Ego y
alter
La poesía se sitúa en la
antítesis del ruido que rodea la sociedad moderna y de todas las formas en que
intenta secuestrar nuestra atención.
Al tratarse de un medio de comunicación simbólicamen-
te generalizado, el poder no es concebible como una propie-
dad o capacidad de uno solo de los involucrados en la rela-
ción. Antes bien, el poder ha de ser entendido como una
comunicación dirigida por un código. Como consecuencia
de esto, la función del poder no queda adecuadamente des-
crita si se piensa que consiste simplemente en movilizar al
subordinado a aceptar las órdenes del superior. También el
poderoso debe movilizarse para ejercer su poder y en esto
radica, a menudo, la mayor dificultad. El subordinado ha de
estar capacitado para elegir su propio comportamiento y,
por lo tanto, ha de poseer la posibilidad de autodetermina-
ción; sólo por esta razón se le aplican medios de poder,
tales
como las amenazas, con el objeto de dirigirlo en esta elec-
ción propia. De este modo, cuando se postula un poder ab-
soluto, se trata de un poder escaso y limitado, porque en él
no hay situaciones de elección de Ego en las que Alter pueda
influir. Esta definición de poder se aparta bastante de las
conceptualizaciones habituales en sociología y recuerda, en
cambio, a Saint Exupery (no se puede ordenar a alguien
algo que no le sea posible realizar) y a Maturana, cuando
plantea que el poder implica una concesión del
sometido.
El poder recurre a una alternativa de evitación, lo que
quiere decir, que en la notificación comunicativa, el
podero-
so amenaza con recurrir —en caso que sea necesario— a
una alternativa desagradable, que preferiría evitar, pero
que
está dispuesto a utilizar en el caso que su comunicación sea
rechazada por el subordinado. Ejemplos de este tipo de al-
ternativas de evitación son: la violencia física, el
despido, un
castigo, etc. El supuesto subyacente es que el subordinado
teme que esta amenaza se concrete. En otras palabras, el
poderoso espera que el sometido desee —aún más que él—
evitar llegar al caso de utilización de la alternativa de
evita-
ción. Sólo así puede funcionar efectivamente el poder dado
que —en caso contrario— el superior puede verse obligado
a actuar haciendo uso de la alternativa de evitación: de la
violencia física, del despido, del castigo, y sin conseguir
la
obediencia requerida, con lo que queda en claro su falta de
poder.
En el sistema organizacional, Luhmann distingue dos ti-
pos de poder que se basan en la capacidad de disposición
sobre la contingencia, en relación con roles deseados. Estos
tipos son el poder organizacional, referido a la pertenencia
misma a la organización. El hecho que la organización pue-
da condicionar la pertenencia y pueda despedir a quienes no
cumplan con lo exigido, constituye el elemento central del
poder organizacional. El poder personal, por su parte, tiene
que ver con las posibilidades ofrecidas por la organización
para hacer carrera en ella, es decir, de obtener puestos
mejo-
res dentro de ella.
También los subordinados pueden disponer de poder, lo
que no ocurre necesariamente —como podría suponerse
desde el viejo concepto del poder como una suma constan-
te— a costas del poder de los superiores. Sin embargo, en
las organizaciones pueden diferenciarse las fuentes de
poder,
pero no los temas en que el poder se encuentra en juego. De
esta manera, cualesquiera que sean las fuentes de poder en
que se basan superiores y subordinados, ambos deben refe-
rirse a un ámbito relativamente reducido.
Por otra parte, señala Luhmann, es equivocado el confundir
niveles de cons-
trucción sistémica, como lo ha hecho la Escuela de Relacio-
nes Humanas. El poder que ocurre en una organización tie-
ne lugar en un sistema cuyos criterios de constitución son
diversos a los que orientan la autoselección de un sistema
interaccional. Así, puede conducir a errores conceptuales y
prácticos de importancia el pretender mezclar en el análisis
del poder, sus fuentes y sus temas, que se plantea en el
deve-
nir organizacional, con el poder generado en las interaccio-
nes entre individuos, razón por la cual es conveniente tener
presentes las diferencias entre Interacción y Organización,
para evitar que la confusión de niveles conduzca a conclu-
siones también erradas y confusas respecto al poder y sus
resultados.
El supuesto
primero y más importante es que los proce-
sos de
comunicación guiados por los medios juntan compa-
ñeros, en
donde ambos completan sus propias selecciones y
ambos saben
que esto ocurre por el otro.
13
Usemos los
tér-
minos alter y ego. Todos los
medios de comunicación supo-
nen
situaciones sociales con la posibilidad de elección por
ambas partes,
en otras palabras, situaciones de selectividad
de doble
contingencia. Precisamente eso es lo que le da a
estos medios
su función de transmitir selecciones desde un
alter a un ego en tanto que preservan su
selectividad. En esta
medida, el
problema inicial en todos los medios de comuni-
cación
simbólicamente generalizados es el mismo; también
se aplica al
poder. En cada caso, la comunicación influyente
se refiere a
un compañero que va a ser dirigido para hacer
sus selecciones.
De acuerdo con
esto, la transferencia de selecciones sig-
nifica
precisamente la reproducción de las selecciones en
condiciones
simplificadas abstraídas de los contextos inicia-
les.
Precisamente en vista de esta simplificación y abstrac-
ción, se torna
necesario que los símbolos reemplacen el co-
mienzo
concreto, el eslabón inicial de la cadena de selec-
ción. Para
este propósito, los medios de comunicación desa-
rrollan
códigos simbólicamente generalizados para la orien-
tación
compartida. Sin embargo, cada fase subsecuente del
proceso mismo
continúa siendo selección. Consecuentemen-
te, los
medios de comunicación combinan la orientación co-
mún con la no
identidad de las selecciones. Sólo bajo esta
condición
básica es que también el poder funciona como un
medio de
comunicación.
15
Ordena las
situaciones sociales
con una
selectividad doble. Por lo tanto, la selectividad del
alter debe diferenciarse de la del ego, porque en
relación con
estos dos
factores surgen problemas muy diferentes, espe-
cialmente en el caso del poder.
De acuerdo con
esto, una suposición fundamental de
todo poder es
que la inseguridad existe en relación con la
selección del
alter que tiene poder.
16
Por las
razones que
sean, alter tiene a su
disposición más de una alternativa.
Puede producir y quitar inseguridad en su compañero cuan-
do ejerce su
elección. Esta desviación por la vía de la pro-
ducción y
reducción de la inseguridad es una precondición
absoluta del
poder; determina la latitud que existe para la
generalización
y especificación en un medio de comunica-
ción determinado
y, por ejemplo, no es una fuente de poder
particular entre otras.
El poder
también supone apertura a otras acciones posi-
bles por
parte delzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONMLKJIHGFEDC ego afectado por
el poder. El poder hace
su trabajo de
transmitir, al ser capaz de influenciar la selec-
ción de las acciones (u omisiones) frente a otras
posibilida-
des. El poder
es mayor si es capaz de mantenerse incluso a
pesar de
alternativas atractivas para la acción o inacción. Y
sólo puede
aumentarse junto con un aumento de la libertad
por parte de
cualquiera que esté sujeto al poder.
Por lo tanto,
el poder debe diferenciarse de la coerción
(Zwang) para hacer algo concreto y específico. Las eleccio-
nes posibles
de una persona que está limitada se reducen a
cero. En casos
extremos, la coerción; ésta recurre al uso de
la violencia
física y, de este modo, a la substitución de la
acción propia
por la acción de otros que uno no puede con-
seguir.
17
El poder
pierde su función de crear doble contin-
gencia en la
misma proporción que se aproxima al carácter
de la
coerción. La coerción significa la renuncia a las venta-
jas de la
generalización simbólica y a guiar la selectividad del
compañero. La
persona que ejerce la coerción debe asumir
la carga de
la selección y la decisión en el mismo grado en
que se ejerce
la coerción; ésta tiene que ejercerse donde hay
una carencia
de poder. La reducción de la complejidad no se
distribuye,
sino que se transfiere a la persona que usa la
coerción. Si
esto es lo sensato o no, dependería de lo com-
plejas y
mutables que sean las situaciones en que se tienen
que tomar las
decisiones sobre la acción.
El uso de la
coerción sólo puede centralizarse en los sis-
temas muy
simples. Los sistemas más complejos sólo pue-
den
centralizar decisiones (o incluso, decisiones con el obje-
to de decidir
premisas para tomar decisiones sobre el uso de
la fuerza).
Esto significa que deben desarrollar poder para
hacer posible la coerción. El concepto de un personal «a car-
go de la
coerción» introducido por Max Weber cubre esta
situación.
Incluso estas
simples reflexiones iniciales muestran que
una
definición, operacionalización y medición más cercana
de las
relaciones concretas de poder, es una empresa ex-
traordinariamente
compleja. Se debe usar una medida mul-
tidimensional
para evaluar la complejidad de las posibilida-
des, de las
quezyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
ambas partes (o, en fundamentos en cadena,
todos los
participantes) pueden elegir una acción.
18
El poder
del portador
de poder es mayor si puede poner la elección
de realizar,
con base en su poder, tipos de decisiones cada
vez más
diversas. Y, además, su poder es mayor si puede
hacer esto
con un compañero que, por su parte, posee varias
alternativas
diferentes. El poder aumenta con la libertad en
ambas partes y, por ejemplo, en cualquier sociedad deter-
minada,
aumenta en proporción con las alternativas que
produce.
En todo esto
no hemos tratado solamente problemas de
ciencia y
método.
19
Más bien, el
resultado de esta complica-
ción para la
sociedad es que debe desarrollar substitutos
para una compensación exacta de situaciones de
poder, y que
estos
substitutos se conviertan en un factor de poder. En
primer lugar,
las jerarquías que postulan una distribución
asimétrica
del poder sirven como substitutos. Se supone que
un superior
tiene más poder que un inferior (aunque en las
organizaciones
burocráticas lo contrario pueda ser nor-
mal).
20
Otro
substituto es la historia del sistema: los casos
que tienen
éxito en las situaciones de conflicto son recorda-
dos,
normalizados y generalizados como expectativas. Lo ex-
plosivo del interés por el estatus y de los episodios aparente-
mente pequeños
está conectado con esta función de simboli-
zar las
comparaciones de poder y, de esta manera, esclare-
cer la
situación efectiva de poder. En tercer lugar, existen
posibilidades
importantes de substitución en los convenios
semicontractuales,
por medio de los cuales un socio dema-
siado
poderoso llega a un acuerdo con aquellos que podrían
retirarse o
ser desleales.
21
En todos estos
casos, el recurso
comunicativo
directo al poder se reemplaza por medio de la
referencia a
símbolos que comprometen a ambas partes nor-
mativamente y,
al mismo tiempo, que toman en cuenta el
diferencial de
poder supuesto. Todos estos son equivalentes
funcionales
para medir el poder y para hacer pruebas del
poder como
premisas de decisión. La seguridad y practicabi-
lidad
institucional de estos substitutos hacen que los cálcu-
los exactos
sean innecesarios, e incluso hacen problemático
cualquier
intento en ese sentido. El resultado de esto es que,
si la ciencia
produjera algún modo de medir el poder, esto
alteraría la
realidad social; en otras palabras, destruiría los
substitutos y
los divulgaría como falsos supuestos. Sin em-
bargo, es
dentro de los límites de la probabilidad en donde
la ciencia
desarrollará sus propios substitutos para medir el
poder, el que
sería tratado en otras áreas de la sociedad pura
y simplemente
como incumbencia de la ciencia.
3. La función
de un medio de comunicación es transmi-
tir
complejidad reducida. La selección hecha por un alter li-
mita las
selecciones posibles de un ego al ser comunicadas
bajo
condiciones específicas, que son definidas en forma
más estricta
más adelante. Estos tipos de dependencia trans-
mitidos por
vía de los medios de comunicación se distinguen
de las
interferencias generales y de los impedimentos mu-
tuos (tales como
el alter que escucha la radio y el ego que no
puede quedarse dormido), en que suponen algunos procesos
de
comunicación que se pueden condicionar mediante sím-
bolos. De
este modo, están sujetos a la formación cultural,
pueden ser
cambiados por la evolución y son compatibles
con un gran
número de condiciones del sistema.
También en el
caso del poder, el principal punto de inte-
rés es esta
transmisión de selección, no, por ejemplo, las rea-
lizaciones
concretas de ciertos resultados. El poder no surge
sólo en el
caso extremo de quezyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONMLK alter deponga la
acción de
ego, dirigiéndolo, por ejemplo, a apretar un determinado
tornillo tanto
como sea posible. Es más típico y satisfacto-
rio
considerar al poder, del mismo modo como a cualquier
otro medio de
comunicación, como algo que limita la gama
de
selecciones del otro.
22
La noción
causal hasta ahora
dominante en
las teorías del poder
23
no va a
desecharse,
pero debe
ponerse en forma abstracta; no designa a un enla-
ce invariable
entre las condiciones concretas de la realidad
—las
expresiones de poder y la conducta— ni restringe la
efectividad
del poder al caso en que la conducta de ego hu-
biera tomado
un curso diferente sin la comunicación trans-
mitida por el
poder desde alter.
24
Si así fuera
el caso, se su-
pondría, en
forma errónea, que en principio, siempre existe
una resolución
dada por la voluntad, la que después es ven-
cida o
doblegada a través del poder de alter. Sin embargo, de
hecho, la
existencia de un diferencial de poder y la anticipa-
ción de una decisión basada en el poder, hace bastante in-
sensato para
el subordinado el hecho de formar incluso una
resolución
contraria. Y precisamente en esto consiste la fun-
ción del poder:
asegura las cadenas posibles de efectos, inde-
pendientes de
la voluntad del participante sujeto al poder, lo
desee o no.
La causalidad del poder consiste en neutralizar
la voluntad,
no necesariamente en doblegar la voluntad del
inferior.
Esto también lo afecta a él, y más precisamente
cuando intentó
hacer lo mismo, y después aprende que tiene
que hacerlo
de todos modos. La función del poder consiste
en la
regulación de la contingencia. Como con cualquier
otro código de
medios, el código del poder se relaciona con
una
discrepancia posible —no necesariamente real— entre
las
selecciones dezyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
alter y ego: acaba con la discrepancia.
En
consecuencia, el poder de quien lo detenta, no se des-
cribe en forma
satisfactoria como una causa, o incluso como
una causa
potencial. Más bien, puede comparársele con la
función
compleja de un catalizador. Los catalizadores acele-
ran (o
retardan) el inicio de los sucesos; sin cambiar ellos
mismos en el
proceso, causan cambios en el coeficiente de
conexiones
efectivas (o probabilidad) que se espera de las
conexiones
casuales que existen entre el sistema y el entor-
no. De este
modo, finalmente producen una ganancia de
tiempo, que
es siempre un factor crítico para la construc-
ción de
sistemas complejos. A este respecto son más genera-
les que sus
productos respectivos. En el proceso de la catáli-
sis, los
catalizadores no cambian, no cambian en el mismo
grado en que
el proceso acelerado (o retardado) produce o
inhibe los
efectos.
Teniendo
presente que aquí estamos hablando de una
estructura
real (y no sólo de un resumen analítico),
25
enton-
ces podemos
decir que el poder es una oportunidad para
aumentar la probabilidad de realización de combinaciones
improbables de
selecciones.
26
Las
probabilidades reales tie-
nen la
tendencia de ser autorreforzadas; si uno sabe que
algo es
probable, prefiere considerar que el suceso efectiva-
mente
ocurrirá, y mientras más relevante es, menor es el
umbral que empieza
a mover este proceso. Lo mismo se
aplica a las
improbabilidades, como lo sabe cualquier con-
ductor. Por
lo tanto, cada vez se necesita una decisión pre-
via para
decidir si considerar a un suceso incierto como
(muy,
bastante, no muy) probable, o como (no muy, bas-
tante, muy)
improbable. Aquí pueden tener participación
las leyes
psicológicamente puras.
27
Las
definiciones sociales
de la
situación también participarán e influenciarán la per-
cepción de lo
probable o improbable. Y, por su parte, estas
definiciones
pueden ser traducidas en formulaciones moda-
les a través
de los medios de comunicación simbólicamente
generalizados.
La función
catalizadora del poder ya está basada en
complejos
causales muy intrincados. Precisamente por esto
es por lo que
el poder sólo se entiende como un medio de
comunicación
simbólicamente generalizado. El hecho de
desarrollar
formulaciones abstractas por medio de comple-
jos de
selección controlados simbólicamente, al mismo tiem-
po asegura
que el poder no se considere como algo depen-
diente de la
acción directa e interferencia por parte del po-
seedor de
poder sobre la persona sujeta al poder.
28
Es decir,
sólo al
suponer un proceso de comunicación la persona suje-
ta al poder aprende, por medio de alguna ruta indirecta de la
selectividad (¡no sólo de la existencia!),
29
de los actos
de
poder pasados
o futuros del poseedor de poder. La función
particular
del hecho de generalizar el medio de comunica-
ción del
poder, es hacer posible estas desviaciones sin, por
eso, hacer
imposible el identificar el código del poder y los
temas de
comunicación.
4. Es típico
de todos los medios de comunicación el he-
cho de que en
la base de su diferenciación haya unazyxwvutsrqponmlkjihgfedcb
combi-
nación especial de interacción y, dentro de ésta, un problema
específico. Los medios de comunicación sólo se originan en el
nivel de lo
que se supone es el vivir junto con otros cuando la
influencia es
contingente y, con eso, al fin, más bien impro-
bable. Sólo
cuando, y en tanto que, los bienes son escasos, el
reclamo activo
de algunos de ellos por parte de una persona
se convierte
en un problema para otros y, entonces, esta si-
tuación se
regula a través de un medio de comunicación, el
que transfiere
la acción seleccionada por la persona a la ex-
periencia de
los otros y allí la hace aceptable.
30
En el supues-
to de que
exista escasez, la influencia se hace precaria de un
modo especial,
de manera que, ante esta situación inusual,
pueda tomar
forma el medio de comunicación específica-
mente
generalizado, el que hace posible la transferencia de
complejidad
reducida en este caso, pero no en otros. De este
mismo modo se
origina la verdad. Aquí también, dentro de
un contexto de
supuestos y creencias no problemáticas, pri-
mero debe
surgir una cierta improbabilidad de información
antes de que
entren en función los criterios de indagación y
antes de que
se forme un código especial para regular la
identificación
de la verdad y la falsedad. La verdad es la duda
vencida. Puede
despejarse por medio de la simple frustración
de
expectativas cognoscitivas, pero también por medio de un
conjunto de
instrumentos cognoscitivos con una capacidad
muy aumentada para el reconocimiento de la verdad.
De tal manera,
un pasaje a través de la contingencia au-
mentada,
también es necesario para la formación del medio
de
comunicación del poder. No todas las ejecuciones de una
acción
propuesta se tornan problemáticas. Uno no deja algo
que se le ha
dado, sino que lo acepta y lo sostiene con fuer-
za, etc. Pero
en casos especiales, si elzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPO
proponente se reprime
de proponer y
su propia acción se reprime de prescribir la
acción de
otros, el contexto concreto de la circunstancia ya
no puede
realizar toda la transmisión de selecciones que se
requiere. La
tentación a la negación también aumenta con la
contingencia
de la selección. Entonces, la transmisión de la
selección sólo
puede ocurrir bajo presuposiciones especiales,
y el código
del poder reconstruye e institucionaliza estas pre-
suposiciones.
Sólo con la ayuda de un medio de comunica-
ción
simbólicamente generalizado se convierten en la base
de
expectativas seguras.
Es difícil
encapsular este problema dentro de una defini-
ción que
estipula categóricamente lo que es y no es el poder.
Sin embargo,
la referencia al problema evoca conjuntos de
circunstancias
distintivas y descriptibles. Se puede decir que
mientras
mayor sea el grado en que la influencia se torna
contingente,
porque llega a reconocerse como una acción
cuya
selectividad sólo se refiere a la activación y guía de la
acción de otra
persona, menor es el grado en que una con-
gruencia
situacional natural de interés puede incluirse, más
problemática
se torna la motivación y más necesario un có-
digo que
regule las condiciones de transmisión de la selec-
ción y la
atribución de motivos personales. Entonces, este
enfoque que
procede de los contextos de interacción puede
ser incluido
en la teoría de la evolución social en la tesis
que, del
mismo modo en que aumenta la diferenciación so-
cial, así
también lo hace la frecuencia de situaciones en que,
sin importar
cuán alto sea el grado de contingencia y espe-
cialización,
la transferencia de selección debe ocurrir si se
quiere
mantener el nivel adquirido de desarrollo. En áreas
funcionales
importantes, la congruencia situacional de inte-
reses ya no ocurre con la suficiente frecuencia o con la espe-
cialización
suficiente como para que baste. Entonces, el des-
arrollo de un
código especial para el poder, y hecho para
estos
problemas, se torna de una prioridad inevitable para
una evolución
posterior.
Además, esta
línea de argumento tiene sus paralelos en
otras áreas de
medios y es apoyada por ellas. Sólo desde una
cierta etapa
de desarrollo en adelante, la comunicación coti-
diana se carga
tanto de información, que la verdad misma
se transforma
en un problema. Sólo desde una cierta etapa
de
desarrollo, la cantidad de bienes se hace tan grande que
se torna
sensato mantenerla abierta a la intervención contin-
gente ante la
escasez. Además, podría decirse que el amor
sólo se torna
necesario como un código de comunicación
especial,
cuando las emociones e imágenes del mundo de los
demás están
tan fuertemente individualizadas —y eso signi-
fica que se
han tornado tan contingentes que ya no se puede
estar seguro
de ellas—, y por esa razón, incluso se debe
amar de
acuerdo con las normas que dicta la cultura. E in-
cluso el
arte, como un medio de comunicación, depende de
la
contingencia aumentada, es decir la contingencia de las
obras
producidas manifiestamente, pero ya no sustentadas
por los
requerimientos del mundo cotidiano concreto. Todas
éstas son
áreas problemáticas de interacción, esto es, varian-
tes del
problema de la transmisión de la selección y, al mis-
mo tiempo, etapas de la evolución del sistema societal.
Tal vez la
diferencia más importante con respecto de
las teorías
del poder más antiguas, es que la teoría de los
medios de
comunicación conceptualiza el fenómeno del po-
der sobre la
base de una diferencia entre el código y el pro-
ceso de
comunicación y, por lo tanto, no está en posición de
atribuir poder
a una de las personas como propiedad o fa-
cultad.
31
El poder es comunicación guiada por el código.
atribución del
poder al poderoso está regulada en este códi-
go por los
resultados de amplio alcance que conciernen al
refuerzo de
motivaciones que cumplir, responsabilidad, ins-
titucionalización,
dando una dirección específica a los de-
seos de
cambio, etc. Aunque están actuando ambas partes,
cualquier
cosa que ocurra se le atribuye solamente al posee-
dor del poder.
32
Sin embargo,
el análisis científico no debe-
ría permitir
el hecho de ser echado a un lado por reglas de
atribución
contenidas en su objeto; tales regulaciones no
causan que el
portador de poder sea más importante o, en
ningún
sentido, más causal en la formación del poder, que la
persona sujeta
al poder.
33
Las reglas de
atribución conteni-
das en el
código de los medios son otro objeto posible de
análisis
científico.
34
No obstante,
también se pueden hacer,
de nuevo,
preguntas sobre sus funciones. Para este fin, pri-
mero el
aparato analítico debe abstraer predecisiones de las
atribuciones.
Al mismo tiempo, esta exigencia apunta a una
diferenciación
mayor entre el sistema científico y la socie-
dad, en
nuestro caso, apunta a una de mucho más alcance
entre la
ciencia y la política.
La diferencia
entre el código generalizado y el proceso
selectivo de
comunicación nos acompañará constantemente
en lo que sigue. La generalización simbólica de un código,
de acuerdo
con las expectativas que se puedan formar, es un
prerrequisito
para la diferenciación del poder como un me-
dio especializado
que puede ser relacionado con combina-
ciones
particulares de problemas, que produce ciertas accio-
nes y que está
sujeto a ciertas condiciones. Además, el códi-
go de los
medios generalizados contiene los puntos de parti-
da para el
desarrollo acumulativo en el curso de la evolución
societal.
Desde estos puntos de vista el poder es de interés
para la teoría
de la sociedad. Esto no debería excluir la posi-
bilidad de que
las teorías de organización y de interacción
pudieran
trabajar con conceptos simplificados de poder, ta-
les como
aquellos que ya suponen diferencias de estatus o
posibilidades
adecuadas de información y cálculo. Sin em-
bargo, dentro
del alcance de estas premisas circunscritas, se-
ría imposible
llegar a alguna conclusión sobre la importan-
cia del poder para la sociedad más extensa.
En una crítica
extensiva y muy aplaudida sobre el traba-
jo de
Parsons, y en particular sobre su teoría del poder, Alvin
Gouldner
expresa su sorpresa de que Parsons, en su tratamien-
to del poder
como un medio simbólicamente generalizado, lo
identifique
tan cercanamente con el poder legítimo, con el «po-
der delzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA establishment» y que tome esto como algo normal para
la sociedad.
35
Apartando la
brutalidad y egoísmo de los que
tienen el
poder, esta opinión se descarta, tanto en su totalidad
como en sus
formulaciones individuales, por irreal, intelectual-
mente absurda,
utópica y engañosa. Este asombro por parte de
un sociólogo
es en sí sorprendente para los sociólogos porque
está formulada
en el marco teórico de una sociología de la
sociología.
Por supuesto, es indiscutible que la sociología puede
y debe
preocuparse de los fenómenos del ejercicio brutal y
egoísta del
poder. Sin embargo, este interés no debe convertirse
en una opinión
prejuiciosa concerniente a la realidad social
incorporada en conceptos y teorías.
El logro real
de la teoría de Parsons fue el hecho de
reemplazar los
prejuicios contra la sociología como una
ciencia de
crisis y oposición, por una arquitectura concep-
tual
relativamente autónoma (de esta manera, abierta, a su
vez, a la
crítica). No obstante que se juzgue la adecuación de
este aparato
analítico, es indudable que la institucionaliza-
ción del
poder legítimo imponible es un fenómeno de mayor
importancia
social, en comparación con la brutalidad y el
egoísmo. La
vida social cotidiana está determinada en un
grado mucho
mayor por el poder normalizado, es decir, el
poder legal,
que por el ejercicio brutal y egoísta del poder.
Las
excepciones limitadas a ciertas áreas, realmente sirven
para
clarificar este estado de cosas.
36
La
intervención por
medio de la
fuerza legítima es más considerable; simplemen-
te no se la
puede descartar sin alterar y transformar casi
toda la vida
social normal. La brutalidad y el egoísmo son
fenómenos
compatibles con muchas condiciones sociales, en
tanto que no
debiliten el dominio del poder institucionaliza-
do. Por
supuesto, este argumento no justifica ningún acto
brutal y,
además, no justifica el tolerarlo o aceptarlo, como
se sabe que
ocurrió en la historia de la religión y en la distri-
bución del
bienestar. Pero este tipo de problema que sirve
como
explicación es realmente secundario, tanto histórica
como
teóricamente. Supone la introducción de un esquema-
tismo binario
para diferenciar débito de crédito, correcto de
incorrecto, o
conformidad de desconformidad.
Al desarrollar
una teoría de los medios de comunicación
simbólicamente
generalizados, estamos tratando de evitar
esta
controversia. Las condiciones para formar una dicoto-
mía entre laszyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA condiciones gobernantes y la crítica son parte
de la teoría
misma. Ésta trata a tales disyunciones como
elementos de
un código de comunicación e indaga sobre
sus
precondiciones genéticas, funciones, resultados, meca-
nismos complementarios y probabilidades de desarrollo.
Una teoría
así, también podría caracterizarse, como lo ha-
bría hecho
Gouldner, como moralista y conservadora, si
uno supone que
se ajusta a las características en el sentido
de que desea
retener o mantener abierta la opción de expre-
sar una
opinión, tanto a favor como en contra de una ma-
nifestación de
poder, de acuerdo con las circunstancias pre-
valecientes.
https://www.youtube.com/watch?v=zvmx8I--k-U
LA HORA DEL LOBO (Ingmar Bergman, 1968): EL Teatro de los sueños. Amor y
vida vs. Pasión y pulsión de muerte.
Esta hora es la peor (la hora en que acaba la noche y
despierta el alba)... Los viejos la llaman la hora del lobo, en
la que muere más gente y nacen más niños. Dormidos tendríamos pesadillas, y
despiertos tendremos miedo.
La hora del lobo (Vargtimmen, Ingmar Bergman, 1968) es una compleja película de
Bergman. Entre una estructura propia del terror gótico, el juego entre que es
real y que es fantasía, el carácter onírico de la película, se hace susceptible
de distintas interpretaciones aunque, no obstante, parece retomar una nueva
reflexión de Bergman sobre Bergman. Como indica el reconocido historiador del
cine Peter Cowie:
La hora
del lobo es la primera de tres películas protagonizada por Max von Sydow como
alter ego de Bergman: el artista como fugitivo que se retira a un diminuto
mundo insular y gradualmente dirige sus pensamientos hacia sí mismo, hasta que
el sueño y la realidad se funden en aterradora confabulación. En La
hora del lobo es un pintor. En La Vergüenza (ya comentada en este blog, pulsa aquí para acceder) un violinista.
En Pasión no tiene ninguna pretensión de logros artísticos. [1]
El mismo
Bergman dice acerca de esta película: Antes siempre había sido muy
rápido para menospreciar La hora del lobo, probablemente porque toca unos
aspectos tan reprimidos de mí mismo. [2] Es
precisamente su carácter onírico desde el que pretendo abordar la película,
como si fuera sueño... un sueño de Bergman. Algo que está implícito en sus
propias palabras cuando dice: Persona tiene una luz intensa, una
claridad incesante. La hora del lobo se desarrolla en un mundo de fronteras
imprecisas. Además utiliza elementos nuevos para mí —la ironía romántica, el
cine de fantasmas—, con los que juega. [3]
Como
siempre, La hora del lobo cuenta
con las magníficas interpretaciones de dos de los actores habituales de
Bergman, Max Von Sydow, interpretando
al pintor Johan Borg, y Liv Ullmann, interpretando
a su esposa Alma Borg.
I. LA ISLA: UN ESPACIO ONÍRICO.
La isla
es, en numerosas ocasiones, un elemento esencial de algunas películas de
Bergman, especialmente de esta época. La vergüenza (1968) o Pasión
(1969) transcurren en una isla, como en una isla transcurre la
segunda parte de Persona (1966), como en una isla
transcurre Como en un espejo (1961).
Efectivamente,
en un sentido simbólico, la isla, ese espacio de tierra rodeado de agua por
todas partes, la convierte en un espacio cerrado que evoca el refugio y el
retiro, pero también es un lugar de encuentros inesperados y con lo
desconocido, como así nos lo han mostrada a menudo el arte y lo sueños. Sin
embargo, cuando el refugio y el retiro se convierten en aislamiento la isla es
"una isla maldita, en la que se producen apariciones infernales,
encantamientos, tormentas y peligros. Corresponde al castillo negro de otras
leyendas...."[4]
Desde
esta perspectiva, mi hipótesis es que la isla de La hora del lobo es un espacio
onírico donde se encuentran los demonios infernales y apariciones de, como
veremos, una dimensión particular del mundo psíquico de Bergman:
Las islas
evocan porciones desprendidas de consciencia, animadas por las acuosas
profundidades de la psique. Representan secretos que aíslan, el sedimento
acumulado de memorias remotas, deseos tabú, traumas disociados. Pueden ser
"magnéticas y evasivas", y pueden tener un efecto sutil e insidioso.
[5]
II. SEGUNDA PARTE: LA HORA DEL
LOBO Y LOS RECUERDOS DE INFANCIA.
Empezaremos
por la segunda parte de la pelicuca, que transcurre bajo la hora del lobo. A mi
entender toda su argumento onírico se articula a partir de un recuerdo de
infancia de Bergman, quien en relación a esta dice "no hay duda de que mi educación fue un campo fértil para los
demonios de la neurosis"[6]. En su libro La
linterna mágica dice también "Casi toda nuestra educación
estuvo basada en conceptos como pecado, confesión, castigo, perdón y
misericordia, factores concretos en las relaciones entre padres e hijos, y con
Dios."[7] Es en
este libro donde encontramos descrito el castigo que Johan le cuenta a Alma
justo en la hora del lobo:
En uno de mis muchos castigos me metían en un gran armario y cerraban la
puerta. No se oía nada. Estaba a oscuras, me volvía loco de miedo, gritaba y
pateaba. Me habían dicho muchas veces que un enano vivía en el fondo del
armario y que mordía los dedos de los pies de los niños malos. Cuando dejaba de
patalear, oía un crujido horrible en el fondo del armario. Sabía que mi hora
había llegado. Sentía el pánico penetrando en mi piel, y lleno de terror me
subía a las cajas buscando una salida. La ropa caía sobre mí enredándose en mis
pies y haciéndome caer. Luchaba desesperadamente para intentar salvarme de
aquella horrible criatura. Gritaba continuamente lleno de terror y pedía perdón.
Al fin habrían la puerta y podía salir de aquellas tinieblas.
Mi padre decía: "mamá me dice que estás arrepentido." Y
yo le imploraba: "Si, por favor, por favor, perdóname." Entonces
decía: "túmbate en el sofá". Iba al gran sofá verde de mi padre.
Ponía un cojín encima del otro. Preparaba el bastón de mi padre. Ma bajaba los
pantalones y me inclinaba sobre los cojines. Mi padre decía:
"¿cuántos bastonazos te mereces?" Y yo contestaba los que sea
necesarios. Y empezaba a pegarme. Pegaba fuerte pero yo lo resistía. Cuando
terminaba el castigo yo me volvía a a mi madre y le preguntaba: "¿Puedes
perdonarme ahora mamá?" Ella lloraba y decía: "Claro que te
perdono." Extendía la mano y yo la besaba.
Miedo, terror, humillación, dolor, culpa...
sadismo. Una escena que Johan relata lleno de dolor y
desesperación. Alma, afectada por su relato, se conmueve al pensar en el
niño, "en su silenciosa oscuridad. Es
como si no fuera a vernos nunca". Alma parece, como
veremos, interpretar la parte de la personalidad de Johan que vela para que
este no pierda definitivamente su equilibrio psíquico, para que no se pierda
como perdido anda ese niño en su silenciosa oscuridad, sin la posibilidad de
ver ni de ser visto. No deja de ser significativo que tras este relato de Johan
le siga una de las escenas más extrañas y duras de la película en la que vemos
a Johan pescando en la roca del acantilado.
Un niño en bañador le observa. Pronto vemos la
incomodidad de Johan. El niño baja hacia donde está él y mira un cuadro que se
apoya en su caballete, luego le toca las botas, para, finalmente, colocarse a
su espalda como esperando... Johan, más incómodo, recoge la caña de pescar y se
dispone a marchar del lugar. El niño, entonces, se estira y yace sobre una
piedra contemplando a Johan. La escena parece cargarse de una notable tensión
erótica. Johan, notablemente incómodo, se dirige hacia él de forma agresiva. De
repente el niño se lanza a él y le muerde... Se engarzan en una lucha en la que
Johann acaba matando al niño y hundiéndolo en las aguas.
¿Cómo hay
que considerar esta escena? Es evidente que su lectura no puede hacerse sin
relacionarla con la escena del recuerdo de infancia narrado por Johan. Tanto
por sus imágenes, como por las palabras que Bergman le dedica en Imágenes
[6], podría fácilmente relacionarse con una homosexualidad
reprimida, incluso con una posible pederastia. Sin embargo, la representación
de carácter onírico de la escena, donde lo evidente nunca es el significado que
se oculta tras la evidencia (la metáfora es un elemento característico del
sueño) nos hace reflexionar sobre ella en una dirección distinta. Tal como
Bergman nos presenta al personaje de Johan, un ser sumiéndose en la oscuridad y
la fragmentación de su psique, y desde una perspectiva del sueño y del recuerdo
narrado instantes antes, ¿no es quizá ese niño el mismo niño del recuerdo de
Johan que ahora es odiado y destruido por él mismo? ¿No es la violencia de
Johan la violencia introyectada hacia ese niño que fue, un niño que, a la vez,
es un representante de su propia vulnerabilidad negada? ¿No es la actitud
aparentemente seductora del niño la necesidad de ser deseado por el Johan que
le odia, que le repudia? El mismo odio y repudio, al mismo tiempo que la
necesidad de ser deseado y amado, que debió sentir el niño del recuerdo ante
los castigos de sus padres. En numerosas ocasiones, en los sueños, la
tensión erótica entre personajes oculta la necesidad de aproximar
aspectos polares de psique del soñante que están en declarado conflicto, como
suele ser, como en este caso, la polaridad adulto-niño. Si
vemos este fragmento desde esta perspectiva, las imágenes se nos presentan como
la situación de extremo conflicto que viven ambos polos en la psique de Johan:
el adulto rechaza la llamada del niño a ser aceptado, deseado y amado, y ante
su rechazo el encuentro deriva en un conflicto interno mortal, donde el rechazo
y el odio de Johan desencadenan también la rabia y el odio del niño.
Si
contemplamos estas dos escenas como el núcleo central de la película vista como
un gran sueño, vemos entonces que Johan es la personalidad alienada del
Bergman soñante, el niño es la personalidad rechazada y odiada, su
personalidad necesitada y vulnerable, mientras que Alma (un nombre que tampoco
es gratuito), quizá como representación del arquetipo del ánima junguiana,
sería la personalidad que intenta encontrar el camino del amor que
una las dos partes en conflicto, camino que tan complejo fue para
Bergman, tanto en su mundo interno como en el externo y que, no obstante, hacen
que de ese gran conflicto surja su obra creativa, por eso el personaje de Johan
es un artista.
Es desde
este núcleo central que podemos ver el desarrollo de la película en su antes y
su después.
III. PRIMERA PARTE: LA PRESENCIA
DE LOS DEMONIOS.
La
primera parte de la película nos presenta a Johan y Alma como una pareja que,
aparentemente, se aman. No obstante, como ya nos indica Alma al principio de la
película, y con el paso de las primeras escenas, vemos que Johan es presa de
miedos a la oscuridad, insomnio, insatisfacción, a la vez que pone de
manifiesto una actitud distante hacia Alma, absorto como está en su mundo y en
una creación artística reflejo de una mente poblada de fantasmas, y que al
mostrárselas a Alma vemos como la preocupan y asustan. Pronto empiezan a
aparecer entre extraños y peculiares personajes. Veamos:
El
primero se le aparece a Alma como una anciana dama, elegantemente vestida, a
quien se le escapa que tiene 256 años, para luego rectificar y decir que tiene
76. Se presenta para decirle dos cosas: 1) que busque una maleta de Johan
y que evite que este destruya un cuaderno en el que están los dibujos
fantasmales que le mostró y, 2) que en la misma maleta hallará un diario y que
lo lea. En este diario, Alma encontrará los horrores que vive en su imaginación
Johan, así como la historia de una antigua amante llamada Verónica
Vogler, y que tendrá mucho
que ver en el desenlace de la película.
El
segundo se acerca a Johan, y es el Barón
von Merkens (Erland Josephson). quien es el dueño de la
isla y le invita a una fiesta que se celebrará en una castillo en la costa
norte. Antes de despedirse le hace notar que tanto él como su esposa son
grandes admiradores de su obra.
El
tercero también se le aparece a Johan, y se trata de Verónica Vogler (Interpretada por Ingrid Thulin), su
antigua amante. Las imágenes son interesantes, pues bajándose el tirante de su
lado derecho del vestido le muestra el pecho y la marca de una moradura en él,
y le dice: "Ves esta moradura, debes
tener cuidado mi amor, o acabaré hecha un desastre." Mientras
le lee una carta con un texto críptico Johan le acaricia el rostro y la besa.
Se observa el apasionamiento de Johan por Verónica.
El cuarto
es Heerbrandt (Ulf Johansson), que
se presenta como "archivero,
examinador de almas, les doy la vuelta, ¿qué es lo que veo...? No es necesario
que se lo diga, después de todo usted es un artista. Conozco sus dibujos y
también su autorretrato", y quien le dice
acerca de su estancia en la isla que "uno
siempre regresa a la escena del crimen, según dicen, y comete nuevos
crímenes." Johan se deshace de él golpeándole en el
rostro.
Todos ellos estarán presentes en la cena del
castillo del barón von Merkens, y no son más que el preludio de lo que sucederá
a partir de dicha cena en cuestión. Todos ellos introducen elementos que
siembran la discordia entre el Johan alienado y Alma como la dimensión positiva
del ánima que pretende que no se pierda en la oscuridad de su psique. De hecho,
podemos ver, y veremos, que Verónica Vogler es el ánima en el sentido contrario
de Alma, el ánima infernal que pretender sumergir a Johan definitivamente en
las tinieblas de su psique. En cierta manera, La hora del lobo nos recuerda, en
especial en su fase final, la presencia femenina al estilo de los cuentos de
Poe, donde sus protagonistas buscan ser incorporados mutuamente, de incorporar
y ser incorporado, la siniestra realización de un anhelo de fusión:
No hay duda sobre la
idealización de Poe en relación con las mujeres amadas, la misma idealización
que observamos en los protagonistas de los cuentos. La sensación
de "vampirismo" que puede observarse en ellos es propio de
la relación de esas supuestas almas gemelas cuyo único mundo es el mundo de su
relación, una relación en la que finalmente sus vidas se consumen en una
imposible fusión. [8]
Finalmente
llegamos a la fiesta, donde los demonios, presentados como personajes un tanto
excéntricos, agasajan a nuestros protagonistas. En esa escena de la fiesta del
castillo hay dos momentos destacables:
El primer
momento es
cuando uno de los demonios, Lindhorst
(Georg Rydeberg), ofrece una representación en un teatro de
marionetas de una escena de la La flauta mágica de Mozart. El
fragmento elegido hace referencia a la escena XV, cuando Tamino, solo
en el patio del palacio la sabiduría, desespera para encontrar a
Pamina: "¡Oh noche eterna! ¿Cuándo te
disiparás? ¿Cuándo encontrarán mis ojos la luz?" Responde
entonces pianissimo el coro: "Pronto,
pronto, joven, o nunca" Tamino, desde su desesperación continua: "¿Pronto,
decís, o nunca? Oh, invisibles, decidme, ¿vive aún
Pamina?" La cámara enfoca entonces el rostro inquieto de
Alma para luego desplazarse hacia el de un Johan fuertemente afectado. Y,
finalmente, el coro responde: "Pa-mi-na,
Pa-mi-na vive" mientras la cámara se aproxima al rostro de
Alma hasta enfocar su mirada que trasluce desesperanza.
Lindhorst comenta entonces
esta música fascinante poniendo énfasis en la frase final del coro,
concretamente en la separación de las sílabas de Pamina: "Escuchen esta extraña e ilógica pero brillante
separación, Pa-mi-na, Pa-mi-na. Ya no es el nombre de una mujer joven, es una
fórmula, un encantamiento." Sin duda, este encantamiento
se refiere a la pasión de Johan por Verónica, una pasión que lejos de
apagarse, es ahora invocada por los demonios, invocada esa pasión
mortal en la que un desesperado Johan que no alcanza a dar la luz al niño que
vimos anteriormente que vive en su interior, se refugia en las tinieblas de una
relación con Verónica que, como dije en la nota 8, buscando una imposible
fusión que no es más que un retorno a la madre, pulsión de muerte. Siguiendo la
analogía con Poe:
... lo que
observamos en los cuentos de Poe, el deseo de incorporar y ser incorporado por
parte de sus protagonistas [...] los relaciona con el arquetipo materno. Por
eso sus historias transcurren en esos lugares cerrados o inaccesibles donde
sucede esta mutua "incorporación". Los cuentos [...] podrían verse
como la siniestra realización de ese anhelo de unión imposible y
que, en esta ocasión, y recurriendo ahora a Lacan se corresponde con su
concepto de "Das Ding" - La Cosa -.
El segundo momento no hace más que vincular esa escena de la flauta mágica, que Lindhorst
relaciona con una fórmula o encantamiento, con la imagen de Verónica
Vogler. En la habitación de Corinne von
Merkens (Gertrud Firdh), esposa del barón von Markens, esta
le indica a Johan que tiene una de sus obras maestras, que no es más que un
retrato de Verónica. Vemos el rostro melancólico de Johan al observarla.
Corinne le cuenta la historia a Alma: "La
amó con delirio. No es necesario decirlo, fue un gran escándalo en su tiempo,
pero tan romántico." Más
tarde Corinne, dirigiendo a Alma frente al retrato de Verónica, le dice que
ella comparte una buena parte de Johan. Vemos el rostro acongojado de
Alma. Como la moradura de Verónica o la mordedura del niño, Corinne
le muestra a Johan una cicatriz cerca de la ingle y le dice: "me la hizo un hombre apasionado en un pasado
lejano. Es una fuente perpetua de renovada excitación. Se que es muy trivial,
pero para mi es estimulante," Una vez más la relación de
la pasión con la incorporación, con la mordedura. Para acabar este momento
quiero presentar la definición que se hace de la incorporación en el
psicoanálisis:
Proceso en virtud del cual el sujeto, de un modo
más o menos fantasmático, introduce y guarda un objeto dentro de su cuerpo. La
incorporación constituye un pulsional y un modo de relación de objeto
característico de la fase oral; si bien guarda una relación privilegiada con la
actividad bucal y la ingestión de alimento, también puede vivirse en relación
con otras zonas erógenas y otras funciones. Constituye el prototipo corporal de
la introyección y de la identificación. [10]
Y esta
primera parte, antes de entrar en la hora del lobo, acaba a la
vuelta de esta extraña fiesta con una Alma desesperada diciéndole a Johan que
ha leído su diario y que casi se muere de miedo, pero que, no obstante "no voy a salir huyendo de tí, no huiré de ti por
muy asustada que esté. No te dejaré. Escuchame, ellos quieren destruirnos,
quieren ser tus dueños, pero si estoy a tu lado no lo conseguirán. Johan, no
conseguirán alejarme de ti por mucho que lo intenten. Quiero quedarme contigo,
quiero quedarme. Johan, ayúdame." Pero el silencio de
Johan es un silencio abismal que lo dice todo.
Desde el
punto de vista onírico que aquí le damos a la película, los demonios
representan la dimensión pulsional que tienta a Johan bajo la forma de su
pasión por Verónica, que representa la dimensión hechizadora del ánima infernal
solapándose con el arquetipo de la madre devoradora, justo el opuesto de Alma
que representa la dimensión positiva del ánima que pretende que Johan no se
pierda en las tinieblas y que el amor y la vida prevalezca sobre la
pasión-pulsión. No es vano que Alma esté embarazada (Liv Ullman realmente lo
estaba en aquello momentos, teniendo a su hijo poco antes de finalizar la
película). Ella representa la posibilidad de rescatar el niño perdido en el
limbo psíquico de Johan de una infancia traumática. Alma representa la apuesta
por el amor y la vida en relación con Verónica que lo es de las tinieblas de la
pasión y la muerte y que se resume como pulsión de muerte
IV. VUELTA A LA SEGUNDA PARTE:
LA ELECCIÓN.
El final
de la segunda parte transcurre después de los acontecimientos descritos en la
hora del lobo, en el
punto 2. Después del amanecer, ya de día, se presenta en su casa el demonio de
nombre Heerbrandt con la excusa del mal tiempo y con el mensaje de una
invitación a una nueva fiesta en el castillo, con la indicación de que Verónica
Vogler asistirá (las tentaciones siguen). Pero antes de marchar le dice a
Johan, dejándole una pistola: "Hace un
par de días Van Merkens y yo discutimos sobre las posibilidades que tienes usted
de defenderse de este pequeño juego que hay en la isla".
Obviamente,
ese juego es la elección que debe hacer Johan entre Alma o Verónica. Tras
leerle Alma sus poblaras sobre Verónica escritas en su diario, acaba
diciéndole: "... sólo tengo miedo. ¿Crees
que quiero quedarme aquí para que me maten? ¿Crees que me gusta verte correr
detrás de esa mujer, oírte hablar de tus ridículos fantasmas y estar en guardia
a todas horas? Pero sigo estando aquí".
Es
entonces cuando cogiendo la pistola Johan le dispara tres veces, y aunque Alma
no muere (como vemos al final de la película solo fue levemente herida por uno
de los disparos), simbólicamente si lo hace para Johan, quien finalmente ha
decidido ir hacia Verónica.
V. TERCERA PARTE: LA
INCORPORACIÓN.
La tercera parte es el viaje a las tinieblas de
Johan en el castillo de los demonios. Allí va encontrándose con algunos de
ellos que representan dimensiones del propio Johan. La lujuria en
su encuentro con Gamla Fru von Mertens
(Gudrun Brost), los celos con el barón von
Mertens, la envidia con Corinne von Mertens, la
muerte tras la máscara con la señora mayor y, finalmente, el
encuentro con Lindhorst (quizá el más siniestro de todos ellos), quien le
maquilla y le vista de manera muy femenina, representando ese deseo de
incorporación con Verónica. El demonio lo hace mirarse al espejo y se lo dice
con claridad: "Ahora es usted mismo y,
sin embargo, no lo es. Las condiciones ideales para una cita de
amor" La forma andrógina de Johan nos recuerda esa unión
de la masculino y lo femenino en un sólo ser pero que, en su forma negativa, no
es unión de contrarios sino indiferenciación o la aberración. Dice Mircea
Eliade al respecto:
El hermafrodita concreto, anatómico, estaba
considerado como una aberración de la Naturaleza, o como un signo de cólera de
los dioses y, por consiguiente, era suprimido en el acto. Sólo el andrógino
ritual constituía un modelo, por implicar no la acumulación de órganos
anatómicos, sino simbólicamente la totalidad de las potencias mágico – religiosas
solidarias de ambos sexos. [11]
Y así
llega frente al cuerpo de Verónica que se halla yaciendo sobre una mesa
cubierta por una sábana blanca. Tras apartarla, Johan toca lentamente todo su
cuerpo desde el rostro, los hombros, el pecho, su cintura, el sexo hasta
descender por sus caderas y piernas hasta llegar a los pies... como si se
tratara de un ritual de reanimación.
Finalmente
Verónica despierta, pero quién lo hace nos es más que el demonio de
Verónica, en realidad el reflejo del deseo de incorporación de
Johan, de su deseo de fusión. Verónica despierta con un risa perversa y se
lanza hacia Johan como si prácticamente lo quisiera devorar, lejos de toda
sensualidad o erotismo. De repente se oyen las risas de todos los demonios, así
como la risa de la propia Verónica. Ellos han ganado el juego. Un Johan
demacrado dice: "Gracias. Al fin me ha
alcanzado el límite. El espejo se ha roto. ¿pero qué reflejan los
cristales?" Y es significativo que la imagen con la que
finaliza esta escena es con la del niño que Johan mata hundiéndose
definitivamente en las aguas del mar.
En Imágenes dice Bergman de
este final: "No pude dar respuesta. Peter pronuncia exactamente
las mismas palabras en De la vida de las marionetas. Cuando en su sueño ha
descubierto que su esposa yace asesinada dice: «El espejo está destrozado, pero
¿qué reflejan los trozos?». Todavía no tengo una buena
respuesta."[11] No creo que Bergman dijera la verdad en la
cuestión de no tener una respuesta. Los trozos de espejo se relacionan con la
psique fragmentada de Johan y que, en realidad, nos pone en relación con una
dimensión de la psique de Bergman que se relaciona con esta dicotomía entre el
amor y la pasión-pulsión que tan presente estuvo en su vida, entre la vida y la
muerte, y esos elementos que acompañan a la dimensión mortal de la pulsión y
que interpretan los demonios de la lujuria, los celos o la envidia. Los
demonios de Johan, como ocurre con los personajes de una psique fragmentada,
habitan juntos pero se pelean entre ellos. Buscan el control pero, en
realidad "viven la vida de los condenados, martirizados por un dolor insoportable,
eternamente enredados unos con otros. Se atacan y se comen las almas
mutuamente." [12]
VI. EL EPÍLOGO DE ALMA.
El final
de la película nos presenta a Alma contándonos el verdadero final de Johan. De
sus palabras deducimos que nada de lo que ocurrió en la tercera parte fue real,
pero que si lo fue en la imaginación enferma de Johan, fue su
realidad psicológica. Este volvió a casa y cuidó en su enajenación
a Alma. "Andaba por la habitación
hablando solo. Después cogió su diario y empezó a escribir. Empleó varias
horas. Aun no ."había amanecido cuando cogió su maletín y se interno en el
bosque. Pensé que debía seguirle y fui tras él." El resto
de la narración nos cuenta como Johan es encontrado por los demonios, como
estos le golpean y le dañan desapareciendo de repente con ellos. Johan es quizá
ahora un nuevo demonio, un nuevo condenado que habitará el castillo encantado,
presa de un dolor insoportable, el dolor de haber sucumbido a la pasión antes
que al amor, a la muerte antes que a la vida.
LOS DEMONIOS DE LA HORA DE LOS LOBOS.
Luhmann nos dice que el poder es un código que posibilita
las selecciones, reduciendo la incertidumbre
de la contingencia, pero Bergman más bien nos dice que el poder es la
retransferencia no lograda en la que queremos fusionarnos con el cuerpo de la
madre y como tal el poder es una tentación, la tentación de nuestra propia
destrucción, Deleuze por el contrario
nos dirá que el poder es controlo del
deseo y que hay que lograr líneas de fuga del deseo para que nuestro deseo no
sea configurado como una falta por el poder
https://www.youtube.com/watch?v=PoYjqwTQOHE
Mas en las tres visiones hay una relación entre el ego y el
alter
En Luhmann el ego y el alter configuran el código, este
evita que se caiga en una situación de sometimiento directo así que ambos el
ego subordinado como el alter que subordina están interesados que esta
situación límite de violencia no llegue, por esto el poder se sostiene.
Más la visión de Luhmann sigue enmarcada en lo funcional sin
profundizar más allá de eso en lo que es
el poder, aun así podemos decir que es
así cómo funciona el poder en una cibernética de segundo orden, el código queda
establecido y este se reproduce sin posibilidad de comunicación, ambos
configuradores el ego subordinado y el alter que subordina simplemente vigilan
el código más allá de él no hay
entendimiento ni funcionalidad y como tal el código es simple binario con un
fundamento axiológico donde hay un valor positivo y otro valor negativo y esta
sostenido por un meta código que no se reflexiona, porque interferiría en la
funcionalidad.
Pero nosotros necesitamos en una cibernética de tercer orden
llegar a este meta código partiendo de una visión ontológica comprendemos el
ser como una singularidad existencial a la que nos religamos por medio del
misterio dhramico 10←1←0 esto psicológicamente es volver al vientre de la madre
pero yendo más allá del vientre a la luz
eterna que el vientre oculta, no al cuerpo de la madre que extingue la vida, sino a la potencialidad que
es al mismo tiempo acto puro.
El poema LXV de
Trilce dice:
"Madre, me voy
mañana a Santiago,
a mojarme en tu bendición y en tu llanto,
de llaga de mis falsos trajines."
Me
esperará tu arco de asombro,
las
tonsuradas columnas de tus ansias
que
se acaban la vida. Me esperará el patio,
el
corredor de abajo con sus tondos y repulgos
de
fiesta. Me esperará mi sillón ayo,
aquel
buen quijarudo trasto de dinástico
cuero,
que para no más rezongando a las nalgas
tataranietas,
de correa a correhuela.
Estoy
cribando mis cariños más puros.
Estoy
ejeando ¿no oyes jadear la sonda?
¿no oyes tascar
dianas?
estoy
plasmando tu fórmula de amor
para
todos los huecos de este suelo.
Oh
si se dispusieran los tácitos volantes
para
todas las cintas más distantes,
para
todas las citas más distintas.
Así,
muerta inmortal. Así.
Bajo
los dobles arcos de tu sangre, por donde
hay
que pasar tan de puntillas, que hasta mi padre
para
ir por allí,
humildóse
hasta menos de la mitad del hombre,
hasta
ser el primer pequeño que tuviste.
Así,
muerta inmortal.
Entre
la columnata de tus huesos
que
no puede caer ni a lloros,
y
a cuyo lado ni el destino pudo entrometer
ni
un solo dedo suyo.
Así,
muerta inmortal.
Así.
Siendo el niño que rechazaba Bergman en la hora del lobo el
que vuelve más el viaje no solo es retransferencial sino también transferencial
hacia el padre, ahí está el verdadero poder, pero alter en vez de ser esa
otredad como Liv Ullman que lucha para
salvar a Bergman,es en el mundo esa otredad que utiliza el poder para que no
podamos alcanzar ni la transferencia ni la retransferencia y el ego realmente desea perderse, es decir
que aunque no haya manipulación desde el otro lado, el ego desea su
autodestrucción su fusión con la tierra como vampiro, como hombre lobo, como
violencia que domina y es dominada perversamente.
Así distinguimos de dos poderes uno el que impera en el mundo, que busca meternos en la tensión de
nuestra propia autodestrucción, hasta que la autodestrucción se realice
definitivamente y el otro que busca la realización del ser retransferencial y
transferencialmente, el segundo realmente no busca domino sobre el otro o
reducción de complejidad sino comunión y como tal es poético.
Más la pregunta es sino reducimos la complejidad por medio
de un código, acoso es posible la acción.
Y nosotros comprendemos que una vez lograda la transferencia
ontológica el biotejido, reducir la complejidad a un código es un juego que se
puede jugar tanto en la reducción de la complejidad como en la amplificación de
la misma porque hay una confianza entre el ego
y el alter la cual dos da infinitas posibilidades.
Al igual que Deleuze comprendemos que es muy importante que
el deseo no sea una falta sino una producción una creación pero la creación
está en el biotejido que se logra entre el ego y el alter, así uno de ellos condesa transferencialmente y el otro
desplaza creando cuerpos con potencialidad orgánica infinita pero que pueden
realizarse no como simulacros sino en la realidad.
Comprendiendo esto como la base de una cibernética de tercer
orden donde uno yanoe s un observador sino un condensador transferencial 1→0→10
y el otro un desplazador retransferencial 10←1←0 ya no hay necesidad de quedar atrapados en los
sistemas de poder del mundo el ser se revela transferencialmente como amor
misterio pascual y retransferencialmente como luz siendo sintraferencialmente
en su comunión tinkuy asi tenemos el misterio pascual, el misterio Dharmico y
el misterio trino 10←1←0←→ 1→0→10
Metacódigo de todo código.
Así en nuestra actualidad
cuando la izquierda caviar presenta a
Vicente Alanoca como candidato para las
elecciones creo que comete un grave error, porque el código del buen vivir no es
un código sino un meta código https://www.youtube.com/watch?v=-AuZ7Ky8fPk
que tiene la posibilidad de biotejer creando comunidades, pero usar esa meta código
para entrar en un proceso donde el código esta deslegitimado, solo legítima el código,
desde el cual ya se eligió al ganador,
que es aquel que defienda los valores del status quo y esos valores en el fondo
son autodestructivos y la población los ha aceptado, al punto que lo que busca
el pueblo peruano es una mano dura que
mate a los delincuentes que aceleran el proceso de autodestrucción, para poder
estar en esa tensión que les genera placer.
Nuestra opción es muy clara sacar a Pedro Castillo de la cárcel
y que vuelva a la presidencia para desde ella dirigir el proceso de una nueva
constitución, lo que pasa por desconocer el poder de turno, si bien este
objetivo es cuasi imposible, en el establecemos una posición de verdadera
insurgencia, la cual nos permita biotejer comunidades que no buscan el poder de
este mundo sino el ser, creemos que es lo que toca en estos tiempos apocalípticos
donde el hombre cada vez más rápido queda consumido por sus demonios.