedar libres de esa repulsiva identidad a la que la misma perfección de su «ajuste con la vida» los ha condenado. Cualquier hombre o mujer, tanto el ser más feliz, como el más desgraciado y miserable, pueden llegar, súbita o gradualmente, a lo que el autor de La nebulosa de lo desconocido denomina «desnudos conocimientos y sentimiento del propio ser». Esta conciencia inmediata de la propia personalidad engendra un agónico deseo de rebasar la isla del yo que está en cada uno.Cardenio por lo mismo ha dejado de ser Cardenio y es Hamlet es Otelo, es Macbeth, el Falstaff, es puck, es Cordelia, es Julieta, es Ofelia Como en el Quijote o en el Nuevo Testamento, o en la obra de Tolkien no solo importa lo que se cuenta y el cómo se cuenta, sino también quién cuenta cada cosa. Aunque narrado en tercera persona, El hobbit pasa por ser el relato del propio Bilbo sobre sus aventuras; una crónica que heredarán su sobrino Frodo y finalmente Sam Gamyi para completar El libro rojo de la frontera del oeste, que nosotros conocemos como El Señor de los Anillos. Del mismo modo, El libro de los cuentos perdidos sería el fruto (ficticio) de una tradición oral recogida por el marinero Aelfwine. Y los propios personajes de El Señor de los Anillos se erigen en portadores de la tradición, relatando las historias de los días antiguos en canciones o en cuentos contados al calor de la hoguera. Por eso mismo, nada de lo que está plasmado en el papel puede recibirse como si fuera la verdad absoluta sobre estos hechos que nunca ocurrieron. En todo caso, El Silmarillion, los cuentos perdidos, las baladas de Beleriand y el propio El Señor de los Anillos son tan solo fuentes diferentes y alternativas para contar una misma historia. Y Los Anillos de Poder, entonces, será ni más ni menos que eso: una fuente más sobre unos acontecimientos perdidos en las brumas de la leyenda.

Ni siquiera las dos obras que Tolkien sí acabó y publicó en vida se libran (por fortuna) de esta idea de transitoriedad y subjetividad, como demuestran las sucesivas reescrituras de El hobbit después de su publicación: primero, para amoldar el cuento de Bilbo a lo narrado después en El Señor de los Anillos, eliminando discrepancias y añadiendo detalles que le permitiesen encajar en un legendarium al que, en un principio, no pertenecía. Y después, comenzando un nuevo borrador (que abandonó a las pocas páginas) con el que pretendía reescribir la historia por completo con un tono menos infantil, más cercano al de su épica secuela. No cabe duda de que, si hubiera sido bendecido con la longevidad de los elfos, Tolkien habría cambiado la historia de Frodo y el Anillo Único más veces que George Lucas la trilogía original de Star Wars. Y está bien que sea así.

Porque el viejo profesor de Oxford no quería escribir novelas, relatos o poemas: quería construir toda una mitología. Y la propia noción de mitología es incompatible con la existencia de una versión canónica, única y definitiva. Los mitos se definen por su multiplicidad, por sus variaciones, evoluciones y, sí, contradicciones. Por la forma en que cada sociedad los recoge y adapta a su sistema de valores y a la realidad del momento. Por eso mismo, la mejor forma de mantener vivo el legado de J. R. R. Tolkien es negarse a convertirlo en un fósil narrativo, seco e inmóvil, y seguir acompasándolo al mundo como hizo su autor. Y como, sin duda, seguiría haciendo si estuviera aún hoy entre nosotros.

Nadie puede concentrar su atención en el mal o en la simple idea del mal, sin verse afectado por él. Una posición más profunda contra el demonio que con Dios, es peligrosa. La posesión es con mayor frecuencia secular que sobrenatural. Los hombres son poseídos por los propios pensamientos de odio a una persona, a una clase, a una raza, a una nación. Actualmente, los destinos del mundo se hallan en manos de los que se han endemoniado por sí mismos, de esos hombres que son poseídos por, y que manifiestan, el mal que han elegido ver en otros. No creen en los demonios, pero han hecho todo lo posible para ser poseídos y lo han logrado. Y puesto que creen menos en Dios que en el diablo, parece inverosímil que sean capaces de curarse a sí mismos de su posesión.

Escuchar a alguien es ponerse en su lugar mientras habla. Es una atención intensa, pura, desinteresada, gratuita, generosa. Esa intención es amor. La belleza es el misterio supremo allá  abajo. Es un resplandor que reclama atención”.

Y eso es lo que intenta Cardernio en su búsqueda de transcendencia que el mito se recree una vez más y que lo podamos atender nuevamente.  Permitid a vuestro siervo recordaros que siempre os habéis mostrado generoso con todos los seres. ¿Por qué no hacéis público, pues, un decreto de reconciliación, le ordenáis después venir a estas Regiones Celestes y le concedéis algún cargo de tipo oficial? De esta forma, su nombre quedará consignado en el registro y podremos controlarle mejor. Si se muestra respetuoso con vuestras decisiones, será recompensado convenientemente y adquirirá una posición más alta. Si, por el contrario, se rinde a la desobediencia, le arrestaremos sin pérdida alguna de tiempo. De esta forma, nos ahorraremos, en primer lugar, una expedición militar y, en segundo, daremos entre nosotros la bienvenida a un inmortal con el decoro que merece. - Vuestros puntos de vista son acertados y prudentes - comentó, complacido, el Emperador de Jade -. Tened por seguro que los seguiremos al pie de la letra. Se volvió a continuación al Espíritu Sideral de las Canciones y le ordenó que redactara inmediatamente el decreto, nombrando acto seguido mensajero del mismo a la Estrella de Oro del Planeta Venus. En cuando el documento estuvo concluido, éste lo tomó en sus manos y abandonó el Palacio Celeste por su Puerta Sur. Sin pérdida de tiempo se montó en su nube santa y descendió, como una exhalación, hasta el gran risco . Allí se encontró con el viento, al  que informó: - Soy un mensajero celeste, enviado directamente desde lo alto, y traigo conmigo una orden imperial en la que se invita a vuestro rey a acudir sin pérdida de tiempo a las Regiones Superiores. Al oírlo, Cardenio se sintió profundamente halagado y dijo: - No hay nada intrínsecamente absurdo o contradictorio en la idea de la admisibilidad de espíritus no humanos, sean buenos, malos o indiferentes. Nada nos obliga a creer que la únicas inteligencias que hay en el universo se hallan conectadas al cuerpo del ser humano y de los animales en general. Si se acepta el testimonio que nos ofrecen la clarividencia, la telepatía y la previsión, entonces debemos admitir que hay procesos mentales en verdad independientes del espacio, del tiempo y de la materia. Si esto es así, parece que no existe razón alguna para negar a priorique puede haber inteligencias no humanas, enteramente descarnadas o asociadas con la energía cósmica de un modo hasta ahora para nosotros desconocido.

Todavía ignoramos cómo se halla asociada la mente de una persona con esa vorágine de tan compleja organización, ese vértice misterioso de la energía cósmica al que llamamos cuerpo. Que existe alguna asociación es evidente; ahora bien, de lo que no tenemos idea es de cómo la energía se transforma en proceso mental y cómo el proceso mental afecta a la energía. Precisamente estos dos últimos días he estado cavilando sobre la posibilidad de hacer un pequeño viaje a los Cielos y resulta que ahora viene un enviado de lo alto a invitarme. No puede decirse que mi suerte sea mala. A toda prisa se arregló un poco las ropas y salió a dar la bienvenida a tan ilustre huésped. La Estrella de Oro se llegó hasta el centro mismo de la caverna y se mantuvo todo el tiempo de pie, sin dejar de mirar hacia el sur. - Yo - anunció, solemne - soy la Estrella de Oro del Planeta Venus y he descendido a la Tierra para entregaros en mano este decreto de reconciliación de parte del Emperador de Jade e invitaros a ascender al Cielo, donde recibiréis uno de los nombramientos más altos reservados a los inmortales. - Agradezco sobremanera la inesperada visita de la Estrella de Oro Una poesía que representa al hombre aislado de la naturaleza, lo hace inadecuadamente. Y, de modo análogo, una espiritualidad que anhela conocer a Dios sólo en las almas de los hombres, sin considerar al propio tiempo el mundo que no es de naturaleza humana y con el cual nos hallamos de hecho indisolublemente ligados, es una espiritualidad que desconoce la plenitud del ser divino. - replicó Cardenio, sonriendo.  -: Preparare un banquete para nuestro ilustre visitante. La Estrella de Oro, sin embargo, rechazó tan halagadora invitación, diciendo: - Como portador de un documento imperial, no me está permitido permanecer aquí mucho tiempo. Me temo que debo pediros que vengáis conmigo inmediatamente. Ya tendremos más adelante ocasión de charlar y divertirnos juntos, cuando hayáis sido ascendido a la alta posición que el Emperador os tiene reservada. - Vuestra presencia entre nosotros es un incalificable honor - dijo, ceremonioso, Cardenio -. Me da no sé qué dejaros marchar con las manos vacías. Poco más podía hacer y Cardenio, montándose en la misma nube que la Estrella de Oro, se elevó a toda prisa. Guiado por su acompañante, ascendió hasta el punto más alto del Cielo, el reservado a los inmortales de mayor rango, donde se encontró con la sorpresa de que su nombre había sido escrito en los incontables rollos de papel que cubrían las columnas de nubes. Desconocemos qué cargo le fue confiado por la benevolencia del Emperador Celeste. Quien desee saberlo deberá escuchar atentamente las explicaciones que se ofrecen en el capítulo siguiente. 


https://elvuelodelalechuza.com/2018/09/16/la-armonia-perenne-de-aldous-huxley/?fbclid=IwAR1ug9eELnWBIANSSJS8mhY80jOwGvia2c6pKsioDt8tVlZPT6y4tVmNf9M 


https://www.jotdown.es/2022/09/tolkien-adaptacion-los-anillos-de-poder/?fbclid=IwAR2idx_W9f9dt_wJ-w8y6eGlEM9_6dfx9uf2sAmgAOwmsvsAry84OnxfkJU  



¿Quién podrá hacer frente a Antauro Humala?

 

¿Renovación popular con López Aliaga? No lo creo, Porky solo conseguirá echar más leña al fuego y terminara transfiriéndole más energía a Antauro.

¿Juntos por el Perú con Veronika Mendoza? Para nada la izquierda caviar está  fuera de juego.

¿Keiko Fujimori? Marcada como perdedora no tiene nada que hacer

 

¿Y entonces Quien? Hello Kitty   

 

¿Algún día comprenderá Antauro Humala y los políticos en general que la política se juega primero en lo estético?

 

Y mientras la estética cuqui kawaii siga avanzando en lo jóvenes, estéticas de compromiso y sus discursos quedaran muy limitadas.

 

Para afrontar esta guerra de imaginarios leamos un capítulo más de Cardenio.

 

De cuando Cardenio enfrento a la estética cuqui y kawaii en una guerra de imaginarios.

 

 

La Estrella de Oro del Planeta Venus abandonó la caverna acompañada por el Horroroso Cardenio  y juntos se remontaron por encima de la nubes. Cuando, después de bajar de su nube, se disponía a entrar en el palacio, aparecieron el Devaraja Virudhaka, Pang, Liu, Kou, Pi, Tang, Hsin, Chang, Tao y otros héroes celestes con espadas, cimitarras, hachas y espadas en las manos. Con ademán fiero se llegaron hasta él, cortándole la entrada e impidiéndole seguir adelante. - ¿Qué clase de estafador es ese tal Estrella de Oro? - exclamó, malhumorado, Cardenio -. Si, como dice, he sido invitado a venir aquí, no comprendo cómo todos éstos vuelven contra mí sus espadas y lanzas, negándose a dejarme entrar. No había acabado de airear tan justa protesta, cuando la Estrella de Oro llegó jadeando. Cardenio se volvió, furioso, contra él y le recriminó, diciendo: - ¿Por qué me has engañado? Si estoy aquí, es porque tú mismo me informaste de que el Emperador de Jade te había entregado un decreto de reconciliación para mí. Si eso es cierto, ¿cómo es posible que me cierren éstos la entrada y se empeñen en no dejarme pasar? - Ante todo tratad de calmaros - le aconsejó la Estrella de Oro, sonriendo -. Puesto que antes no habéis estado en el Palacio Celeste ni poseéis un nombre apropiado, es natural que no os conozcan los guardianes. ¿Cómo van a dejaros pasar, si sois un perfecto desconocido para ellos? En cuanto os hayáis entrevistado con el Honorable Veda y éste os haya confiado una responsabilidad oficial, vuestro nombre aparecerá en las listas de los inmortales y podréis entrar y salir cuando buenamente os plazca. ¿Quién va a atreverse entonces a cortaros la entrada? - Todo eso me parece muy bien - admitió Cardenio, más calmado -. Pero, visto cómo me han tratado, no pienso entrar solo. - En ese caso, lo haré yo con vos - concluyó la Estrella de Oro, agarrándole de la mano. De esta forma, se dirigieron hacia la puerta. Cuando estaban a pocos pasos de ella, la Estrella de Oro levantó la voz y dijo con todas sus fuerzas -: ¡Abrid las puertas, guardianes del Palacio Celeste, y dejad entrar a este respetable inmortal! Procede de la Región Inferior y ha sido llamado por el Emperador de Jade en persona para hacerle entrega de un decreto de reconciliación. El Devaraja Virudhaka y los otros héroes celestes depusieron al punto las armas y se hicieron a un lado para dejar pasar a visitantes tan ilustres. De esta forma, Cardenio terminó creyendo lo que se le había dicho. Guiado por la Estrella de Oro, entró, por fin, en el palacio, quedándose admirado ante tanta belleza. Era la primera vez que visitaba la Región de lo Alto y le impresionó vivamente la magnificencia del Salón Celeste, donde diez mil dardos de luz dorada giraban, como un torbellino, formando un impresionante arco iris de coral. La atmósfera poseía una delicada tonalidad azul, producida por miles de capas de aire sagrado. ¡Qué espléndida era, en verdad, la Puerta Sur! Estaba cubierta de brillantes teselas de color verde oscuro y coronada por impresionantes almenas de jade. A sus dos lados se veían apostadas veintenas de centinelas, algunos tan altos que sus cuerpos sobresalían por encima de los bastiones y, todos, armados con arcos y otras armas arrojadizas. Adondequiera que se dirigiera la vista podían verse seres celestes protegidos por armaduras de oro y sosteniendo en sus aguerridas manos hachas, látigos, cimitarras y espadas. Pero si impresionante era el exterior de la corte, su interior lo superaba con creces. Sus salones parecían jardines en los que sólo crecían enormes pilares, en los que habían sido esculpidos dragones de un color rojo brillante con escamas de oro puro que relucían al sol. En sus amplios espacios abiertos se habían levantado puentes llamativamente largos, sobre los que revoloteaban fénix de cabeza rojiza y plumaje de vivos y múltiples colores. A ratos una neblina brillante reflejaba la trémula luz del cielo, para tornarse verde a continuación y hacerse tan densa que llegaba a oscurecer el tímido parpadeo de las estrellas. En tan maravilloso lugar se elevaban las treinta y tres mansiones celestes , que poseen nombres tan significativos como Nube Desperdigada, Vaisravana, Pancavidya, Suyama, Nirmanarati... y en cuyo caballete del tejado se apreciaba la presencia de una bestia de oro. También podían verse allí las setenta y dos salas del tesoro, designadas con nombres tales como Reunión Matutina, Vacío Sobrenatural, Preciosa Luz, Rey Celeste, Divino Maestro... y cuyas columnas poseían frisos de unicornios de jade. Allí, igualmente, crecían flores que llevaban abiertas sin marchitarse más de mil milenios, y hierbas exóticas, usadas en la preparación de diferentes elixires, que no habían perdido su verdor durante los últimos diez mil años. Cardenio pasó junto a la Torre Dedicada al Gran Sabio, donde pudo ver las túnicas de seda de color púrpura, brillantes como estrellas relucientes, las gorras con forma de reptil, cargadas de oro y de piedras preciosas, las horquillas de jade, los zapatos de nácar, los fajines bermellones y los ornamentos dorados. Cuando se escuchaba el tañir de las campanas de oro, cruzaban el patio color escarlata brillante los uniformes de los Tres Jueces del Reino Inferior , mientras que, cuando se oía el redoble de los tambores celestes, lo hacían diez mil sabios de la corte, prestos a servir al Emperador de Jade. Cardenio pasó también junto al Salón del Tesoro de la Niebla Divina, donde las puertas y marcos eran de jade, y las puntas y clavos que los unían, de oro puro. Sus pasillos y corredores se contaban por millares y por doquier se veían esculturas y relieves de una perfecta y elegante hechura. Poseía tres y cuatro aleros, tan espaciosos que en cada uno de ellos cuidaban de sus crías los dragones y los fénix. En su punto más amplio se abría una espléndida cúpula redonda, gigantesca calabaza de oro color púrpura, bajo la que las diosas protectoras tendían sus abanicos y las doncellas de jade colgaban sus velos de inmortales. La apariencia de los mariscales celestes que supervisaban la marcha de la corte era feroz, y digna la de los diez mil oficiales entre cuyas responsabilidades sobresalía la de proteger el trono. Ninguno prestaba, sin embargo, atención especial a una fuente de cristal llena hasta rebosar de píldoras del elixir de la Gran Mónada, junto a la que había varios jarrones de cornalina con ramas retorcidas de coral sobresaliendo por la grácil apertura de sus bocas. En aquel salón celeste podía contemplarse todo género de objetos extraños, absolutamente diferentes de los que pueden encontrarse en la tierra, tales como arcadas de oro, carrozas de plata, capullos de coral, plantas de jaspe con brotes tiernos de jade... Para mayor asombro, un conejo de lapislázuli se acercó al trono para presentar sus respetos al Rey de los Cielos, mientras un cuervo de oro  vino volando a rendir pleitesía al Gran Sabio. ¡Qué inmensa suerte la de Cardenio, al ser admitido en los misterios del reino celeste, él, que en nada era tenido en el mundo de los hombres! La Estrella de Oro del Planeta Venus condujo al Horroroso  personaje de los genios a la Sala del Tesoro de la Niebla Divina, de donde fueron llevados, sin dilación alguna, a la presencia del Señor del Cielo. Al verle, la Estrella se echó inmediatamente rostro en tierra. Cardenio, por su parte, permaneció de pie, rascándose irrespetuosamente los testículos , mientras su compañero de viaje informaba a su señor del resultado de sus gestiones. - Vuestro humilde siervo - dijo la Estrella de Oro - ha traído consigo, según vuestro deseo, al inmortal reflexivo. - ¿Quién es ese inmortal reflexivo del que hablas? - preguntó el Emperador de Jade, condescendiente. Sólo entonces se avino Cardenio a hacer una pequeña inclinación y respondió con altanería: - ¿Quién otro podía ser más que yo? Los funcionarios celestes enmudecieron, escandalizados, y comentaron entre sí, malhumorados: - ¡Qué mostro  más maleducado! No sólo no se ha postrado ante el trono, sino que, encima, tiene la desfachatez de responder sin que nadie le haya preguntado. ¡Habrase visto tanta insolencia! ¡Es digno de pena de muerte! - Cardenio es un inmortal reflexivo, procedente de las Regiones Inferiores, que ha adquirido hace muy poco la apariencia humana - dijo el Emperador de Jade, saliendo al paso de sus comentarios -. Es lógico, por tanto, que desconozca la etiqueta de la corte, por lo que opino que esta vez debemos pasar por alto su insolente ignorancia. - Nos parece acertada la decisión de su majestad - replicaron los funcionarios celestes. Dándose cuenta de lo difícil de su situación, Cardenio dobló las manos sobre el pecho e hizo una profunda inclinación, al tiempo que musitaba una ininteligible expresión de gratitud. El Emperador de Jade se volvió entonces a sus subordinados y les ordenó que miraran si había algún puesto vacante que pudiera ocupar Cardenio. Al punto se adelantó el Espíritu Estrella de Wu-Chü, que informó con tembloroso respeto: - En todas las dependencias del Palacio Celeste no hay una sola posición vacante, gran señor. Sólo en los zoologicos cuqui y kawaii parece haber necesidad de un supervisor. - En ese caso - concluyó el Emperador de Jade -, que se haga cargo de los zoológicos  imperiales cuqui y kawaii  y que cuide lo mejor que pueda de los animales. Todos los cortesanos alabaron la sabia decisión del emperador, menos, por supuesto, el propio Cardenio, al que, sin embargo, no le quedó más remedio que hacer una profunda reverencia y expresar en voz alta la incondicionalidad de su gratitud. El Emperador de Jade se volvió entonces al Espíritu del Planeta Júpiter y le ordenó que acompañara a su nuevo oficial a los zoologicos. Cardenio  siguió al Espíritu hasta los zoologicos, dispuesto a cumplir con sus nuevas responsabilidades lo mejor que pudiera. En cuanto la Estrella de Júpiter le hubo dejado solo, convocó a todos sus subordinados - caballerizos, mozos y palafreneros - y les pidió que le pusieran al tanto de la situación de los zoológicos . Pudo comprobar, así, que el número de animales cuqui y kawaiis  superaba con mucho el millar, contándose entre ellos animales de la valía de Hello Kitty, pikachu, , Riakkuma, Kiiroitori, Chairoikoguma, Esposas de Dragón, Golondrinas Rojas, Alas Dobladas, Cascos de Plata, Amarillos Voladores, Castañas, Más-rápidos-que-lasflechas, Liebres Rojas, Más-veloces-que-la-luz, Luces Saltarinas, Sombras de Bóveda, Dispersadores de Niebla, Perseguidores de Viento, Destructores de Distancia, Alas Voladoras, Provocadores de Vientos, Brisas Huracanadas, Relámpagos Deslumbrantes, Gorriones de Cobre, Nubes Flotantes, Libélulas Multicolores, Tigres Pinteados, Quitadores de Polvo, Escamas Púrpura 5 y ejemplares procedentes de todos los rincones de la región de Ferghana . Eran animales que, como los ocho corceles y los nueve sementales, carecían totalmente de rival en un radio de mil kilómetros a la redonda. Los caballos celestes superaban en finura a todos los demás, a pesar de asemejarse su relincho al ulular del viento y poseer su galope la indescriptible fortaleza del trueno. Sin cesar hollaban la escarcha y se remontaban por encima de las nubes con inalterable brío. Cardenio repasó cuidadosamente las listas de los animales a su cargo y realizó una detenida inspección de todas las instalaciones. Las personas a su cargo eran incontables, encargándose unos de obtener las provisiones; otros de lavar y cepillar a los caballos, cortar el heno y prepararles la comida; y otros, finalmente, de velar por la buena marcha de todo el establecimiento. Desde el primer día el nuevo "pi-ma-wen"  no descansó ni un solo momento, supervisando personalmente el cuidado de los animales, preocupándose durante el día de su estado y velándoles con paternal diligencia por la noche. A los que querían dormir los hacía espabilarse y después les daba de comer, mientras que a los que deseaban galopar los hacía entrar en los establos y no los dejaba salir. De esta forma, consiguió que, en cuanto le veían, se comportaran con una docilidad inexplicable y todos engordaron al cabo de muy poco tiempo. Así transcurrió aproximadamente medio mes y los oficiales encargados de los otros departamentos decidieron que había llegado ya la hora de felicitarle por sus logros y admitirle definitivamente en su círculo de inmortales. Le ofrecieron, pues, un espléndido banquete, al que no faltó ninguno de los personajes más famosos de la corte. Cuando llegó el momento de los brindis, Cardenio aprovechó la ocasión para preguntarles: -   ¿Qué es lo cuqui y lo kawaii?- respondieron ellos, burlones es una forma de dominación . - Sí, pero ¿En qué  consiste insistió? - insistió él. -  Nos hemos acostumbrado a lo cuqui y ya ni siquiera advertimos su omnipresencia, como, por ejemplo, en el uso de los emoticonos, con personajes de edad indeterminada como E.T., la aparente ternura del pokémon Pikachu o la candorosa y entrañable Hello Kitty, o en el empleo de logotipos de marcas como Apple, que apela, tras su aparente inocencia, a un signo primordial de rebeldía: el de morder el fruto del árbol prohibido del Jardín del Edén. May sostiene que estos símbolos y objetos (¿quién no se ha quedado hipnotizado frente al manso y amable gato chino de la suerte que menea, incesante, su patita?) “no constituyen simplemente distracciones infantiles con respecto a las angustias del mundo actual”, sino que, a la vez, y en el fondo, “es ante todo una expresión burlona de la opacidad, la incertidumbre, la extrañeza, el fluir constante o devenir que nuestra época ha detectado en el mismo corazón de todo lo existe, esté dotado de vida o no”.  . - ¿Queréis decir que es tan peligroso que lo supera a todas las estéticas de dominación? - volvió a preguntar el personaje de los genios. - En una original y necesaria interpretación del fenómeno cuqui, Simon May especialista en Nietzsche  asegura que se ha establecido en nuestra forma de ver las cosas una deliberada despreocupación que expresa algo tan serio como la intuición de que, como ya apuntara Martin Heidegger, “la vida carece de firmes cimientos, que no posee ningún ser estable y duradero”, en palabras del propio May. Lo cuqui es lo por antonomasia indeterminado, y mezcla, habitualmente, formas humanas y no humanas. Además, en una reflexión muy similar a la que realizara el premio Nobel de Literatura Rudolf Ch. Eucken (quien denunciaba que hemos perdido el horizonte trascendente en nuestras vidas), May explica que lo cuqui “está en sintonía con una época que ha visto languidecer sus vínculos pretéritos con dicotomías sacrosantas como masculino y femenino, sexual y no sexual, adulto y niño, ser y devenir, efímero y eterno, cuerpo y alma, absoluto y contingente, e incluso bueno y malo”. Las categorías, a través del imperio de lo cuqui, han quedado difuminadas y acaso se han perdido para siempre.   - ¿Qué implica  eso de que las categorías se han perdido para siempre?  - inquirió, una vez más, el personaje de los genios. -  Certezas que repercuten en la antropología y, por tanto, en el modo que tenemos de relacionarnos, pues el espíritu de lo cuqui, a juicio de May, alimenta la creencia de que no podemos ya ni siquiera saber cuándo somos sinceros y auténticos con los otros, pero tampoco con nosotros mismos. Vivimos, más que nunca, en la escena de un teatro. Lo cuqui abre una nueva etapa en la forma de pensar lo humano y nos obligar a preguntarnos si lo cute no será –en el fondo, y no sólo en la forma– una distracción frívola con respecto al (atroz, despediado y neoliberal) espíritu de nuestro tiempo, además de una poderosa y ya irremplazable expresión del mismo. Lo cuqui, en su extremo, puede llegar a deshumanizarnos y paralizar nuestra acción, convirtiéndonos en “objetos comatosos o semiconscientes” que no quieren ponerse en un contacto honrado y noble (también en ocasiones doloroso) con la realidad. Todo se forja por y a través de la apariencia. Resuenan aquí las palabras inmortales de Quevedo:

No olvides que es comedia nuestra vida
y teatro de farsa el mundo todo,
que muda el aparato por instantes
y que todos en él somos farsantes.

 - ¿Cómo es posible que se me use para tan vil teatro loco? En el risco me mantenía consciente . ¿A quién se le ocurrió traerme hasta aquí con engaños para cuidar de esta estética deshumanizadora ? ¿Por qué han tenido que tratarme así, cuando todo el mundo sabe que poseo cualidades para transcender ? ¡No volveré a ejercerlo nunca más! ¡Me niego a ello! ¡Ahora mismo me marcho! Ciego de cólera, dio una tremenda patada a la mesa sobre la que había sido servido el banquete y se sacó de la oreja la barra de hierro, que, en un abrir y cerrar de ojos, adquirió el grosor de un cuenco de arroz. Repartiendo golpes a diestro y siniestro, salió de los zoologicos imperiales y se dirigió hacia la Puerta Sur. Como sabían que ahora ostentaba el grado de "pi-ma-wen", los guardianes celestes no se atrevieron a echarle el alto y le dejaron abandonar libremente el Palacio Celeste. En menos de lo que uno mueve un dedo, se montó en la nube y regresó a toda prisa al risco de la sierra morena. Desde el aire vio a los cuatro puntos que abrían el campo ontológico  posicionándose al bajar del axis mundo y de ponto tomo en cuenta que habían pasado diez años  - ¿Cómo que diez años? - exclamó Cardenio  meditando en el tiempo surgió un clamor de la tierra eran  demonios etnocaceristas  ¿Se puede saber para qué queréis verme? - les preguntó el personaje de los genios. - Hace ya bastante tiempo que deseábamos entrevistarnos con vos, pero no nos atrevíamos a solicitar una audiencia - confesaron los dos demonios -. Hoy, por fin, hemos oído que el Emperador Celeste os ha ofrecido un importantísimo cargo en su corte y que habéis regresado con más honores de los que un día partisteis. Eso nos ha animado a venir a regalaros esta túnica roja y gualda y a unirnos, así, a vuestra celebración. Si no tenéis inconveniente en tratar con gente tan vulgar y rastrera como nosotros, nos encantaría entrar a vuestro servicio, aunque sólo fuera como perros o animales de carga. No tengo servidores ni tampoco ahora amigos, el personaje de los genios rechazo  el regalo, que se puso allí mismo, mientras los demás le rendían pleitesía. Su insatisfacción era tan grande que, sin pensarlo dos veces,destruyo a los demonios Comandantes de la Vanguardia y Mariscales de los etnocaceristas. -  Al día siguiente el Emperador de Jade convocó a sus cortesanos y se dispuso a escuchar los informes de los responsables de los diferentes departamentos. Apenas había tomado asiento, cuando hizo su aparición en el patio rojizo el Maestro Chang , seguido del encargado en funciones de las caballerizas imperiales y uno de sus ayudantes. Los tres se echaron rostro en tierra y dijeron a su excelencia: - Ayer Cardenio, el inmortal al que confiasteis el cuidado de vuestros zoologicos, consideró que la estética cuqui y kawaii era alienable y enajenadora   y abandonó el Palacio Celeste con una actitud que no dudamos en calificar de auténtica rebeldía. No había acabado de decirlo, cuando se presentó el Devaraja Virudhaka al frente de los guardianes de la Puerta Sur e informó a su señor, diciendo: - Por razones que escapan a nuestra comprensión, el nuevo "pi-ma" abandonó ayer el palacio y aún no ha regresado. Al oír eso, el Emperador de Jade montó en cólera y les ordenó: - Vosotros y vuestros subalternos podéis regresar a vuestros puestos. Os aseguro que esa bestia no quedará sin castigo, porque pienso enviar un grupo de soldados a detenerle. El Devaraja cuqui  y el Príncipe Kawaii dieron entonces un paso al frente y dijeron con indescriptible respeto: - A pesar de no pertenecer al grupo de vuestros más destacados súbditos, solicitamos permiso para llevar a cabo la detención de ese monstruo. Impresionado por su valentía, el Emperador de Jade nombró al Devaraja cuqui jefe supremo de la expedición y ascendió al Príncipe kawaii a Presidente de la Asamblea de los Inmortales. Ambos quedaron constituidos, así, responsables de la fuerza que, sin dilación alguna, debía descender a las Regiones Inferiores y llevar a buen término el mandato del Emperador. Tras golpear repetidamente el suelo con la frente, solicitaron permiso para retirarse y fueron a despedirse de los suyos. Pasaron a continuación revista a las tropas, nombrando al Dios Espíritu Tierno, Jefe de la Vanguardia; al General Panza de Pecesito, Comandante de la Retaguardia, y al General de los Yaksas, Oficial de Enlace . Sin más demora, abandonaron el Palacio por la Puerta Sur y se dirigieron directamente al risco de la sierra moreana. Tras escoger un lugar adecuado para el asentamiento del campamento, el Dios Espíritu Tierno recibió la orden de atacar. El general se ajustó la armadura, tomó su hacha, que sólo usaba en defensa de la virtud y el orden, y se dirigió, decidido, hacia la Caverna de la Cortina de Agua. Delante de ella vio una gran multitud de monstruos - entre los que se contaban lobos, insectos, tigres, leopardos y otras alimañas semejantes -, saltando, lanzando alaridos y agitando sin cesar sus espadas y lanzas. - ¡Malditas bestias! - gritó el Dios Espíritu Tierno -. Id a informar al "pi-mawen" que acaba de llegar un general del Cielo con la orden específica de arrestarle. Decidle en nombre del Emperador de Jade que se rinda y salga lo más rápidamente posible. De lo contrario, todos vosotros seréis pasados por las armas. Los monstruos se precipitaron en desbandada al interior de la cueva e informaron a voz en grito a su señor: - ¡Qué desgracia! ¡La mala fortuna está a punto de cebarse en nosotros! - ¿Se puede saber de qué estáis hablando? - preguntó, sorprendido, el personaje de los genios. - Ahí fuera - explicaron lo mejor que pudieron - hay un guerrero celeste que dice venir en nombre del Emperador de Jade a arrestaros. Exige, por tanto, que salgáis cuanto antes y os rindáis, si no queréis que sean sacrificadas todas nuestras vidas. El personaje de los genios se puso en seguida de pie y ordenó con gesto marcial: - ¡Traedme mis aparejos de batalla! Sin pérdida de tiempo se ajustó sobre la cabeza el yelmo de oro rojo pasolini, protegió su pecho con la coraza de oro amarillo godardiano, se calzó los zapatos de andar por las nubes esculpiendoe l tiempo  y tomó en sus manos la barra de hierro con los extremos dorados. Al verlo, el Dios Espíritu Tierno se quedó mudo de espanto. La apariencia del personaje de los genios era tan impresionante que no podía apartar los ojos de él. Jamás había visto una figura tan magnífica como la suya. La coraza de oro que cubría su cuerpo brillaba como si fuera un remedo del sol, lo mismo que el yelmo dorado que protegía su cabeza. Tan impresionante atuendo no desdecía en nada de la barra con los extremos de oro que sostenía en sus manos, ni de los zapatos de hollar nubes y esculpir tiempos que calzaban sus pies. Para colmo, sus ojos brillaban con la furia de mil estrellas en llamas y por encima de sus hombros sobresalía la empinada dureza de sus dos orejas, que habían empezado ya, como todo su cuerpo, a metamorfosearse. Su voz sonaba, de hecho, a repique de campanas, resultando extremadamente difícil reconocer en ella al "pi-ma" de protuberante boca y dientes separados, que había cometido la osadía de criticar a la estética cuqui y kawaii. Pese a todo, el Dios Espíritu Tierno no se arredró y preguntó con fuerte voz: - ¿Me reconoces, personaje maldito? - ¿Qué clase de dios sin personalidad eres tú? - replicó en seguida el Gran Sabio -. Creo que jamás nos hemos visto, así que harías bien en decirme cuanto antes tu nombre. - ¿Qué quieres dar a entender con eso de que no me conoces, personaje reflexivo? - volvió a preguntar el enviado celeste -. Soy el Dios Espíritu Tierno, Jefe de la Vanguardia del Ejército Celeste al mando del Honorable cuqui, enviado por el Emperador de Jade para obtener tu rendición. Así que despréndete cuanto antes de todas tus armas y sométete al beneplácito celeste, si no quieres que todas las criaturas de esta montaña sean pasadas a cuchillo. ¡Tú mismo quedarás reducido a polvo en unos segundos, si osas abrir la boca para decir un simple no! - ¿Qué tipo de imprudente inocentón eres tú? - bramó el personaje de los genios, furioso -. ¡Deja de fanfarronear y de darle a la lengua, de una vez! Podría borrarte de este mundo con sólo tocarte con mi barra, pero, puesto que aún no te he dicho lo que tengo que decirte, te perdonaré de momento la vida. Regresa cuanto antes al Cielo y dile de mi parte al Emperador de Jade que no tiene el menor respeto por la auténtica belleza. Mírame a mí, por ejemplo. Mis capacidades son prácticamente infinitas y, sin embargo, sólo accedió a cuquizarme tiernamente  en vez de ver el drama de mis entrañas. ¿Has visto las palabras que he hecho bordar en mi estandarte? Expresan lo que de verdad soy. Te prometo, por tanto, que, si se me concede una posición expresiva en el cielo  con la que pueda expandir mi biodramturgia , depondré mis armas y volverá a florecer la paz en el universo. Pero si, por el contrario, el Emperador de Jade no accede a mis peticiones, no pararé de luchar hasta que haya puesto mis pies en la Sala del Tesoro de la Niebla Divina y me haya sentado en su trono de dragones. Al oír esas palabras, el Dios Espíritu Tierno abrió los ojos cuanto pudo y se volvió en la dirección en la que soplaba el viento. Fue así como descubrió en el exterior de la caverna un enorme mástil del que colgaba un estandarte gigantesco en el que podía leerse: "El Gran Sabio, destructor  del Cielo". El dios soltó la carcajada y exclamó con mal contenido desprecio: - ¡Estúpido personaje! ¡Es increíble lo fatuo y arrogante que has llegado a ser! ¿Cómo se te ha ocurrido arrogarte el título de Gran Sabio, destructor del Cielo, cuando eres incapaz de hacer frente al poderío destructor de mi hacha? - y lanzó contra su cabeza un certero revés. Pero personaje de los genios era un guerrero experimentado y no se arredró. Paró el golpe sin ninguna dificultad con la barra de hierro, dando así comienzo a un apasionante encuentro. Las dos armas eran, en verdad, inigualables. Una, la barra, se llamaba la no complaciente y en ella la historia de los refugiados   y de los terrorismos de estado era denunciada https://www.globalcitizen.org/es/content/ai-weiwei-sculpture-makes-bold-statement-about-ref/ https://bakhele.com/para-su-padre-y-su-hijo-ai-weiwei-esta-decidido-a-dejar-un-rastro/   la otra, el hacha, había recibido el nombre de Proclamadora de Ternuras https://es.wikipedia.org/wiki/Hello_Kitty . Las dos se encontraron repetidamente y ninguna mostró la menor debilidad ni dio muestras de ser superior a la otra. Si la una poseía extraordinarios poderes secretos, la otra no le iba a la zaga, mostrando abiertamente su poderío y su fuerza. Quienes las usaban eran, en verdad, espléndidos guerreros. Su concentración en cada golpe era tanta que parecían sabios volcados sobre un códice. Pero no era menor su fiereza. En cada encuentro los dos resoplaban neblinas y nubes, levantando a su alrededor oleadas de barro y tormentas de arena. No podía ser de otra forma, ya que ambos eran guerreros celestes. Pero el poder metamorfoseador del personaje de los genios no conocía límites y, a la postre, terminó imponiéndose a su rival quien esperaba que Cardenio se identificara con el rostro sin boca de Hello Kitty persiendose para siempre más la mirada de Cardeni que había contemplado tanto drama de Shakespeare era irreproducible ene l rostro frio de esta gata industrial. La barra de hierro parecía un dragón jugando en el agua y el hacha se asemejaba a un fénix rebanando flores con limpieza, pero el Dios Espíritu Tierno, a pesar de ser conocido en todo el mundo, no era contrincante para el Gran Sabio. Con un solo golpe de su barra era capaz de hacer desaparecer al cuerpo más fornido. El Dios Espíritu Tierno comprendió pronto que no tenía nada que hacer contra un rival tan formidable. Sin embargo, continuó defendiéndose lo mejor que pudo. El personaje de los geniso lanzó un terrible mandoble contra su cabeza, que él detuvo oportunamente con su hacha; pero no pudo evitar que el astil se le partiera en dos y no le quedó más remedio que dejar el campo libre, huyendo vergonzosamente para salvar la vida. - ¡Estúpido! - gritó, despectivo, el personaje de los genios -. No creas que has logrado escapar por tu propia industria. Si no te he rematado, ha sido porque quiero que regreses junto a tu señor y le transmitas mi mensaje. Corrido de vergüenza, el Dios Espíritu Tierno regresó al campamento y fue inmediatamente a ver al Devaraja cuqui. Resollando como un animal herido, se arrodilló ante él y dijo: - Ese "pi-ma" posee, en verdad, extraordinarios poderes mágicos. Los ha usado en contra mía y me ha resultado imposible dominarle. Deshonrado y derrotado, suplico ahora vuestra clemencia. - ¡No hay perdón para quien no sabe comportarse con hombría en el campo de batalla! - exclamó el Devaraja cuqui con acrimonia -. Sacadle fuera y ejecutadle. El Príncipe kawaii dio entonces un paso al frente e, inclinándose respetuosamente ante su superior, suplicó clemencia, diciendo: - Dejad apagar los rescoldos de vuestra ira y perdonad al Dios Espíritu Tierno la parte de culpa que haya podido tener en su vergonzosa derrota. Permitidme, al mismo tiempo, entrar en combate y así descubriremos si lo que afirma es verdad o no. Li-Cuqui no echó en saco roto su consejo y, volviéndose hacia el Dios Espíritu Tierno, le ordenó que se retirara a su tienda y esperara allí la notificación de su decisión definitiva. El Príncipe Kawaii, mientras tanto, vistió su armadura y salió a toda prisa del campamento, camino de la Caverna de la Cortina de Agua. Cardenio  levantó de pronto la vista y le vio acercarse con una fiereza que no cuadraba en absoluto con su extremada juventud. Su cabello apenas le llegaba, de hecho, a la altura de los hombros y los mechones que le caían por la frente aún acentuaban más su aspecto aniñado. Era meridianamente claro, sin embargo, que poseía una mente rápida e inteligente, que no desdecía en nada de la nobleza y elegancia de su porte. Quien le veía caía en seguida en la cuenta de que se trataba de un inmortal tan auténtico como el fénix o el unicornio, del que muy bien podía pasar por hijo. Por sus venas corría la sangre del dragón y eso le hacía poseedor de rasgos muy poco comunes incluso entre los inmortales. Lo tierno de su edad no era obstáculo para que dominara a la perfección seis clases de magia guerrera. Para él no encerraba secreto alguno volar, dar magníficos saltos y metamorfosearse en lo que buenamente le viniera en gana. No había nada de extraño en que el Emperador de Jade le hubiera nombrado Presidente de la Asamblea de los Inmortales. Al verle acercarse, Cardenio levantó la voz y le preguntó con visible sorna: - ¿Se puede saber de quién eres tú hermano y qué es lo que pretendes, viniendo a llamar a mi puerta? - ¡Maldito personaje rebelde! - gritó el Príncipe -. ¿Acaso no me reconoces? Soy Kawaii, el tercer hijo del Devaraja cuqui, y me encuentro aquí no por voluntad propia, sino por expreso deseo del Emperador de Jade, que me ha ordenado venir a arrestarte. - ¿Arrestarme tú a mí? - replicó Cardenio, soltando la carcajada -. No sabes ni lo que dices, joven príncipe. Todavía no se te han caído los dientes de leche ni el lanugo se ha desprendido de tu cuerpo, y ¿te atreves a hablarme con esa insolencia? Debería darte un castigo ejemplar, pero no voy a hacerlo. No pienso pelear contigo. Lo que sí te pido es que eches un vistazo a las palabras que hay bordadas en mi estandarte, para que después se las transmitas al pie de la letra al Emperador de Jade. Si se aviene a concederme la posición que ellas reclaman, no tendréis que luchar contra mí, porque yo mismo depondré las armas. Pero, si se niega a satisfacer mis deseos, ten por seguro que mis armas me conducirán directamente hasta el mismísimo Salón del Tesoro de la Niebla Divina. Kawaii levantó la vista y leyó con asombro la inscripción "El Gran Sabio, destructur del Cielo". Semejante atrevimiento le hizo perder los estribos y exclamó con desprecio: - ¿Qué clase de poder tienes tú para arrogarte semejante título? Has de saber que no te tengo el menor miedo. Y lo que es más: voy a hacerte tragar mi espada. - Eso no me asusta - contestó Cardenio, burlón -. Me quedaré quieto, cuanto tú lances tus estocadas contra mí, y estoy seguro de que ni siquiera me rozarás. Semejante baladronada sacó fuera de sí al joven Kawaii, que gritó, furioso: - ¡Que mi cuerpo se transforme! Y al instante se convirtió en un terrible personaje de tres cabezas y seis brazos, con los que blandía otras tantas armas: una espada para matar monstruos, una cimitarra para descuartizar bestias, una cuerda para atar espíritus rebeldes, un látigo para domar demonios, una bola afiligranada y una rueda de fuego, con las que organizó un mortífero ataque frontal. - ¡Vaya! – exclamó Cardenio, sorprendido ante tan inesperado despliegue de efectivos -. Se ve que el muchachito conoce unos cuantos trucos. Pero no hay por qué alarmarse. También yo soy un experto mago - y gritó con todas sus fuerzas -: ¡Transformación! En un abrir y cerrar de ojos, se convirtió en una horrenda criatura de tres cabezas y seis brazos, que sostenían, amenazadores, las tres barras de hierro en las que se mutó el arma de los extremos de oro que en su día le regaló el Rey Dragón del Océano Oriental. No es extraño que el encuentro fuera tan feroz; la tierra se puso a temblar y las montañas se vieron sacudidas hasta en sus raíces. ¡Jamás se había visto una batalla como la que aquel día ofrecieron el Príncipe Kawaii y el Hermoso Rey de los Monos! Los dos debían al mismo origen su fuerza y en ningún momento rechazaron el cuerpo a cuerpo. Rápida era la espada de matar monstruos, letal la cimitarra de descuartizar bestias, mortal como una serpiente voladora la cuerda de atar espíritus rebeldes, destructora como dardos ígneos la bola de fuego y enloquecedora la rapidez con la que giraba la bola afiligranada; pero las tres barras de hierro del Gran Sabio cubrieron con efectividad sus flancos y se mostraron invencibles en la defensa de su retaguardia. La batalla estaba tan igualada que era imposible pronosticar con certeza un vencedor. Con el fin de romper el punto muerto al que parecía haber llegado, la infatigable mente del Príncipe ordenó a sus seis armas mágicas que se convirtieran en cientos y miles de millones, y que atacaran, todas a una, la cabeza de su adversario. Impertérrito, el personaje de los Monos soltó la carcajada e instó a sus tres barras de hierro a que se multiplicaran primero por mil, después por diez mil y, finalmente, por un número que superaba todo cálculo. Así pudo hacer frente al ataque de su enemigo, llenándose el cielo de un enjambre tan numeroso de dragones danzarines que los Reyes Monstruos de las diferentes cavernas sintieron un pavor mortal y corrieron a refugiarse en sus bien protegidas guaridas. Su actitud no tenía, en realidad, nada de cobarde. El cansado aliento de los dos contendientes se semejaba a nubes espesas y el rápido movimiento de sus múltiples brazos recordaba al viento huracanado. Sus feroces gritos movían a espanto a todos cuantos los oían, incluidos los soldados de ambos bandos que sostenían los estandartes de sus señores. Si cabe, su pavor era aún mayor, porque nadie podía predecir el lado del que iba a caer la suerte ni a quién correspondería la gloria de la victoria. Haciendo uso sin cesar de sus poderes sobrenaturales, el Príncipe y Cardenio resistieron sin desmayar más de treinta asaltos. Las seis armas de aquél se convirtieron en diez mil, pero otro tanto hicieron las tres barras de éste. Todas ellas desplegaron su mortífera efectividad en la altura, entrechocándose en el aire como meteoros o gotas de lluvia. Sin embargo, ni siquiera tan asombrosa táctica fue capaz de establecer un claro vencedor. A la larga, fue Cardenio quien dio muestras de poseer un ojo y una mano más certeros. Cuando más encarnizada parecía ser la batalla, se arrancó un pelo del pecho y gritó: - ¡Transfórmate! Al instante se convirtió en una copia tan perfecta de sí mismo que terminó engañando al propio Kawaii. De un formidable salto, el auténtico Cardenio se colocó detrás de él y le dijo: Una de las claves de este peligroso imperio de lo cuqui, es su burlona indeterminación, que “anuncia todas las facetas de su naturaleza de forma abierta, desvergonzada y a menudo con una actitud juguetona”, como si no hubiera nada por detrás, nada que investigar ni cuestionar. Nuestro componente interior (y más propio) y la anhelada introspección socrática son anulados, al quedar presa nuestra percepción de una apariencia que nos subyuga y somete silenciosamente por su candor y aparente ingenuidad. La sensación es la de poder conocer lo desconocido a través de su simple puesta en escena: pues, en el fondo, no se trata más que de eso, de una escenificación.

En este mismo sentido, lo cuqui nos hace ignorar –e incluso olvidar– el peligro e incertidumbre de nuestro contexto (guerras, desigualdad, competencia laboral, etc.), dulcificándolo y aderezándolo para que no sea percibido como una amenaza. No debemos olvidar que el uso del término cute (cuqui) se afianza en el siglo XIX, asociado al “hogar de clase media como espacio feminizado y organizado principalmente en torno a las mercancías y el consumo”, escribe Sianne Ngai. Es decir: lo cuqui es una manera de mostrar lo amable (y deseable) de unas determinadas relaciones socioeconómicas, en contraste con otras de corte menos liberal.

Lejos de centrarse lo cuqui en una «estetización del desvalimiento», lejos de que los objetos alcancen su mázimo cuquismo cuando parecen adormilados, enclenques o discapacitados, bien podría tratarse de lo contrario. En tal caso somos nosotros, identificadores de lo cuqui, quienes nos consideramos vulnerables y contemplamos a lo cuqui acudir en nuestro rescate. Esto podría explicar poque tantos fans, incluidos adultos, parecen encontrar a Hello Kitty misteriosamente benévola e incluso poderosa. Según la antropóloga Christine Yano, esos seguidores de Kitty la ven como «alguien que les es leal, que les acompaña en los buenos y en los malos momentos, les ayuda a enfrentarse a las crisis y les asiste con su constancia en los desafíos de la vida cotidiana. asestando un golpe terrible en el brazo izquierdo con la barra. Dueño aún de todos sus poderes mágicos, Kawaii oyó el silbido del hierro y trató a toda prisa de esquivarlo, pero no logró hacerse a un lado con la suficiente rapidez y el arma terminó hiriéndole. El dolor le hizo perder la magia y, recogiendo como pudo sus seis armas, huyó, derrotado, hacia su campamento. El Devaraja cuqui había estado contemplando desde lejos el desarrollo de la batalla y, al ver lo mal que se le estaban poniendo las cosas a su hijo, trató de acudir en seguida en su ayuda, pero el Príncipe se lo impidió, diciendo: - Ese "pi-ma-wen" posee, en verdad, poderes extraordinarios. Ya has visto. Ni siquiera yo, que domino a la perfección las artes mágicas, he logrado dominarle. Es más, ha sido él quien me ha batido a mí, produciéndome esta herida horrorosa en el hombro. - Si es tan poderoso como afirmas - replicó el Devaraja, perdiendo el color de su rostro -, nadie podrá derrotarle jamás. - Aún hay abierta una puerta a la esperanza - dijo el Príncipe -. Delante de su caverna ha colocado un enorme estandarte, en el que puede leerse: "El Gran Sabio, Destructor del Cielo". Él mismo ha afirmado con insoportable fanfarronería que, si el Emperador de Jade se aviene voluntariamente a concederle ese título, al punto depondrá las armas Y la paz quedará restablecida. Pero, si se niega a ello, continuará luchando hasta poner su blasfemo pie en la mismísima Sala del Tesoro de la Niebla Divina. - En ese caso - concluyó cuqui -, lo más aconsejable es suspender de momento las hostilidades e informar cuanto antes al Emperador de Jade de lo que ha dicho. Siempre habrá tiempo después de volver con más soldados y reducirle de la forma que sea. El Príncipe sentía tal dolor en el hombro que no quería ni oír hablar de batallas. Más la reflexión de Cardenio taladraba su mente De ahí, sostiene Simon May, que la aparente inocencia de lo cuqui encierre una potente –y fácilmente desapercibida– perversidad: la de disolver las categorías no sólo estéticas, sino también y sobre todo morales y éticas, de un mundo en el que todo parece quedar oculto tras la escena de lo cuqui. Y tras la escena no se esconde ni más ni menos que una relación de dominación, de amo y esclavo… sin que se pueda reconocer quién es quién. Es la inversión de la voluntad de poder de Nietzsche: la vida misma es esa voluntad de erigirse con el poder, pero no queda claro quién lo detenta, ya que lo cuqui siempre queda libre de culpa y tiende a ocultar la responsabilidad. Y el hecho es que lo hace muy bien.

En definitiva: existe una verdadera y silente dictadura de lo cute. Menospreciamos su dominio cuando lo consideramos una simplona estética del desvalimiento, la fragilidad o la bondad que tan sólo infantiliza al consumidor. No. Tras este escenario en apariencia inofensivo y de fingida sensación de libertad, encontramos una intención tiránica por subyugar las voluntades y hacerlas inexpresivas, inoperantes e ineficaces, lo que impide la rebelión intelectual y nos sitúa, incluso, en un panorama de indefensión moral. En certeras palabras de May: “lo cuqui se burla con soltura del poder y, de hecho, pone en tela de juicio el propio propósito y valor del poder, además de cuestionar quién lo ejerce realmente”.Estaba totalmente agotado y, con ayuda de su padre, inició el camino de vuelta a los Cielos para informar al Emperador Celeste de todo lo ocurrido.

 

Rocío Isla Cruz

Este artículo me ha recordado una entrevista realizada a un cirujano plástico a propósito de la influencia de Instagram en la que comentaba que , en su evaluación, los candidatos a cirugía le mostraban una foto de ellos mismos alterada por filtros y le decían : “me quiero ver así”.

El problema , refería el cirujano , (y estoy parafraseando) , es que ese rostro alterado por un filtro , por muy “cute” que sea , no tiene proporciones humanas anatómicamente correctas y lo que usted quiere no es obtenible sin desfigurarlo.

 

    

https://elvuelodelalechuza.com/2020/12/21/la-dictadura-de-lo-cuqui-la-categoria-estetica-que-nos-esclaviza/?fbclid=IwAR33wve-5xFYeMtQWf47NTfXLMWERhudvm9UL6BD-BqWMU9GVjwRs72TdvM