El conflicto sujeto objeto
La integración del sujeto y los medios
de producción
Construyendo la madre estado
La idea era que, con la filosofía de Kant,
fitche y finalmente Hegel, el capitalismo llegaba a la superación del sujeto –
objeto, por lo tanto, la sociedad burguesa, era la sociedad de la libertad,
pero el sujeto – objeto no llega a superarse, porque aun en esa sociedad
todavía está la ruptura, la escisión, y el pecado, el llamado ‘’estado ético’’
era la sociedad liberal, por ello, el capital en todo el siglo XIX Y XX tuvo
que aplastar a su enemigo: el proletariado, aplastado este último, aún queda la
separación sujeto – objeto, ¿Cómo lo quiere superar? Por medio de la
inteligencia artificial y el ciborg.
Joel Agón
Repasemos primero a Hegel y su filosofía de
del derecho: https://biblioteca.clacso.edu.ar/.../2010060902.../9cap8.pdf 1.
Contexto histórico
“Hegel no puede ser pensado sin la
Revolución Francesa y Napoleón con sus
guerras, esto es, sin las experiencias
vitales e inmediatas de un período histórico extensísimo de luchas, de
miserias, cuando el mundo externo aplasta
al individuo, lo arroja contra la tierra,
cuando todas las filosofías pasadas fueron criticadas por la realidad de modo
tan perentorio”. Antonio Gramsci
H
egel es no solamente el gran filósofo
alemán del siglo XIX, sino también el máximo filósofo de la revolución
burguesa, que a partir de la revolución francesa se expande por toda Europa,
llevada por las armas de
los ejércitos napoleónicos. Para comprender
su filosofía es necesario, en consecuencia, tener en cuenta por un lado la
etapa en la que se encontraba el capitalismo, y por otra la situación de
Alemania.
En el siglo XVIII se había producido la
revolución industrial y con ella el capital había pasado a realizar la
subsunción real del trabajo al capital. Ello significa que el capital había ya
producido su efecto específico, la separación del productor con relación a los
medios de producción, lo cual había significado la destrucción de las
totalidades orgánicas en las que se encontraba inserto el individuo:
la familia patriarcal afincada al suelo, el
feudo, el gremio, la Iglesia.
El individuo queda solo, aislado. El
campesino irá a buscar trabajo en la manufactura o en la fábrica, o se hará
asaltante o mendigo. Cada cual debe buscar su
orientación en la vida y llevar a cabo sus
luchas. Se forma lo que, a partir de Hegel,
se llamará la sociedad civil –bürgerliche
Gesellschaft-, literalmente sociedad bur -
guesa, o sea, del burgo, de la ciudad. Es
el ámbito de la particularidad, del individuo. El particular se escinde del
universal. Un fenómeno nuevo que crea los nuevos problemas que los filósofos
políticos de la modernidad tratarán de resolver.
Hegel presentará la cosmovisión más
atrevida de la modernidad. Ello fue posible porque la nueva sociedad a la que
pertenece esta cosmovisión ya se había
consolidado. Ninguna gran cosmovisión tuvo
lugar antes de que la práctica la hiciera posible. Esta cosmovisión será dialéctica,
es decir, la superación del particular en el universal. Sin la escisión del
universal que se produce en los orígenes
del capitalismo, la dialéctica de Hegel no
se habría desplegado.
El tema central a resolver por los
filósofos políticos es precisamente cómo lograr que la desestructuración que ha
provocado el surgimiento de la particularidad, escindiendo toda universalidad,
no terminase en la plena anarquía en la que
la vida humana no sería posible. En otras
palabras, se plantea el problema del Estado. Los individuos aislados en mutua
contraposición deben de alguna manera
ser reconducidos a la unidad, a vivir
juntos. Se proponen diversas soluciones en
la filosofía política. Podemos distinguir
cuatro tipos:
a) El Estado absolutista: es la propuesta
de la coerción que debe imponer el
orden por medio de la fuerza. Se piensa que
los individuos de la sociedad civil se encuentran, como dice Hobbes, en un
estado de naturaleza, pre-social,
en el cual cada cual vela por sí mismo y
agrede a los otros. La única solución
es un pacto mediante el cual se entregue
absolutamente todo al soberano, que
como gran Leviatán mantenga a todos en
orden.
b) El Estado liberal: es el Estado que ya
no debe inmiscuirse demasiado en
la sociedad civil, o sea, en lo económico.
Debe proteger la propiedad, o sea
el mercado, y dejarlo que se desarrolle de
acuerdo con sus propias leyes, pues
es el encargado de distribuir los bienes y
lo hace como con “una mano invisible”. Es la propuesta de Locke y de Adam
Smith.
c) El Estado democrático: es el Estado en
el cual el contrato es de todos con
todos, mediante el cual se crea la voluntad
general, la plena libertad. Dos son
sus ejes, el contrato y la religión, pero
una religión civil, sin dogmas que unan
interiormente a todos los individuos como verdaderos
ciudadanos de la patria
y no del cielo. Es la propuesta de
Rousseau. d) El Estado ético: es el Estado como plena realización de los seres
humanos mediante una dialéctica que incorpora por vía de superación todos los
logros de la historia, desde el derecho, pasando por la moral individual, para
culminar en la eticidad, matriz de los
valores más altos de la humanidad, expresados en el arte, la religión y la
filosofía. Es la propuesta de Hegel que debemos analizar
Y entonces la contradicción del capitalismo es que nos deja a un sujeto
aislado de su comunidad aquí está el
problema de la escisión sujeto objeto, al ser separado de sus medios de
producción porque son apropiados por el capital por medio de la propiedad
privada, el sujeto pierde la relación con su entorno lo que significa en la
filosofía de Hegel que pierde su espíritu y entonces la tarea es recuperar el
espíritu, por lo mismo el estado que propone Hegel no es liberal sino más bien
el de una conciencia que se encuentra a sí misma en una subjetividad superado e
integradora la cual es el estado.
2. Fundamentos de la filosofía del derecho Hegel trabajó sobre toda la
temática que trata en los Fundamentos de filoso - fía del derecho durante los
últimos treinta años de su vida. “Conocemos al menos 8 redacciones, 4 en Jena,
de las cuales 3 permanecieron inéditas por mucho tiempo, 1 elemental, en
Nuremberg, luego las 3 publicadas, 1 de Heidelberg y 2 de Berlín: las etapas
intermedias del sistema -derecho, economía, moral- cambian, pero la culminación
es siempre la misma: el Estado" (Bobbio, 1981: p. 23). Conocemos ocho
redacciones, pero sólo tenemos los manuscritos de tres de ellas, los
correspondientes a los cursos de 1817/18, 1818/19 y 1819/20 1 . Estos datos son
suficientes para comprender la importancia que todo lo referente a la política
tenía para Hegel. En cierta forma se puede afirmar que constituye el núcleo de
todas sus preocupaciones y de su filosofía. Ello aparecerá claramente a medida
que nos vayamos adentrando en el tema. 2.1. Conocer la razón como la rosa en la
cruz del presente En las obras publicadas Hegel suele hacer preceder el
tratamiento de los temas de un “prólogo” –Vorrede- y una “introducción”
–Einleitung-. El primero generalmente está referido más a los conceptos
centrales que animan su pensamiento filosófico, que deben ser tenidos en
cuenta, y en la segunda se refiere más específicamente a la obra en cuestión.
Trataremos pues algunos de los conceptos centrales de ambos. En el prólogo
aclara Hegel que se trata de un manual o compendio para las clases, lo cual no
significa un mero resumen, sino todo el ámbito de la ciencia en cuestión. De
manera que, si bien en forma sintética, en él se desarrolla todo el pensamiento
filosófico político hegeliano, centrado en su concepción del Estado. Los puntos
a tener en cuenta que nos parecen centrales serían los siguientes: a) El método
filosófico no es el de la “lógica antigua”, que no sobrepasa el conocimiento
meramente intelectivo o formal, ni el que se basa en el sentimiento, la
fantasía o la intuición fortuita, sino el saber especulativo según fue
desarrollado en la “Ciencia de la lógica”.
b) El saber especulativo implica que forma y contenido están unidos.
“La for - ma en su significación más concreta es la razón en cuanto conocer
conceptual –que concibe-, y el contenido, la razón en tanto que esencia
substancial de lo ético, así como de la realidad natural siendo la identidad
consciente de ambas la idea filosófica” (Hegel, 1993: p. 60). c) Por lo tanto,
de lo que se trata es de “conocer la razón como la rosa en la cruz del
presente” (Hegel, 1993: p. 59). El simbolismo de la rosa y la cruz alude a los
rosacruces. Hegel lo aprovecha para referirse al problema de la racionalidad
del Estado moderno que implica las injusticias y contradicciones de la sociedad
civil. Ésta es la cruz que es necesario comprender en su racionalidad. d) La
filosofía es “el sondeo de lo racional ”, por lo cual necesariamente “es la
comprensión de lo presente y de lo real” (Hegel, 1993: p. 57). Se identifican,
de esta manera, lo racional –das Vernünftige-, lo presente –das Gegen -
wärtige- y lo real –das Wirkliche. Es menester comenzar por la categoría de lo
real o de la realidad. Hegel emplea esta categoría en dos sentidos, uno débil y
otro fuerte. En el sentido débil indica un hecho empírico cualquiera, un
acontecimiento como una lluvia, el nacimiento de un individuo, una batalla.
Para este sentido emplea el sustantivo Realität. En el sentido fuerte
“realidad” –Wi r k l i c h k e i t - indica siempre la realidad subjetual o,
mejor, intersubjetual. La verdadera realidad está constituida por los sujetos,
por los seres históricos. La familia, la sociedad civil, el Estado, no son re a
l e sino w i r k l i c h e . Son verdaderas realidades. Sólo las verdaderas
realidades son “racionales”. Pero también lo racional se entiende de dos
maneras diversas. Existe la racionalidad como Ve r s t ä n d i g k e i t, que
es propia de la racionalidad matemática y de las ciencias. Tiene la
racionalidad propia del entendimiento o intelecto –Ve r s t a n d -. Es la
racionalidad pre-dialéctica. Responde a la necesidad de abstraer y fijar,
propia de la manera de conocer. La verdadera racionalidad es la correspondiente
a la razón –Vernunft-. Solamente ésta capta la dialéctica. La función del entendimiento
es preparar el material, abstraer y fijar. La razón vuelve a poner en
movimiento lo que el entendimiento ha fijado. Sólo la razón comprende la
realidad y sólo ésta es racional. Por otra parte, la realidad está presente. No
puede ser de otra manera. e) De aquí saltamos a la frase del escándalo: “Lo que
es racional es real, y lo que es real es racional” Ríos de tinta se han
vertido, ya sea para descalificar como para exculpar a Hegel 2 . Karl Ilting
sostiene que Hegel acomodó la frase para escapar a la censura. Como prueba
alude a los manuscritos de los cursos. En parágrafo 134 del curso de 1817/18
figura la frase “lo que es racional debe acontecer” y en el prólogo del curso
de 1819/20 afirma: “Lo que es racional deviene real; y lo real deviene racional”
(Hegel, 1983: pp. 16 y 17).
Creemos que las diferencias entre estas distintas expresiones es más
aparente que real. Lo que Hegel afirma en el prólogo de la publicación de 1821
es similar a lo afirmado en la Fenomenología del espíritu de 1807 3 . Hegel
está hablando de la realidad en sentido fuerte, o sea, de la intersubjetividad
y nada menos de la intersubjetividad en su máxima expresión, la del Estado.
2.2. El objeto de la filosofía del derecho “La ciencia filosófica del derecho
tiene por objeto la idea del derecho, el concepto del derecho y su realización”
(Hegel, 1993: § 1). Para Hegel la ciencia en sentido fuerte es la filosofía
como conocimiento de la totalidad o cosmovisión. En realidad la expresión
“ciencia filosófica” es una redundancia, pues para Hegel la filosofía es la
ciencia por excelencia. Sin duda quiere señalar que no se trata de un
conocimiento cualquiera, sino de un conocimiento riguroso. En contra de la
concepción propia de la Ilustración, de la que también participó Kant, Hegel sostiene
que la verdadera ciencia tiene lugar en el ámbito subjetual, el de la sociedad,
el del Estado, y no en el de la naturaleza. El objeto pues de la filosofía del
derecho es “la idea del derecho, el concepto del derecho”. Se identifican aquí
“idea” y “concepto”. Aclara Hegel que “la filosofía tiene que ver con ideas, y
por tanto no con lo que al respecto se acostumbra a denominar simples
conceptos, cuya unilateralidad y carencia de verdad ella muestra, así como
también muestra que el concepto (no lo que a menudo se oye llamar así, que sólo
es una determinación abstracta del entendimiento –Verstand- ) es lo único que
tiene realidad -Wirklichkeit-, y ello de tal modo que se la da a sí mismo”
(Hegel, 1993: § 1). Lo que se suele denominar “concepto” es un mera abstracción
propia del entendimiento. El verdadero concepto del que trata Hegel es la
verdadera realidad, es decir el sujeto. El verdadero sujeto no es un sustantivo
sino un verbo. Ser sujeto es hacerse sujeto, ponerse como sujeto, crearse como
sujeto, concebirse, o sea, ser concepto. La única realidad en sentido fuerte es
la conceptual, es decir, la subjetual. Por otra parte, concepto e idea son, en
cierto sentido, sinónimos. En cierto sentido, por cuanto en sentido estricto
‘idea’expresa la máxima realización del concepto. En este texto Hegel los
utiliza como sinónimos. El tema es el concepto del “derecho”. Se trata de la
filosofía política, y Hegel la denomina “filosofía del derecho”. Ello se debe a
que Hegel quiere indicar que tratará del objeto propio de la filosofía
política, o sea, del Estado, a partir de sus mismos inicios, desde su máxima
pobreza. El derecho abstractamente considerado es el primer momento de la
dialéctica del Estado. El concepto o sujeto se da a sí mismo distintas
configuraciones a lo largo de su historia, como derecho abstracto, de la
moralidad, de la familia, de la sociedad civil, del Estado. De la misma manera
Marx analiza en el Capital las diversas configuraciones que va asumiendo la
praxis alienada: mercancía, valor de uso, valor de cambio, ganancia, salario.
2.3. El ámbito de la filosofía del derecho “El ámbito del derecho es en general
lo espiritual y su lugar más exacto y punto de partida la voluntad, que es
libre de tal modo que la libertad constituye su sustancia y determinación, y el
sistema del derecho es el reino de la libertad realizada, el mundo del espíritu
producido a partir de él mismo como una segunda naturaleza” (Hegel, 1993: § 4).
El ámbito del derecho, o de lo político, es “lo espiritual”. No se trata de
ninguna abstracción. El espíritu es el sujeto, ya se trate del sujeto
individual que es cada uno, como del sujeto colectivo que puede ser la familia,
la corporación, la Iglesia o el Estado. Pero el sujeto va pasando por distintas
configuraciones, como acabamos de considerar. La configuración propia del
ámbito político es la voluntad. Para comprender esto es menester superar la
concepción objetual de la realidad. En esta concepción al sujeto se lo piensa
como una especie de recipiente en el que se colocan objetos. Así, Kant supone
un sujeto que tiene tres facultades, la sensibilidad, el entendimiento y la
razón. Para Hegel se trata del sujeto que en el hacerse va asumiendo diferentes
configuraciones como sensibilidad, entendimiento, voluntad y razón. El tema
central de lo político es el tema del poder. Para afrontar esa problemática el
sujeto se configura como voluntad. Por ello Hegel dice que es “su lugar más
exacto y su punto de partida”. Por otra parte, se trata de la voluntad que es
libre, en tanto que la libertad es “su sustancia y determinación”, de manera
que “el sistema del derecho”, es decir, el sistema político, es “el reino de la
libertad realizada”. El tema de la libertad es el tema rousseauniano por
excelencia. En contra de la concepción liberal que piensa la libertad como un
espacio propio del individuo, limitado por el espacio del otro, Rousseau piensa
en una libertad sustancial que se potencia en la medida en que se crean nuevas
y mejores relaciones entre todos. Todos entregan todo en el contrato social para
ser plenamente libres, obedeciendo a leyes que ellos mismos se han dado. Ese
mismo es el concepto hegeliano de libertad. Por ello considera que el Estado es
“el reino de la libertad realizada”. No puede darse libertad fuera del Estado,
no considerado éste como un aparato, sino como la totalidad de los sujetos que
lo componen, quienes juntos conforman el gran sujeto colectivo. Ese sujeto es
“el mundo del espíritu producido a partir de él mismo como una segunda
naturaleza”. El sujeto es un ser natural-antinatural, ha roto con la naturaleza
y crea una segunda naturaleza, a la que veremos aparecer como “eticidad”.
La voluntad presenta los tres momentos propios de la dialéctica, el
universal abstracto o en-sí, el particular o para-sí y el universal concreto o
en-sí-para-sí: a) “La voluntad contiene el elemento de la pura indeterminación
o de la pura reflexión del yo en sí”, de tal manera que contiene “la ilimitada
infinitud de la abstracción absoluta o universalidad, el puro pensamiento de sí
mismo” (Hegel, 1993: § 5). Para entender este primer momento es necesario tener
en cuenta que el sujeto no es una sustancia o recipiente que tiene algunas
cosas como voluntad y razón, sino que éstas son configuraciones del sujeto o
del concepto. Ello significa que entre razón y voluntad no hay oposición, sino
identidad. Se entiende que se trata de la identidad dialéctica. La universidad
abstracta es la libertad negativa, es decir, la negatividad de todo contenido,
la pura abstracción, “la huida de todo contenido como de un límite”. Es el
ámbito del entendimiento que abstrae y fija las abstracciones. Este momento
dialéctico ha tenido y sigue teniendo manifestaciones históricas tanto en el
plano teórico como en el práctico. En el plano teórico “deviene en lo religioso
el fanatismo de la pura contemplación hindú”. En el plano práctico “tanto en lo
político como en lo religioso, resulta ser el fanatismo de la destrucción de
todo el orden social existente y la expulsión de los individuos sospechosos de
un orden, así como la aniquilación de toda organización que quiera resurg i r ”
. Cuando se frena la dialéctica en el universal abstracto, en el nivel práctico
político se producen, para Hegel, las formas de gobierno peores. Son formas
dictatoriales o despóticas. La única manera que tienen de afirmarse es
destruyendo todo tipo de organización. Afirman querer la igualdad absoluta,
pero en realidad no quieren nada positivo. Quieren la aniquilación de todo lo
positivo, empujados por “la furia del destruir”. Hegel está apuntando de esta manera
a la dictadura jacobina de Robespierre, y en general a los gobiernos despóticos
que coloca en el origen de la dialéctica de los Estados, como veremos
posteriormente. En la Fenomenología del espíritu este momento es expresado como
el momento de la virtud que quiere imponerse directamente como universal sobre
toda particularidad, siendo finalmente vencida por “el curso del mundo”, es
decir, por la dialéctica universal-particular-universal 4 . b) “El yo es
igualmente el tránsito de la indeterminación indiferenciada a la
diferenciación, al determinar y el poner una determinación como contenido y
objeto [...] Por este ponerse a sí mismo como determinado entra el yo en la
existencia en general; es el momento absoluto de la finitud o particulariza -
ción del yo” (Hegel, 1993: § 6). Es el momento de la particularización. El
sujeto se particulariza, se da un contenido, se pone. Es el momento de las
mediaciones. El primero era el de la in mediatez. Las mediaciones o
negatividades estaban, pero no estaban puestas. Es la negación de la primera
negatividad abstracta. “Este segundo momento está ya incluido en el primero, y
es sólo un poner aquello que el primero ya es en sí”. Esta observación es
fundamental, pues se refiere a la diferencia entre la dialéctica de Hegel y la
de Fichte, a la que Hegel se refiere directamente en este parágrafo. El poner,
el decidir, el afirmar –thesis- no pertenece al primer momento, sino al
segundo. En Fichte el primer momento, el yo, es tomado “sólo y exclusivamente
como positivo” al que “ulteriormente le adviene la limitación”. Esta limitación
es la antítesis o contraposición que adviene a una realidad ya positiva. Hegel
dice que Fichte no comprende “la negatividad inmanente en lo universal” 5 . c)
“La voluntad es la unidad de ambos momentos, la particularidad reflejada en sí
y por ello reconducida a la universalidad, esto es, la individualidad, la
autodeterminación del yo de ponerse en lo uno como lo negativo de sí mismo”
(Hegel, 1993: § 7). Es el universal concreto, la negación de la negación, la
negación de la particularidad, la que, a su vez, es la negación del universal
abstracto. Con ello se recupera el universal, pero ahora concreto, debido a la
incorporación de las particularizaciones, o sea, de los contenidos.
2.4. La estructura de la filosofía del derecho Las divisiones del
objeto estudiado por Hegel nunca obedecen a una mera metodología. No es algo
propuesto desde afuera, simplemente para ordenar el contenido. Todo lo
contrario, es el mismo objeto, o sea el sujeto, el que se divide de acuerdo a
su movimiento dialéctico. Por otra parte, a cada movimiento dialéctico le
corresponde un momento histórico. Vistos los tres momentos de esa dialéctica,
es fácil comprender las divisiones que Hegel va enumerando y desarrollando en
la Filosofía del derecho. El primer momento, el del universal abstracto,
corresponde al Derecho abstracto o formal que históricamente Hegel ubica en el
imperio romano y en la sociedad feudal. El segundo momento, el de la
particularización, corresponde a la Moralidad. Se trata de la moral del particular,
del individuo como particular, miembro de la sociedad civil. Históricamente
corresponde a la modernidad en la que aparece el individuo como tal y se
desarrolla la moral del individuo, es decir, la moral kantiana, que Hegel se
encarga aquí de criticar. El tercer momento, el del universal concreto, es el
de la Eticidad –Sittlichkeit-. Se trata del rico contenido ético del pueblo.
Universal y particular se superan en el mundo de las costumbres, los valores,
las instituciones, las leyes, finalmente en el Estado. Nos encontramos
naturalmente en la modernidad, como en el segundo momento. Esta tercera parte
es evidentemente la más importante. Forma una nueva dialéctica, cuyos momentos
son: a) La familia como espíritu ético inmediato o natural. b) La sociedad civil
constituida por la “unión de miembros en cuanto que in - dividuos
independientes en una universalidad por tanto formal al través de sus
necesidades y de la constitución jurídica como medio de seguridad de las
personas y de la propiedad, así como al través de un orden exterior para sus
intereses particulares y comunes” (Hegel, 1993: § 157). d) El Estado,
superación dialéctica de lo particular y universal.
Hasta aquí la recuperación del pensamiento de Hegel y su filosofía del
derecho, la cuestión es ¿El capitalismo logra la subjetividad estado? Si pero
la máxima expresión de esta subjetividad estado se da con el nazismo y este es
derrotado en la segunda guerra mundial, la propuesta que queda es la comunista
y la liberal, los comunistas pretenden superar la contradicción del
capital por medio de la socialización de
los medios de producción, pero la cuestión es ¿Se pueden socializar los medios
de producción y mantener el crecimiento económico capitalista? Y la respuesta
es clara no, de hecho el comunismo lo
que propone es la integración del capitalismo, logrando el desarrollo de las
fuerzas productivas capitalistas para después pasar al comunismo pero una vez
se haga ese paso sin plusvalía no hay crecimiento económico comprendiendo que
el plus valor no solo viene de la explotación obrera sino de los mercados
negros, de la depredación ecológica, de la especulación financiera, de la
evasión de impuestos, de la circulación ficticia del capital, si a todas estas
estrategias de generar ganancia se las puede clasificar como plusvalía, la
cuestión es que no se puede dar el salto del capital al comunismo sin acabar
con el crecimiento económico, cualquier gran salto producirá un desorden tal
que constara millones de vidas, sin tomar en cuenta el cambio espiritual cultural
que es necesario para dar ese salto.
Nos quedamos solo con el capitalismo liberal ¿Cómo pretende este
superar la contradicción entre el sujeto- objeto? Pues con un neoliberalismo
con la promesa de Thatcher de que todos pueden acceder a la propiedad privada,
esto lo conocemos mejor en el desarrollo teórico de Hernando de Soto en el
libro el misterio del capital. ¿Pero pasado más de 30 años de neoliberalismo
hemos podido acceder a la propiedad privada? Ella decía en su mensaje al igual
como se consiguió el voto para todos ahora conseguiremos la propiedad privada para
todos pues bien la lógica del capital no
permite eso es imposible que todos accedan a la propiedad privada, esta
conciencia del fracaso del neoliberalismo está recorriendo el mundo global ¿Cuáles son las
opciones que se están ensayando?
Fracasado el anarquismo del que no hemos hablado en este texto,
fracasado el nazismo, fracasado el comunismo y por ultimo fracasado el
neoliberalismo cerramos el ciclo de las propuestas transmodernas industriales y
podemos pasar a las propuestas pos industriales posmodernas las cuales a diferencia
de las propuestas utópicas transmodernas no plantean un mejor mundo ni la solución
de ninguna contradicción sino distopías en lo que lo que importa es que el sistema sea
resistido, ya no estamos en las dialécticas Heguelianas o Marxistas que platean
una superación de la contradicción sino ante dialécticas negativas que saben que
la contradicción no puede ser superada y entonces el pos estructuralismo nos
plantea desde la deconstrucción la indeterminación, toda metafísica y desde
ella toda ideología nos ha pedido que elijamos entre el ser y el no ser, entre
lo bueno y lo malo , entre la luz y la oscuridad , el problema es que siempre
nos pide esto desde una doble moral porque aquello que se dice luz es en el
fondo oscuridad y por esto pasamos de la metafísica a la dialéctica pero la dialéctica
nos revela su propia verdad la contradicción no puede ser superada y está en
todos nosotros no hay buenos ni malos, sino seres equívocos incapaces de
librarse de su error, seres trágicos, pero pos estructuralismo agudiza más la
mirada y se da cuenta que no hay ser no ni no ser el hombre, que aún la dialéctica
sigue de alguna manera un sistema formal, solo en estos sistemas hay verdad o
falsedad, en la realidad no alcanzamos
nunca lo verdadero ni lo falso siempre estamos indeterminados entre uno y el
otro pero la posmodernidad da un paso más allá declarando la imposibilidad de cualquier
determinación en este mundo de interpretaciones todas son válidas y ninguna
realmente importa, así entramos en el mundo de la pos verdad, el hombre deja de
buscar y se da fin a la historia ya no hay posibilidad de ninguna transformación
entramos a una nueva edad media, en esta nueva edad media lo que pedimos es una
corrección política donde se respeten todas las interpretaciones sin importar
su consistencia porque realmente nada es consistente.
Esta es la base de la izquierda posmoderna llamada por muchos caviar ante esta izquierda pos progresista se levanta una derecha
conservadora que si quiere determinaciones y que piensa de manera ingenua o desde una
doble moral que si se pueden superar las contradicciones y que se debe de volver
a la familia sin comprender que la separación entre el sujeto y los medios de
producción es el causante de la crisis familiar, porque como bien lo entendían ya
los ilustrados la lógica del capital terminaría por disolver toda posibilidad social
pero la derecha conservadora reaccionaria no lo comprende ni lo quiere
comprender, no se puede conservar a la familia y conservar el capitalismo.
¿Podrán los posmodernos vivir en la indeterminación tranquilos en la permanente
transgeneración? ¿Podrán los neoconservadores proteger a la familia como último
reducto de lo humano y social? No nó podrán
por esto el capitalismo lleva a acabó el datismo con su absoluto algorítmico en una
sociedad el espectáculo virtual que se diluye en la sociedad de la información,
en la pos modernidad uno toma conciencia de que los signos son incapaces de generar
sentido, que el significado no llega a concebirse, quedando siempre en una indeterminación
de horizontes hermenéuticos tempestuosos
pues ene l mundo digital virtual los signos son presencias por sí mismos ,
claro que presencias simuladas pero que dan la ilusión de poder e integración al
sujeto más con el costo de que este debe de renunciar a toda subjetividad a
toda búsqueda de concepción o sentido, ahora solo hay la posibilidad de ser una
maquina deseante procesadora de información, un ciborg, con esto no se está superando la contradicción sujeto objeto sino
más bien destruyendo al sujeto y al objeto virtualizando a ambos, simulándolos quedado
solo un flujo de información que el nuevo capitalismo datista controlara. Tomemos
conciencia de que el capitalismo si logra la negación de la negación donde se
supera a si mismo recreando nuevamente su contradicción pero aquí el precio de
esta superación capitalista es el fin del hombre el cual si quiere sobrevivir
en este sistema debe de pasar del Homo sapiens sapiens al homo Ciborg.
El imperio global conformado por
las potencias aliadas no es un sujeto consciente o preocupado por un proceso de
autoconciencia, sino un vigilante de los enemigos del capitalismo y su “libre”
mercado, la nueva aristocracia transnacional datista, no son los mejores sino
más bien los que impulsan desde lo económico-cultural la transhumanidad y la sociedad del espectáculo no es una
democracia sino el poder de los medios de comunicación para enajenar mientras
la sociedad de la información desarrolla al ciborg y va excluyendo a los seres
humanos, por lo mismo no nos enfrentamos a una lucha de clases sino a una lucha
ontológica de especies donde hay dos seres en pugna uno humano que intenta
superar su contradicción y volver a la comunidad y otro pos humano que busca su
configuración para adaptarse al sistema pos capitalista datista.
¿Cómo enfrentamos este conflicto?
Debemos de volver a la comunidad para esto recuperemos el sujeto cuyo
fundamento no puede estar en el sujeto moderno sino en Dios y es en el que la
contradicción se supera no por medio de la razón sino por medio del amor divino. Pero aquí entramos
en todo el problema de la iglesia y su imposibilidad para manifestar el reino
De Dios. Es decir para integrar al sujeto y al objeto que en el fondo no es
otra cosa que la integración del ser y el no ser, de lo eterno estático y del
devenir, de Cristo y su iglesia. Es hora de que el hombre supere su contradicción
o desaparezca, hay que reconciliarnos con Dios, he ahí el absoluto, revelarlo
en nuestra expresión creativo y fundar nuestra subjetividad en él proyectando desde
esta subjetividad el reino de Dios, logrando la integración del cielo y la
tierra ¿Lo lograremos? No al menos que acabe el devenir y Cristo vuelva pero
por lo menos nuestra espera será activa intentando develar la unidad del ser y
el no ser en el amor cristiano, una dialéctica de la dialéctica donde la sintransferencia,
la sintergia, la sincronicidad, la sincausualidad es decir la síntesis acontezca
como superación de la contradicción, a este sistema no sistema lo llamamos comunismo complementario porque
en él se supera libremente la escisión que causa la propiedad privada volviendo a la vida comunitaria no como un
regreso al paraíso porque estamos en el devenir donde prima la contradicción
pero si como una primicia del reino de Dios en el infierno porque a pesar de la
contradicción permanente no perdemos nuestro amor logrando familias como arcas de libertad,
sociedades como comunidades en biotejido y estado como la madre estado donde se
gesta al hombre integrado he aquí el evangelio de la Matria, la nueva matriz
espiritual para este tiempo apocalíptico.
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