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domingo, 14 de agosto de 2022

El regreso de la metáfora

 

El regreso de la metáfora

¿Qué es lo que pasa con la metáfora?

¿Y Qué  es lo que pasa por la metáfora?

Pasa la transferencia espiritual que en la palabra se descubre como un desplazamiento de sentido, siendo cada palabra una transferencia que remite a otra palabra cuando la palabra intenta ser expresada lo que hay detrás de ella es una experiencia espiritual y esto está  antes de cualquier gramática.

Siendo la experiencia del hombre, una experiencia contratransferencial de espíritu caído, la metáfora es el anhelo de alcanzar la sintransferencia perdida.

El logos en el hombre es la catarsis de la herida contratransferencial

Y el éxtasis de la contemplación de la sintransferencia perdida.

La unión del significante y el significado está  en la herida.

Significante

______________   herida

Significado

 

La herida se produce al no lograr la religación

Antes de toda causalidad o de toda casualidad

Hay una comunión sintransferencial, sincrónica y sintérgica

Un biotejido espiritual que se rompe

La metáfora es el intento por restablecer ese tejido

Por lo mismo la metáfora es anterior a toda metafísica

Y desde la metáfora se construye toda metafísica

Pero lo que el concepto quiere concebir está más allá  de toda estructura binaria

La metáfora revela la ausencia del ser

Intentando su transferencia

Todo tenor es una invocación del ser

Todo fundamento es una relación creativa entre el ser y nuestro mundo que es un no ser

Todo vehículo es llenado de valor

Y como tal adorado

Si desconsturimos este vehículo, no queda nada más que la huella que revela la ausencia del ser.

 

 

Jehová  es mi pastor nada me faltara

Jehová  es el ser

La manifestación de todo tenor

Yo no soy el ser, yo soy uno ser

Metáfora primera Jehova ser Pastor

Metáfora segunda implícita  oveja no ser

Fundamento Relación de obediencia total

Imagen de llenura de superación de toda angustia.

 

Las bases de este verso no es la gramática

Sino la experiencia de la angustia del no ser

El vacío terrible donde todo falta

Ante esto la fe invoca al ser en un vehículo de pastor

Que permite la religación      

El ser pasa al no ser y el no ser pasa al ser

Dios pasa a ser pastor de la oveja y la oveja pasa al ser en obediencia superando toda carencia.

Hay una transferencia espiritual.

La herida de esta ausencia es la que crea el lenguaje

En la nada hay una tensión una contratransferencia que anhela la sintraferencia perdida

  Pero si yo dejara la herida de lado

Si comprendiera como Derrida que la junta entre el significante y el significado es arbitraria

Solo quedaría un significante sin sentido

Una diferencia que difiere en múltiples artificios

Todos ellos evasivos de la propia herida que junto al significante y al significado

Así puedo decir

Jehova es nada mi pastor no faltara

Derrida insistirá que en la deconstrucción no hay inversión sino desmontaje

https://www.youtube.com/watch?v=xVLSymmJ2uA

https://www.youtube.com/watch?v=2dFM1OO315k

 

Pero la deconstrucción parte de una inversión

Esta inversión la hizo Nietzsche

El hizo una transferencia  donde el hombre  acepta su bucle contratraferencial como un eterno retorno renunciando a  cualquier transferencia trascendente.

Y es en este eterno retorno que toda gramática puede ser alterada

Sin dar cuenta de la herida como el pegamento del lenguaje

AL no dar cuenta de la herida, el alma deja de existir

Y con el alma todo yo, toda persona, toda subjetividad y por fin toda metafísica

   Produciéndose la retirada de la metáfora

Porque el hombre ya no sufre la transferencia al ser

Ya no lo invoca

El lenguaje queda reducido a información

Y lo que hay es un ciborg una maquina un procesador de información que tiene que decodificar instrucciones  para ser cada vez más efectivo.

Así podemos inventar millones de artificios

Pero en ellos no hay metáfora, no hay dolor, ni anhelo

Solo un juego vacío con las palabras

¿Hemos vuelto al paraíso?      

No, hemos ido aun más atrás al caos primigenio

Donde no hay valor y todo es igual

Solo que en el caos se gesta el retorno de la metáfora.

El dolor es cada vez más hondo y las ovejas claman por el pastor.

https://www.facebook.com/christian.francorodriguez/videos/1325470951315447

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https://www.facebook.com/christian.francorodriguez/videos/621009729313365

https://www.facebook.com/christian.francorodriguez/videos/569110724698802

https://www.facebook.com/christian.francorodriguez/videos/471944014376443

 

https://www.facebook.com/christian.francorodriguez/videos/543996490749960

 

 

https://www.facebook.com/christian.francorodriguez/videos/1004026570296584

 

 

https://www.facebook.com/christian.francorodriguez/videos/1105994846994881

 

https://www.facebook.com/christian.francorodriguez/videos/1172984139924612

 

https://www.facebook.com/christian.francorodriguez/videos/369945691881882

 

https://www.youtube.com/watch?v=IjeWL-iY7iY

 

http://www.philosophia.cl/biblioteca/Derrida/retirada.pdf?fbclid=IwAR3xGM_WVwFsBNn2zCP3GACTgVtTT_-s4TVX4oFtoCVthG2t5wu3VTIPC6A

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

 

                       

Campo ontológico el logos 

Real irreal homínidos

Real imaginario piedra

Real simbólico edad de metales

Época axiológica San Agustín Espíritu absoluto

Edad media Santo Tomas Espíritu revelado

Edad moderna Hegel Espíritu subjetivo

Edad contemporánea Marx Espíritu objetivo

Posmodernidad Derrida

Algoritmo Deleuze

Sincronicidad, sintergia, sintransferencia, sincronía-diacronía, síntesis.

Biodramaturgia

Comunión    

 

 Ego Naufragios, cuando el colapso de la razón produce monstruos

Las artes escénicas nos han mostrado una forma distinta de acercarse a los hechos históricos, que se presentan casi siempre como analogías del presente. Y cuando estos se sustentan en crónicas de indias, desde hechos que se han plasmado en la figura del pionner o el aventurero, como colonizador-conquistador, pero también en la del predador, los relatos suelen estar contaminadas de alucinaciones psicotrópicas o desvaríos ante la revelación de lo febrilmente extraño. Sobre todo porque el cronista o paleohistoriador solía sustentarse o validar sus escritos en su propia experiencia, en su condición de haberlo visto y sobrevivido para contarlo.
Naufragios, obra que el conquistador español Álvar Núñez Cabeza de Vaca, escribiera en 1540, tras su retorno a España, luego de sobrevivir ocho años entre tribus indígenas de la zona sur del norte de América, tiene esos elementos que podrían hacerlo asonante a lo real maravilloso. Elementos fantásticos ligados a un tipo de delirio que delimita las fronteras entre lo real y lo ficticio; lo que terminará por configurarla tal vez más como novela autorreferencial de aventuras, que como un relato histórico. Siendo este punto, desde el cual podemos “leer” EGO Naufragios (2022), escrita y llevada a escena por el actor y escritor Miguel Blásica.
EGO Naufragios, adaptación dramatúrgica de Naufragios, es una pieza unipersonal, pero no por ello un monólogo, compuesta de una serie de disputas entre reconocibles personajes históricos, todos ellos integrantes de la fracasada expedición del capitán Pánfilo Narváez, conquistador español que perdiera todas sus naves tras el intento de colonizar la Florida hacia 1927. Personajes que se harán patentes, desde parlamentos enfrentados, que emergen en varios momentos de la obra, personajes convertidos en los elementos simbólicos de esos intrínsecos dramas personales y sociales, que han prefigurado el predecible naufragio de la condición humana.
La historia que nos va mostrando elementos febriles, asociados a la locura. Pero la locura es un estado mental que puede lindar entre la estupidez plena o la genialidad. Y cuando se abordan desde temas históricos, como sería el caso de Naufragios, los recursos visuales y narrativos, pueden derivar en datos alucinados plagados de altas cuotas de irrealidad. Y esto porque las crónicas de indias han solido ser, en gran parte, registros y versiones subjetivas, rastreadas desde la información o imaginación del diciente. Por lo que, al ser mediadas por estados cuasi sicopáticos, tienden a teñirse de fantasía.
Esa fantasía e imaginación visual es captada también en Ego Naufragios. Y cabe elogiar la calidad poética de los parlamentos extraídos del libro y recreados en una primera dramaturgia que incluía a varios actores en escena, pero que, tras poco más de una década, fue haciéndose minimalista y simplificándose hasta convertirse en un unipersonal para nada aburrido. Lo cual puede leerse también como el síntoma de una dramatis personae que fue mutando hasta convertirse en tragedia individual y unipersonal, donde las entidades y significantes múltiples se fueron cuajando hasta devenir en una obra que podría ser vista también, como adoran los críticos, desde el drama personal del autor-interprete, que acomete, en su obra, las diversas estaciones del fracaso.
Al adicionarle la palabra ego, al título del libro de Álvar —que hemos llegado a conocer simplemente como Naufragios—, el autor nos va ubicando en su primera apuesta, desde una obra que incide también en la soledad personal de quien asume el paso del tiempo como una cima etaria y creativa, desde cicatrices que deberán marcar su futura apuesta teatral. Sobre todo porque EGO Naufragios, pese algunos elementos jocosos y paródicos que pueden caracterizarlo, y que podrían funcionar como un mecanismo de defensa ante la desnudez y desolación del personaje-interprete, parece haberse convertido en un referente simbólicamente autobiográfico, que condensaría los naufragios personales de un autor invisible y excluido de los ejes oficiales y progres de distribución cultural.
De ahí que debemos ver esta obra como un trabajo de madurez, que no por ello sacrifica los elementos característicos o naturales a trabajos anteriores, como El sueño de la razón produce monstruos, o Migración desmembramiento, por hablar solo de dos de sus obras más organizadas… pero que se presenta como algo que, en vez de ayudar a la construcción o comprensión final de toda la obra, quizá podría restarle intensidad; debido a aquellos tópicos repetitivos y característicos a la particular puesta de Miguel Blásica. Asociados a esas contorciones entorno a objetos, y a los gestos derivados de estos, que podrían más bien presentarse como “ruido”, pero que terminan por hacer de su trabajo, un unipersonal atípico.
Cabe destacar también los quiebres de tiempo, quizá intencionalmente asociados, como recurso de distanciamiento brechtiano, tras la idea de romper los momentos de identificación-purificación, de la catarsis aristotélica, que hacen que la obra posea un tiempo y un registro ondulante, que, casi hacia el último cuadro, genera un “hueco”, aprovechado para la interacción del actor con el público. Quizá otro elemento que podría ser asociado a la producción de esos significantes teatrales, sea la locura, que nos va dibujando trances intensos, ligados a una noción conductual y fonética no siempre acertada, pues la locura parece perderse o parodiarse en una representación dislálica que más bien podría estar asociada al retraso mental.
En este sentido, la demencia y sus representaciones no suelen caracterizarse desde esos balbuceos asociados más a la idiotez, distantes de aquella noción de flujos esquizoides, donde las palabras se desbordan para reforzar esa suerte de apuesta por las visiones y acciones insoladas y alucinadas de Cabeza de Vaca. Alucinaciones que se presentan en EGO Naufragios, como mareas asociadas al recurso fonético, en pos de artilugios y modulaciones direccionadas por la voz, que nos irá permitiendo identificar a los diferentes personajes, encarnados por un actor solitario, que solo en algunos momentos es acompañado por una marioneta que representa la figura de un sacerdote.
Es desde esta compañía de personas y personajes, cuya pugna más notable está en las tensiones establecidas entre Pánfilo de Narváez y Álvar Núñez Cabeza de Vaca, disputa de intensidades… que de alguna manera va definiendo los dos polos dramáticos de una obra asociada a elementos insólitos, como la visualidad del plástico, ante la iluminación psicodélica, que de ser casi un vestido, hacia el tramo final de la obra, se convierte en una balsa. Elemento que terminará marcando o contaminando la escena final o desenlace de una puesta marcada de una intensidad fluctuante, coronada por el bamboleo ondulante de las hojas de un manuscrito —que viene a ser la dramaturgia básica de EGO Naufragios— que al ser arrojada por los aires, define ese ambiente otoñal… como una visión que podría ser asociada al fracaso de la escritura y de la palabra como registro de valor veraz. Sobre todo cuando el espectro de Pánfilo emerge imprecando: “No nos sirven las palabras ahora, las palabras son solo costras impregnadas en los huesos”. O con Álvar respondiendo a Pánfilo de Narváez — que le ha dicho que nada de lo que hemos visto ha ocurrido: ¡No es cierto! ¡Mis papeles! ¡Mis escritos no pueden perderse! ¡Aquí están! ¡Son la prueba estos escritos! ¡Aquí están!! Esto ha ocurrido.
Tal vez por ello, podemos decir que EGO Naufragios es un trabajo plagado de elementos poéticos y momentos intensos que nos muestran la epopeya de un hombre enfrentado a los fantasmas de sí mismo, luchando con un enemigo interno, siempre presente, pero no siempre visible; desde referentes trágicos, como la muerte, el absurdo y el dolor, confrontados con elementos paródicos, que hacen que los altos niveles de la obra se fragmenten en estaciones distintas, pero aún lineales. Tal vez por ello, hacia el fin de la obra, podemos encontrar que el proyecto de humanidad se presenta aún como algo pendiente o mal escrito, tras aquella evidencia que alberga la decepción ante lo fallido de un manuscrito que no ha logrado ser representado. Donde la fatalidad abarca también el colapso de nuestras apuestas sociopolíticas, en un momento histórico y un contexto en el que la imagen de la víctima y el victimario han tendido a diluirse.

https://www.facebook.com/100009229421260/videos/5353268414729067

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