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miércoles, 10 de abril de 2024

Ensaladas Sagradas, Profanas y Santas

 

Ensaladas Sagradas, Profanas y Santas

 

«Todo cuanto es, es en Dios, y sin Dios nada puede ser ni concebirse»

“Por decreto de los ángeles y por el mandato de los hombres santos, nosotros ponemos bajo un herem, condenamos y maldecimos a Baruch de Espinoza, con el consentimiento de Dios, por siempre Bendito, y con el consentimiento igualmente de toda la santa congregación, y ante estas sagradas escrituras con los 613 preceptos escritos en ellas; cargue él con el herem con que Josué destruyó Jericó, con la maldición que Eliseo lanzó sobre la juventud y con todas las maldiciones consignadas por la Ley. Sea maldito durante el día y sea maldito por la noche, sea maldito cuando repose y maldito cuando se levante. Sea maldito cuando salga y maldito cuando entre. El señor no tendrá piedad con él, sino que desatará su cólera y su celo contra este hombre; todos los castigos que están escritos en este libro caerán sobre él, y el Señor borrará su nombre de la faz de la tierra y lo hundirá en el mal separándolo de todas las tribus de Israel, con todas las maldiciones de la alianza que están escritas en este libro de la ley.”

 

Spinoza, a diferencia de Descartes, no se refirió a Dios como un mero asilo frente al solipsismo, sino que lo concebía como el fundamento de todo lo que existe (E, I, p25, esc.). Esto, es preciso aclararlo inmediatamente, no se trata de la figura de creador o demiurgo que la tradición religiosa asigna a su deidad (E, II, p3, esc.).

El filósofo neerlandés se refería, en primer lugar, a que la sustancia es lo único que existe necesariamente —en cuanto imposible que fuese de otro modo— (E, I, p11, dem.) en sí misma y por sí misma, de modo que es su propio sustento (E, I, p8, esc. II). Es decir, que no necesita de nada más —ninguna causa externa (E, I, p11, esc.)— para existir, sino que se basta a sí misma (E, I, p7, dem.). Es su propia causa, lo que se denomina causa sui (E, I, def1). Y, en este sentido, se entiende que todo lo que sí necesite una causa externa que sustente su existencia debe estar fundamentado en —o causado por— la sustancia (E, I, def5). Esta es identificada completa y enteramente con Dios, de modo que realmente es el que conserva todo lo que existe (E, I, p15, dem.). Pero no es el mismo de la tradición religiosa, porque la divinidad no crea solamente lo que le place —es decir, no elige qué posible llega a existir—, sino que todo lo que no es absurdo o imposible existe (E, I, p33, esc. II). Así se muestra su poder o potencia de obrar (ídem).

Falta decir que, para Spinoza, solo había una sustancia, y esa era Dios o la Naturaleza (E, I, p5, dem.). Todo lo que existe, entonces, desde la piedra al hombre, no tienen su ser en sí y por sí mismo. Su existencia depende de causas externas, y, por lo tanto, como son cosas creadas, dependen de lo único que existe en cuanto causa sui. Aparte de creadas, entonces, ¿qué distingue las cosas de Dios? Valga la redundancia en el punto primordial: en que no somos sustancia; somos, en verdad, derivados de ella. El filósofo neerlandés, para explicarse, distingue entre la sustancia, sus atributos y sus modos. La primera es lo único que tiene su existencia por causa sui (E, I, def3); los segundos se refieren a las definiciones esenciales de la sustancia (E, I, def4); y los terceros, a sus maneras de manifestarse particular y determinadamente (E, I, def5).

Dios o la sustancia hacen referencia, entonces, a la existencia misma, que es eterna e infinita (E, I, p8, esc. II). En este sentido, es absoluto e indeterminado, porque puede manifestarse asimismo de infinitas maneras (E, I, p16, dem.). De modo que la divinidad no puede imaginarse de ninguna forma, pues eso sería limitarlo, reducirlo, quitarle su dignidad y legitimidad en cuanto fundamento de todo lo existente. De todo lo dicho se sigue a su vez que cualquier cosa creada, por provenir de la misma causa sui, tiene en su propia constitución algo de divino. Por ello, cada cosa es expresión o manifestación de la Naturaleza o de Dios. Nada es indigno de su infinitud (E, I, p15, esc.) ni de su perfección —de su realidad—.

Lo que, con todas sus letras, sería diferenciar el que, si bien Dios o la sustancia pueden entenderse absoluta e indeterminadamente sin hacer referencia a los modos que se derivan de su existencia, lo cierto es que todas las cosas creadas son en Dios y se conciben por él (E, I, p15, dem.); de modo que todas las cosas, desde la hormiga o la bacteria hasta el hombre, son divinas en tanto expresiones de la sustancia —la manera de entenderla particular y determinadamente— (E, II, p7, esc.). La naturaleza, entonces, es la misma en todas partes (E, III, pref.).

Relación alma-cuerpo

https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/9/98/Benedictus_de_Spinoza.jpg/267px-Benedictus_de_Spinoza.jpg

Dios, en cuanto infinito, posee a su vez infinitos atributos o definiciones esenciales (E, I, def6). Pero solo es entendible para el hombre en función de solamente dos de ellos: pensamiento (E, II, p1, dem.) y extensión (E, II, p2). Y esto, tomando en cuenta el concepto de expresión, quiere decir que el orden y conexión de las ideas —ámbito del primer atributo— es el mismo que el orden y conexión de las cosas —ámbito del segundo— (E, II, p7, cor.), pues se sustentan en el mismo fundamento: la Naturaleza o la sustancia. Del mismo modo, el individuo en su particularidad puede entenderse a sí mismo definiéndose a través del pensamiento, diciendo, pues, que tiene alma; o desde la extensión, diciendo que tiene cuerpo (E, II, p13, cor.). Ambas son una y la misma cosa vista de distintas maneras (E, II, p7, esc.).

Antes de proseguir, habría que aclarar que cada vez que hemos hablado de individuo, nos hemos referido a uno compuesto de varios cuerpos (E, II, p13, esc. post. I). Sobre estos últimos, el filósofo neerlandés aclara que conociendo su naturaleza —ámbito de la extensión— es que se puede distinguir la perfección o realidad de las distintas ideas que son los conceptos de cada uno de los mismos —ámbito del pensamiento— (E, II, p13, esc.). Enfocándose, pues, en los cuerpos —que implican un solo atributo divino: la extensión— aclara que se distinguen entre sí por su movimiento o su reposo, y no por su sustancia (Ibíd., lema I), ya que Dios o la Naturaleza es la única que existe propiamente hablando. Si hubiese más de una sustancia, tendría que ser producida por otra cosa, lo cual es un absurdo (E, I, p6, cor.) por su propia definición como causa sui.

Siguiendo con la idea de individuo compuesto, Spinoza consideraba que varios cuerpos podían agruparse en cuanto que moviéndose unos a otros según una cierta relación (E, II, p13, esc. def.). Además, esa unión de cuerpos conservaría su naturaleza incluso si los cuerpos que la componen cambiaran, porque lo relevante es la relación de movimiento y de reposo que se haya establecido desde el comienzo (Ibíd., lema IV). El compuesto, entonces, puede verse afectado y cambiar de infinitas maneras, siempre conservando su naturaleza (Ibíd., lema VII). Esto es entendible si se recuerda que los cuerpos, al igual que las ideas, son ante todo modificaciones de la sustancia, pero no son ella misma (E, I, p8, esc. II). De modo que, de nuevo, «toda la naturaleza es un solo individuo, cuyas partes —todos los cuerpos— varían de infinitas maneras, sin cambio alguno del individuo total» (E, II, p13, lema VII, esc). Se puede ver ahora por qué especificar qué implicaba ser individuo compuesto.

La idea del alma humana, por su lado, implica la existencia de un cuerpo (E, II, p13, dem.). Si también se refiriera a otra cosa, debería producirse un efecto y revelarse la idea asociada al mismo. Pero, como esto no sucede así, se puede decir que el alma tiene como objeto un cuerpo (ídem), y, en el caso del hombre, no solo lo posee sino que, además, existe tal y como lo siente (E, II, p13, cor.). Pero alma y cuerpo, dado que son una y la misma cosa, no son dos imperios que tratan de conquistarse mutuamente. Es simple y llanamente imposible que se influyan, ya que cada uno se refiere a atributos distintos de la sustancia. Así como en el caso de los cuerpos nada los lleva a moverse o quedarse en reposo sino la influencia de otros cuerpos —otros modos de la extensión— (Ibíd., lema III, cor.), nada puede llevar al alma a pensar sino otros modos el pensamiento (E, III, p2, dem.).

Esto no quiere decir, sin embargo, que cuerpo y alma estén separados entre sí y sean independientes el uno del otro. Ambos son la misma cosa expresada de maneras distintas: el objeto y su definición (E, II, p13, dem.). De este modo, se puede reconocer que el orden de las acciones y pasiones del cuerpo es el mismo de las acciones y pasiones del alma (E, III, p2, esc.). Si se insistiera en seguir analizando el asunto —es decir, en separar lo que está unido—, podría mostrarse la íntima identificación entre el modo del pensamiento con el modo de la extensión, trayendo a colación a aquellos que defienden que, si el alma es inepta para pensar, entonces el cuerpo no se movería (ídem). Creen demostrar así un dominio de la primera sobre el segundo; pero es conveniente voltear el argumento para explicar que, de la misma manera, si el cuerpo no se moviera, el alma no podría pensar (ídem). Para decirlo con todas las letras: no es posible que exista un cuerpo humano sin alma ni alma humana sin cuerpo.

Y si todavía no quedara claro que el alma no domina el cuerpo ni viceversa, con Spinoza habríamos de recordar que «nadie ha determinado lo que puede el cuerpo» ―lo que puede deducirse de su naturaleza― (ídem), de modo que no pueden explicar todas su funciones, y esto se constata en que el mismo «puede hacer muchas cosas que resultan asombrosas a su propia alma» (ídem). Esto sin mencionar lo que está implícito detrás de lo dicho hasta ahora: como todo es en Dios y se concibe por él (E, I, p15, dem.), se sigue que todo existe necesariamente (E, I, p33, esc. II). De modo que las acciones y pasiones del hombre siguen un orden estricto, inevitable e inviolable, y por eso el filósofo neerlandés puede tratarlos como si fuese «cuestión de líneas, superficies o cuerpos» (E, III, pref.). Quienes se empeñan en considerarse a sí mismos como libres lo hacen porque son conscientes de sus acciones y por no tener en cuenta las causas que las determinan (E, III, p2, esc.). Lo que Jorge Luis Borges expresaba de manera precisa al decir: «nuestra ignorancia de la compleja maquinaria de la causalidad» (Nueve ensayos dantescos). Así, lo que llamamos «decisión» en el ámbito del pensamiento es una «determinación» en el ámbito de la extensión (E, III, p2, esc.). Spinoza, de nuevo, nos hace afrontar la realidad tal y como es:

quienes creen que hablan, o callan, o hacen cualquier cosa, por libre decisión del alma, sueñan con los ojos abiertos

Ética demostrada según el orden geométrico (E), III, p2, esc.

 

  Solo que el cuerpo no está  llevada por un principio de causalidad sino  de casualidad y cada principio está  dentro del otro porque queda claro que son lo mismo y entonces intentamos comprender el cuerpo desde la causalidad y nos abrimos a la conciencia desde la casualidad siendo uno espejo del otro, pero si nos atreviéramos a entrar a nuestro inconsciente veríamos el total caos de la potencialidad de la materia ahora si nos atrevemos a trascender nuestra conciencia hasta la mirada dela sustancia única  descubriríamos el orden eterno, así la ética de Spinoza  consiste en la completud de la  sustancia ordenadora causal y de la potencia existencial caótica  casual claro que como buen moderno el ve todo desde la razón, nosotros no, la existencia es irracional delirante y esquizofrénica, y la sustancia es histérica neurótica teniendo la causa del pecado como el trauma  que nos deja en el bucle transferencial así la humanidad queda atrapada  en el bucle del pecado original el cual recrea una y otra vez solo Cristo con su sacrificio puede romper ese bucle de eterno retorno de la conciencia y abrirnos al apocalipsis donde el renio de Dios se revela ¿Pero no hay otra manera de romper ese bucle transferencial?  Por supuesto si una es la manera de la sustancia esencial  causal la otra es la manera de la  potencialidad existencial donde nos damos cuenta del sinsentido iluminándonos y dejando de invertirnos en él, este es el buda conociendo las 4 nobles verdades y practicando su camino óctuple  para salir de la ilusión y caminar en el dharma. Así  esta es la clave para cocinar la ensalada sagrada   que es un intentar volver a la nada al orige , al paraíso perdido y como tal una retransferencia, una regresión, un esfuerzo conservador así como la clave para cocinar una ensalada profana es el misterio pascual de la sustancia que nos abre en el futuro al Reino de Dios este es el esfuerzo progresista que construye la historia, unir lo sagrado y lo profano    nos da la completud ética  en una ensalada santa la cual solo puede estar basada en el amor que integra la sustancia y la potencia.  

 

Ensalada sagrada

 

Mercado de semillas

¿Dónde vas a encontrar otro mercado como este en el que con una sola rosa puedes comprar cientos de rosaledas, en el que para una semilla obtienes toda una tierra virgen y por una débil respiración el soplo divino? 

Hace tiempo que tienes miedo de ser absorbido por la tierra o succionado por el aire.

Ahora tu gota de agua se desprende y cae en el mar

De donde surgió

Ya no tiene la forma que tenía pero sigue siendo agua

La esencia es la misma.

 

Desapegarse no es arrepentirse

 

 Es un profundo reconocimiento de uno mismo

Cuando te venga el mar como amante

¡Cásate con el de inmediato de prisa! 

¡Por el amor de Dios! 

No lo retrases la existencia no te puede dar mejor regalo

No hay búsqueda alguna que te aporte eso

 

Sin ninguna razón, un halcón perfecto

Se ha posado sobre tu hombre y se ha hecho tuyo.

 

 

Ensalada profana 

 

Grita ante  tu debilidad 

Un dragón estaba tirado de un oso hacia sus terribles fauces.

Un hombre valiente fue y rescato al oso

En el mundo existe este tipo de rescatadores que se lanzan

A por cualquiera que está  gritando 

Al igual que la misma misericordia

Corren hacia donde se oyen gritos.

Y no hay manera de convencerlos de lo contrario

Si le preguntas a uno de ellos ¿Por qué has venido tan rápido?

Te diría: ¿Por qué escuche tu desesperación?

El agua siempre va a las tierras bajas

Lo único que desea la medicina es un dolor que curar.

Y no pidas solo un acto de misericordia.

Permite que te inunde. Permite que el cielo se abra a tus pies

Sácate los algodones de los oídos, los algodones del consuelo

Para que puedas oír la música de las esferas

 

Apártate el pelo de los ojos

Expulsa la flema de la nariz y del cerebro

Permite que la brisa te atraviese

No dejes ningún residuo de esa fiebre biliosa

Toma el remedio contra la impotencia

Para que tu virilidad salga disparada hacia delante

Y cien seres surjan de tu eyaculación

 

Corta las cuerdas que te sujetan los pies

 Del alma y déjala correr por toda la pista

Delante de la multitud. Afloja ese nudo de la avaricia

Que te apriete el cuello. Acepta tu nueva buena suerte.

 

Entrega tu debilidad a quien te pueda ayudar

Gritar en voz alta y llorar son grandes recursos

Una madre no hace más que esperar al oír a su hijo

 

Basta con que de unos cuantos gemidos 

Para que vaya corriendo a verle

 

Dios creo a ese niño es decir a tu anhelo

Para que pueda llorar, para que le den leche

¡Grita!  No te quedes impasible y silencioso ante tu dolor

¡Laméntate y permite que la  leche del amor fluya hacia ti!

 

Ensalada santa 

 

Nasuh

 

Hace un  tiempo  había un hombre llamado Nasuh

Que se ganaba la vida enjabonando mujeres en la casa de los baños

Tenía cara de mujer pero no era afeminado

Aunque escondía su virilidad para no perder su trabajo

 

Le encantaba tocar a las mujeres, mientras les lavaba el pelo

Se mantenía sexualmente despierto, a plena potencia  

Constantemente, mientras daba masajes a aquellas mujeres  

Y en especial a las princesas y a sus damas de honor 

Algunas veces pensaba cambiar de trabajo

Hacer algo que no le produjera esa constante lujuria  

Pero era incapaz de dejarlo.

 

Fue a ver a un santo místico y le dijo

Por favor acuérdate de tus plegarias

Aquel santo estaba espiritualmente liberado

Y completamente abierto a Dios.

Conocía el secreto de Nasuh

Pero con la amabilidad de Dios, no le hablo de ello.

El gnóstico habla poco pero interiormente está  repleto de misterios.

Y atestado de esas voces. Cualquiera que se sirva de esa copa se mantiene en silencio.

 

El santo se rio suavemente e imploro en voz alta:

¡Que Dios te haga cambiar tu vida en la forma que tú sabes que deberías!

La oración de un jeque de este tipo es distinta de otras oraciones.

Su ego se ha disuelto hasta tal punto  

Se ha convertido tan profundamente en nada,

Que todo lo que dice es como si Dios le hablara a Dios

¿Cómo no se va a cumplir una plegaria así?

 

Se encontró la forma de cambiar a Nasuh

Mientras vertía agua en una bañera

Para una mujer desnuda, ella se dio cuenta de que le faltaba una perla del pendiente.

Rápidamente cerraron todas las puertas

Buscaron entre los cojines, toallas y alfombras

Y las ropas amontonadas. Seguidamente buscaron

En orejas, bocas y cualquier hendidura y orificio.

 

Obligaron a todo el mundo a desnudarse

Y la camarera de la reina

Registro una por una a todas aquellas mujeres desnudas.

Mientras tanto Nashu se había encerrado y temblaba en su armario privado.

 

Yo no robe la perla

Pero si me desnudan y me registran

Se darán cuenta de lo que me  excito

Con estas mujeres al desnudo

¡Dios por favor ayúdame!

Sé que he sido frio y lascivo

Pero oculta mi pecado otra vez ¡Por favor!

No permitas que me expongan por lo que he hecho

¡Me arrepentiré!

Lloraba y gemía y lloraba

Porque se le acercaba el turno

¡Nasuh!

Hemos registrado a todos menos a ti 

¡Sal de donde estés!  

En ese momento a su espíritu le salieron alas y se elevo

Su ego se derrumbó  como una pared en ruinas

Se unió  con Dios en vida

Pero vacío de Nasuh

 

 

Su barco se hunde y en su lugar se alzan las olas del mar

La vergüenza de su cuerpo, como cuando el halcón afloja su presa

Se desprende de las garras del halcón.

 

Sus piedras se inundan de agua  

Su campo resplandece  como el satén con hilos dorados

 Alguien que murió hace cien años aparece en buen estado

Fuerte y hermoso

A una rama rota le brota un capullo.

 

Todo esto sucede dentro de Nasuh

Después de la llamada que le produjo tanto miedo.

 

Una larga pausa, un largo silencio de espera.

Y entonces un grito de una de las mujeres ¡Aquí esta!  

La casa de baños se llena de aplausos.

Nasuh contempla su vida chispear ente el.

 

Las mujeres vienen a disculparse

Sentimos tanto no habernos fiado de ti

Estábamos convencidas de que te habías quedado con esa perla

Siguieron comentándole como habían sospechado  de el

Y pidiéndole perdón.

 

Finalmente les respondió

Tengo mucha más culpa de lo que cualquiera  pueda pensar

  Soy la peor persona del mundo

Lo que me habéis dicho no es más que una centésima parte de lo que yo he hecho

¡No me pidáis perdón!  

No me conocéis. Nadie me conoce

Dios ha escondido mi carácter furtivo

Satán me enseño algunas trampas

Pero después de cierto tiempo se volvieron muy fáciles y yo le enseñe a Satán.

Algunas nuevas variaciones. Dios veía lo que yo hacía pero opto

Por no revelar públicamente mi pecado.

 

¡Y ahora vuelve a estar adherido a la plenitud!

Cualquier cosa que haya hecho ahora no la he hecho

Cualquier obediencia que no cumplí ahora la he cumplido

Puro, noble, libre, como un ciprés

Como una azucena

Es como soy de repente

Dije: Ayúdame y ese ¡Oh no! Se convirtió  como una cuerda lanzada al fondo de mi  pozo

 

Y he trepado por ella para llegar aquí

A la luz del sol

En un momento estuve al fondo  

De un aprieto frio, húmedo, y terrorífico y al momento siguiente

Ni este universo me limita

Aunque la punta de pelo de mi cuerpo pudiera hablar

Aun así sería incapaz de expresar mi gratitud  

En medio de estas calles y jardines permanezco y proclamo una y otra vez

Y eso es todo lo que digo:

Ojala todo el mundo pudiera conocer lo que yo conozco.  

 

   


 

 

          https://www.bachilleratocinefilo.com/2024/04/individuo-totalidad-xix-la-piel-y-el.html?spref=fb&fbclid=IwAR2kBpjepZHCIWgK0XY1z4dm5m24nHu8VFGkkgFdDn-x0QztqSfZAaRTovo_aem_AZryEI3_23NoplGiGh_V-IykGaV5XFjXRwTp9Iva4A-Ui5RKKao6-F-QXDHenWurM-lCN1QRBvad5hsg32kc1gYE 


Individuo & Totalidad (XIX)
La piel y el hueso del mundo
Francisco Huertas Hernández
La metáfora del mundo como una fruta es jugosa y nos lleva a lo oculto: el hueso. Las frutas drupáceas (duraznos, ciruelas, cerezas, albaricoques -damascos-, mangos y nectarinas, etc.) tienen una estructura interna dura que rodea la semilla, llamada hueso o endocarpo. El mundo percibido por la mente humana es un conjunto de seres (objetos), sistemas y hechos (acontecimientos, acciones). El conocerlo como piel o cáscara es el conocerlo sensiblemente, en su apariencia externa. Si la cáscara protege la pulpa y el hueso en su interior, lo visto y escuchado, olido y tocado de las cosas protege su sentido interno, que es emocional (pulpa) e intelectual (hueso). Sensaciones, emociones e ideas (razones) son el vector de desarrollo de la mente humana, como el hueso o endocarpo se forma alrededor de la semilla durante el proceso de desarrollo de la fruta. La semilla es la estructura que contiene el embrión de la planta y tiene el potencial de germinar creando una nueva planta. El hueso rodea y protege la semilla en el interior de la fruta. La razón rodea y protege las emociones y sensaciones, que crean nuevos seres: la reproducción sexual es instintiva, pero la razón, en el caso humano, protege estos impulsos y los canaliza socialmente.
La piel o cáscara del mundo, cual fruta, es olorosa y presenta vivos colores. Varía en grosor y dureza. Atenernos únicamente a esta parte externa (apariencia) del mundo es más cómodo, pero, a la larga, si no se quita la cáscara no se prueba el fruto. Y trascender las sensaciones primarias de color, textura y olor de la piel de la fruta es superar los límites de los sentidos en el conocimiento del mundo.
La pulpa, o parte comestible de la fruta, que rodea al hueso, es el objetivo (finalidad) del que come. Su equivalencia a las emociones y voliciones en el plano epistemológico es clara. Todo lo que proporciona alimento y sabor en la vida es lo afectivo, lo emocional. Pensamos para complacer nuestras emociones y sentimientos. Si el amor se manifiesta como mirada y deseo lactante en el bebé, en el adulto es un sentimiento maduro filtrado por la sensatez y el juicio, es decir, por la razón. El consentimiento mutuo, la fidelidad o la administración del hogar surgen del entendimiento y no de la afectividad.
Del hueso y la semilla ya hemos hablado, y hemos establecido la analogía con la razón, en su interioridad y profundidad. La razón es un conocimiento interno (esencial) del mundo, profundo. Va más allá de la cáscara sensible y la pulpa afectiva. La semilla está contenida dentro del hueso, es la estructura a partir de la cual puede crecer una nueva planta, como la razón es la causa formal y eficiente de la pervivencia de los animales racionales. El λόγος (razón/lenguaje) genera ideas e instituciones, y ellas son lo que constituye el mundo humano.

Con el tiempo la jugosa metáfora frutal del endocarpo permitió descubrir las mentiras ocultas tras la pulpa y la piel del mundo. Se ha sabido que en los monasterios se usaba bromuro -como en los cuarteles- para reducir la libido de los recluidos; que un monarca de origen francés mandó matar, fingiendo un accidente doméstico, a su joven amante actriz porque estaba embarazada; que los generales de cierta organización militar no morían esquiando sino en acciones de guerra clandestinas; que los periodistas no informan "objetivamente" sino que transmiten propaganda y publicidad de quien les paga; que los alimentos, las medicinas y las vacunas son veneno altamente rentable para las transnacionales que comercian con ellos y explicarían numerosas enfermedades y muertes; se han sabido tantas cosas cuando hemos accedido más allá de la piel y la pulpa de las cosas... mas nos quieren lejos del hueso y la semilla del mundo, para que ellos sigan comiéndoselo sin empacho 

 

 

 

  

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