De cuando Cardenio develo el misterio pascual
Un día Cardenio vio acercarse en sueños a dos hombres con
una citación en la mano en la que podían leerse estos tres caracteres: Cardenio
Cardenio(en inglés) Cardenio (en chino). Se llegaron hasta él y, sin mediar una
sola palabra, le ataron con una cuerda y se lo llevaron a rastras. El espíritu
de Cardenio forcejeó cuanto pudo, pero sus esfuerzos resultaron inútiles. No
tardaron en llegar a los lindes de una ciudad. Sin saber por qué, Cardenio
levantó la cabeza y vio un letrero de metal en el que habían sido grabados los
siguientes caracteres: "Ésta es la Región de la Oscuridad". Cardenio recobró del todo la consciencia y dijo: - La
Región de la Oscuridad es la morada de Yama, el Rey de la Muerte. ¿Se puede
saber por qué me habéis traído aquí? - Muy sencillo - respondieron los dos
hombres -. Ha finalizado tu etapa en el Mundo de la Vida y hemos recibido la
orden de arrestarte. - Yo soy Cardenio soy conocedor del misterio pascual.: Christian Franco
Rodriguez
Fernando PM El
logos acompaña el mito y remite al misterio todo comienza con la búsqueda del
misterio pascual para superar la muerte en mesopotamia ya en las tablillas de
Gilgamesh esta presente de ahí pasara hasta Egipto con el mito de Isis donde el
misterio legitima el poder, los Persas tendrán el misterio dual, moral el
misterio del bien y del mal y de ahí surgirá el misterio dharmico que será la
base del hinduismo y de ahí vendrá el Budismo y jainismo y el misterio
Dionisiaco-apolíneo que es la base de toda la cultura griega y es que si el
misterio Dharmico se basa en retornar a la no existencia superando las reencarnaciones,
el misterio dionisiaco se basa en prologar la existencia ya sea como recuerdo
glorioso o como vida divina los judeocristianos recogerán todos estos misterios
para darle forma definitiva al misterio pascual en Jesucristo, Parménides es
apolíneo Heráclito Dionisiaco , toda la filosofía será un intento de
sintetizarlos, ahora hay un misterio que es el de la unidad transversal a todos
los misterios cuando se declara que hay un solo Dios y que en el fondo todo es
uno este estará tanto en el taoísmo como en toda religión revelada y será la
base de la filosofía desde Pitágoras hasta que Nietzsche invierta esta unidad
en multiplicidad haciendo que la filosofía no sea mas la búsqueda de la unidad,
verdad, belleza , ser sino la multiplicidad de discursos en el devenir aquí es
donde el logos y el mito se separan y los relataos se fragmentan en voluntades
de poder.
Por lo tanto, Yama no
tiene jurisdicción alguna sobre mí. ¿Cómo es posible que os haya ordenado
arrestarme? ¡Carece de poder para ello! Pero los hombres no le hicieron el
menor caso. Continuaron empujándole y tirando de él, decididos a hacerle entrar
por la fuerza en la ciudad. Cardenio se puso furioso, al ver la
desconsideración con que le trataban. Sacó la barra de hierro, la hizo crecer
hasta que hubo alcanzado el grosor de un cuenco de arroz, la elevó por encima
de su cabeza y la dejó caer sobre los dos desgraciados, que al punto quedaron
reducidos a pura ceniza. Después se libró de la cuerda y, con las manos
totalmente libres, entró a saco en la ciudad, blandiendo la barra. Al verlo, demonios
con cabeza de toro se escondieron aterrorizados, mientras otros con cara de
caballo encontraban refugio donde buenamente podían. Un destacamento de
soldados fantasma lograron llegar al Palacio de la Oscuridad y gritaron,
jadeantes por su empavorecida carrera: - ¡Se ha producido una gran calamidad!
¡Un incalificable desastre! Un dios del trueno, con la cara cubierta totalmente
de pelo, ha entrado en la ciudad como un torbellino y se dirige hacia aquí. La
noticia alarmó de tal manera a los Diez Reyes del Mundo Inferior que se
estiraron un poco las ropas y salieron a ver qué era lo que pasaba. Al ver la
aguerrida y fiera figura de Cardenio se pusieron en fila, siguiendo
escrupulosamente el rango que ocupaban en el reino de la muerte, y, después de
saludarle con inesperado respeto, le preguntaron: - ¿Os importaría decirnos
cuál es vuestro nombre? - Soy Cardenio, sabio de origen celeste procedente del
gram risco - contestó Cardenio -. ¿Se puede saber qué clase de funcionarios
sois vosotros? - Somos los Emperadores de la Oscuridad - respondieron, a su
vez, los Diez Reyes, haciendo una reverencia -, los Señores del Mundo Inferior.
- Decidme cada uno vuestro nombre, si no queréis que os dé una paliza – amenazó
Cardenio. - Somos - replicaron los Diez Reyes a la vez - el Rey Chin-Kuang, el
Rey del Río de los Orígenes del que todo surgió, el Rey del Imperio de los
Sung, el Rey de los Espíritus Vengadores, el Rey Yama, el Rey de los Rasgos
Idénticos, el Rey del Monte Tai, el Rey de los Mercados de la Ciudad, el Rey
del Cambio Total y el Rey de la Rueda-que-nocesa-de-girar. - Puesto que todos
sois miembros de la realeza - les increpó Cardenio -, deberíais ser un poco más
inteligentes y saber a quién recompensáis y a quién castigáis. ¿Cómo es posible
que seáis incapaces de distinguir el bien del mal? Yo he penetrado en los
secretos del misterios pascual y he
recibido en recompensa la inmortalidad. Poseo, por tanto, la misma edad que los
Cielos, encontrándome al otro lado. ¿Por qué habéis ordenado, pues, mi arresto?
- Tratad de controlaros, por favor - le sugirieron los Diez Reyes -. Como
comprenderéis, la cosa no es tan sencilla. Muéstranos el libro de la vida y te dejaremos partir- El libro para poder leer lo oculto en una
rosa y pronunciar el verbo sin palabras ¿Hay en verdad un libro o lenguajes
seduciendo nuestras entrañas? Emigramos en ellos hacia ellos En ellos buscamos
refugio para liberar nuestra cadencia del encadenamiento de sus ritmos Y a
ellos volvemos para repetirlos en lenguajes distintos No el libro, sino los
deseos insaciables de las profundidad es del cuerpo y el vacío que se abriga a
su sombra. No el libro, sino la poesía infinita No el libro, sino el viento que
lee lo escrito por las arenas y aquello que dirá la espuma No el libro: las
rutas que a él nos llevan son ciudades bajo llave No el libro, escribe tú,
revuelta el cuerpo del canto y grita ¡ven a mí mi amor, bóveda celeste! No el
libro, las palabras son velos Cada vez que leo, me implico más con las cosas
Acaso me verás ascender, como por primera vez los escalones del libro, transformar
sus espejismos, y convulsionar el cielo que lo alberga, el espacio cuya sombra
lo cobija No el libro, sino Adán Adán,
al fin, no es sino una herida, y al domeñarse, la herida se avoca hasta el cielo,
tornándose imagen Se hubiera dicho entonces que se humaniza su arcilla No el
libro, sino Adán Adán no es sino una palabra que comprende en su composición la
sangre Al balbucear, resbaló la manzana de su mano Desde entonces, el cuerpo de
la poesía entrega sus miembros a la locura, el vértigo se adueñó de sus días No
el libro, sino Adán Adán , cuyo comienzo es el agua, ¿en que barro grabaste el
final? Henos descifrando el verbo en la arcilla, Extrayendo su agua del barro
¿Saldremos alguna vez de esta oscuridad? Adán, en éstas las letras de tu nombre
está el dolor de los cuerpos, la voz del tiempo Me enredo en ellos, de su tañer
fabrico un astro me esbozo, así mi rostro es de palabras Ese rostro es la
eternidad. Y
agarrando su barra de hierro, abandonó la Región de la Oscuridad. Los Diez
Reyes no se atrevieron a impedírselo ni osaron dirigirle otra vez la palabra.
Consideraron más oportuno acudir directamente al Palacio de la Nube de Jade y
consultar al Rey Ksitigarbha sobre lo ocurrido. En su ánimo estaba informar al
Cielo de tan desagradable incidente, asunto del que, por el momento, no
trataremos
De cuando Cardenio ascendió al cielo
“Escuchar a alguien es
ponerse en su lugar mientras habla. Es una atención intensa, pura,
desinteresada, gratuita, generosa. Esa intención es amor. La belleza es el
misterio supremo aquí abajo. Es un resplandor que reclama atención”.
Simone Weil
- La Región
de la Oscuridad - comenzaba afirmando el escrito - es la porción más inferior
de la Tierra. De la misma forma que los Cielos están reservados para los
dioses, la Tierra pertenece de lleno al dominio de los espíritus. De esta
forma, la vida y la muerte se van sucediendo de una manera totalmente cíclica.
Las bestias y los animales están continuamente naciendo y muriendo. El macho y
la hembra son los encargados de tan extraordinario proceso, principios
creativos en los que todo nacimiento y transformación tienen su origen. Tal es
el orden de la naturaleza, que en modo alguno puede ser alterado. Pero de
pronto ha irrumpido en nuestros dominios Cardenio, un funesto personaje de
origen humano, residente actualmente en el risco de la sierra morena, cultivador asiduo de todo tipo de maldad y
violencia, y se ha negado a aceptar nuestras irrevocables decisiones.
Valiéndose de la magia, se libró de los espíritus mensajeros de la Oscuridad de
los Nueve Pliegues, llegando a aterrorizar incluso, por pura fuerza, a los Diez
Piadosos Reyes que la gobiernan. Pero fue aún mayor la confusión que trajo al
Palacio de la Oscuridad, ya que, haciendo uso de tan censurables métodos,
debelo el libro de la vida. Como consecuencia se ha perdido el necesario
control sobre todo personaje , que ahora goza de una desproporcionada vida
larga, y la rueda de la transmigración se ha visto detenida con inesperada
brusquedad, ya que han sido eliminados del mundo de los imaginarios de
nacimiento y muerte. Sabemos que, al
presentaros este informe, corremos el riesgo de atraer vuestro enfado sobre
nuestras cabezas, pero hemos considerado que hacerlo era nuestro deber. Por
tanto, humildemente nos atrevemos a sugeriros que enviéis cuanto antes vuestro
ejército contra ese usurpador. De esa forma, la vida y la muerte quedarán, una
vez más, bajo nuestro control y el Mundo Inferior volverá a recobrar la
seguridad que desde siempre poseyó. Os presentamos este informe con el mayor de
los respetos. En cuanto el Emperador de Jade lo hubo leído, se volvió a su
súbdito y le ordenó: Podéis regresar al Mundo Inferior. Os aseguro que mis generales
detendrán a ese culpable y le darán su merecido. El Rey Chin-Kuang volvió a
tocar el suelo con la frente, en señal de gratitud, y abandonó el palacio de su
señor. En cuanto se hubo marchado, el Gran Deva convocó a su consejo de
inmortales y les preguntó: - ¿Sabe alguno de vosotros cuándo nació ese
Personaje alborotador y en qué reencarnación comenzó su largo camino hacia la
perfección? ¿Cómo es posible que haya llegado en tan poco tiempo a alcanzar un
dominio semejante del Gran Arte? Apenas había acabado de hablar, cuando dieron
un paso al frente el Ojo de los Mil Kilómetros y el Oído del Viento Férreo y
dijeron a coro: - Ese es el personaje que nació bajo la acción directa del Cielo hace
aproximadamente quinientos años cuando
Carvantes pudo contemplar el alma humana como nadie lo había hecho ante él. A
pesar de su origen, no parecía tener poderes especiales, era un personaje secundario
no supimos ver ni oír en sus palabras la sabiduría que el Quijote y Sancho transfirieron
a este personaje que estaba retirado por la traición de su amigo Fernando y de
su prometida Luscinda por lo que desconocemos dónde ha podido
adquirir el conocimiento del que ahora hace gala y que ha terminado
convirtiéndole en un inmortal.
Más sabemos
que varios autores entre ellos otros españoles, franceses e ingleses lo han
recreado al punto de ser considerado como el último personaje que recreo en una
obra William Shakespeare, conscientes de que la última etapa del bardo, se
logra superar toda tragedia y toda comedia haciendo florecer la vida creemos
que Cardenio paso a ser una máscara biodramturgica siendo capaz de encarnar y
alterar cualquier sistema literario y es así como ha parado en las aventuras
del rey mono y las está recreando a su
gusto. Para él no encierra secreto alguno amaestrar tigres y dominar dragones
5, a la luz de lo cual no resulta tan sorprendente que altere por la fuerza los
Registros de la Muerte. - ¿Quién de mis generales está dispuesto a bajar a
detenerle? - volvió a preguntar el Emperador de Jade. No había acabado de
hacerlo, cuando dio un paso al frente el Espíritu Sempiterno del Planeta Venus
y, postrándose rostro en tierra, dijo: - Altísimo Soberano, todos los seres de
las Tres Regiones que disponen en sus cuerpos de nueve aperturas son capaces de
alcanzar la inmortalidad a través del simple ejercicio. No es raro, por tanto,
que ese Cardenio lo haya logrado, máxime
cuando el mismo Cielo en Cervantes y la
Tierra en Shakespeare colaboraron en la
formación de su cuerpo, el sol y la luna fueron los encargados de modelar sus
rasgos y él mismo posee una cabeza que señala directamente a los Cielos, unos
pies que se apoyan en la Tierra Para andar y se alimenta de neblinas y rocío.
¿En qué se diferencia de un ser humano, ahora que incluso puede dominar
dragones y amaestrar tigres? Las fuerzas que hay
que conciliar en el hombre son
intrínsecamente hostiles. El alma consciente pugna contra las actividades de la
parte inconsciente, física, instintiva del ser total. La vida de la una es la
muerte de la otra, y viceversa. Pero el hombre sensato trata al menos de
guardar el equilibrio. Los cristianos, que no eran sensatos, han dicho a las
gentes que debían echar la mitad de sí mismas al cesto de los papeles. Y ahora
vienen los científicos y los hombres de negocios y les dicen que deben arrojar
la mitad de lo que nos han dejado los cristianos. Pero Cardenio no quiero estar muerto en las tres cuartas
partes. Prefiere estar vivo, enteramente vivo. E inicia una revolución en favor
de la vida y de la plenitud. Los hombres desean reforzar dentro suyo la conciencia de
que son aquello que ellos mismos siempre han considerado ser, pero también
desean –reiteradamente y con incontenible violencia– llegar a alcanzar la
conciencia de que son algo más. Se arrojan fuera de sí mismos para poder
rebasar los límites del pequeño y aislado universo dentro del que cada uno se
halla confinado. Este deseo de trascendencia que invade a un individuo no es
idéntico al deseo de escapar al dolor físico o al dolor moral. Es verdad que,
en muchos casos, el deseo de escapar al dolor refuerza el deseo de
trascendencia que uno tiene; pero este último puede existir sin el otro. Si no
fuera así, los individuos sanos y afortunados que «han hecho un excelente
ajuste con la vida» nunca sentirían la urgencia de ir más allá de sí mismos.
Pero lo hacen. Hasta entre aquellos a quienes la naturaleza y la fortuna han
dotado con más esplendidez, encontramos un profundo y arraigado horror de su
propia personalidad, un ardiente anhelo de quedar libres de esa repulsiva
identidad a la que la misma perfección de su «ajuste con la vida» los ha condenado.
Cualquier hombre o mujer, tanto el ser más feliz, como el más desgraciado y
miserable, pueden llegar, súbita o gradualmente, a lo que el autor de La nebulosa de lo desconocido denomina «desnudos conocimientos y sentimiento del
propio ser». Esta conciencia inmediata de la propia personalidad engendra un
agónico deseo de rebasar la isla del yo que está en cada uno.Cardenio por lo
mismo ha dejado de ser Cardenio y es Hamlet es Otelo, es Macbeth, el Falstaff,
es puck, es Cordelia, es Julieta, es Ofelia Como en el Quijote o en el
Nuevo Testamento, o en la obra de Tolkien no solo importa lo que se cuenta y el
cómo se cuenta, sino también quién cuenta cada cosa. Aunque narrado en tercera
persona, El hobbit pasa por ser el relato del propio Bilbo
sobre sus aventuras; una crónica que heredarán su sobrino Frodo y finalmente
Sam Gamyi para completar El libro rojo de la frontera del oeste,
que nosotros conocemos como El Señor de los Anillos. Del mismo
modo, El libro de los cuentos perdidos sería el fruto
(ficticio) de una tradición oral recogida por el marinero Aelfwine. Y los
propios personajes de El Señor de los Anillos se erigen en
portadores de la tradición, relatando las historias de los días antiguos en
canciones o en cuentos contados al calor de la hoguera. Por eso mismo, nada de
lo que está plasmado en el papel puede recibirse como si fuera la verdad
absoluta sobre estos hechos que nunca ocurrieron. En todo caso, El
Silmarillion, los cuentos perdidos, las baladas de Beleriand y el
propio El Señor de los Anillos son tan solo fuentes diferentes
y alternativas para contar una misma historia. Y Los Anillos de Poder,
entonces, será ni más ni menos que eso: una fuente más sobre unos
acontecimientos perdidos en las brumas de la leyenda.
Ni siquiera las dos obras que Tolkien
sí acabó y publicó en vida se libran (por fortuna) de esta idea de
transitoriedad y subjetividad, como demuestran las sucesivas reescrituras
de El hobbit después de su publicación: primero, para amoldar
el cuento de Bilbo a lo narrado después en El Señor de los Anillos,
eliminando discrepancias y añadiendo detalles que le permitiesen encajar en
un legendarium al que, en un principio, no pertenecía. Y
después, comenzando un nuevo borrador (que abandonó a las pocas páginas) con el
que pretendía reescribir la historia por completo con un tono menos infantil,
más cercano al de su épica secuela. No cabe duda de que, si hubiera sido bendecido
con la longevidad de los elfos, Tolkien habría cambiado la historia de Frodo y
el Anillo Único más veces que George Lucas la trilogía
original de Star Wars. Y está bien que sea así.
Porque el viejo profesor de Oxford no
quería escribir novelas, relatos o poemas: quería construir toda una mitología.
Y la propia noción de mitología es incompatible con la existencia de una
versión canónica, única y definitiva. Los mitos se definen por su
multiplicidad, por sus variaciones, evoluciones y, sí, contradicciones. Por la
forma en que cada sociedad los recoge y adapta a su sistema de valores y a la
realidad del momento. Por eso mismo, la mejor forma de mantener vivo el legado
de J. R. R. Tolkien es negarse a convertirlo en un fósil narrativo, seco e
inmóvil, y seguir acompasándolo al mundo como hizo su autor. Y como, sin duda,
seguiría haciendo si estuviera aún hoy entre nosotros.
Nadie puede concentrar su atención en el mal
o en la simple idea del mal, sin verse afectado por él. Una posición más
profunda contra el demonio que con Dios, es peligrosa. La posesión es con mayor
frecuencia secular que sobrenatural. Los hombres son poseídos por los propios
pensamientos de odio a una persona, a una clase, a una raza, a una nación.
Actualmente, los destinos del mundo se hallan en manos de los que se han
endemoniado por sí mismos, de esos hombres que son poseídos por, y que
manifiestan, el mal que han elegido ver en otros. No creen en los demonios,
pero han hecho todo lo posible para ser poseídos y lo han logrado. Y puesto que
creen menos en Dios que en el diablo, parece inverosímil que sean capaces de
curarse a sí mismos de su posesión.
Escuchar a alguien es
ponerse en su lugar mientras habla. Es una atención intensa, pura,
desinteresada, gratuita, generosa. Esa intención es amor. La belleza es el misterio
supremo allá abajo. Es un resplandor que
reclama atención”.
Y eso es lo que intenta Cardernio en su búsqueda
de transcendencia que el mito se recree una vez más y que lo podamos atender
nuevamente. Permitid a vuestro siervo recordaros que siempre os
habéis mostrado generoso con todos los seres. ¿Por qué no hacéis público, pues,
un decreto de reconciliación, le ordenáis después venir a estas Regiones
Celestes y le concedéis algún cargo de tipo oficial? De esta forma, su nombre
quedará consignado en el registro y podremos controlarle mejor. Si se muestra
respetuoso con vuestras decisiones, será recompensado convenientemente y
adquirirá una posición más alta. Si, por el contrario, se rinde a la
desobediencia, le arrestaremos sin pérdida alguna de tiempo. De esta forma, nos
ahorraremos, en primer lugar, una expedición militar y, en segundo, daremos
entre nosotros la bienvenida a un inmortal con el decoro que merece. - Vuestros
puntos de vista son acertados y prudentes - comentó, complacido, el Emperador
de Jade -. Tened por seguro que los seguiremos al pie de la letra. Se volvió a
continuación al Espíritu Sideral de las Canciones y le ordenó que redactara
inmediatamente el decreto, nombrando acto seguido mensajero del mismo a la
Estrella de Oro del Planeta Venus. En cuando el documento estuvo concluido,
éste lo tomó en sus manos y abandonó el Palacio Celeste por su Puerta Sur. Sin
pérdida de tiempo se montó en su nube santa y descendió, como una exhalación,
hasta el gran risco . Allí se encontró con el viento, al que informó: - Soy un mensajero celeste,
enviado directamente desde lo alto, y traigo conmigo una orden imperial en la
que se invita a vuestro rey a acudir sin pérdida de tiempo a las Regiones
Superiores. Al oírlo, Cardenio se sintió profundamente halagado y dijo: - No hay nada intrínsecamente absurdo o contradictorio en
la idea de la admisibilidad de espíritus no humanos, sean buenos, malos o indiferentes.
Nada nos obliga a creer que la únicas inteligencias que hay en el universo se
hallan conectadas al cuerpo del ser humano y de los animales en general. Si se
acepta el testimonio que nos ofrecen la clarividencia, la telepatía y la
previsión, entonces debemos admitir que hay procesos mentales en verdad
independientes del espacio, del tiempo y de la materia. Si esto es así, parece
que no existe razón alguna para negar a priorique puede haber
inteligencias no humanas, enteramente descarnadas o asociadas con la energía
cósmica de un modo hasta ahora para nosotros desconocido.
Todavía ignoramos cómo se halla asociada la mente de una
persona con esa vorágine de tan compleja organización, ese vértice misterioso
de la energía cósmica al que llamamos cuerpo. Que existe alguna asociación es
evidente; ahora bien, de lo que no tenemos idea es de cómo la energía se
transforma en proceso mental y cómo el proceso mental afecta a la energía. Precisamente estos dos últimos días he estado
cavilando sobre la posibilidad de hacer un pequeño viaje a los Cielos y resulta
que ahora viene un enviado de lo alto a invitarme. No puede decirse que mi
suerte sea mala. A toda prisa se arregló un poco las ropas y salió a dar la
bienvenida a tan ilustre huésped. La Estrella de Oro se llegó hasta el centro
mismo de la caverna y se mantuvo todo el tiempo de pie, sin dejar de mirar
hacia el sur. - Yo - anunció, solemne - soy la Estrella de Oro del Planeta
Venus y he descendido a la Tierra para entregaros en mano este decreto de reconciliación
de parte del Emperador de Jade e invitaros a ascender al Cielo, donde
recibiréis uno de los nombramientos más altos reservados a los inmortales. -
Agradezco sobremanera la inesperada visita de la Estrella de Oro Una poesía que representa al hombre aislado de la
naturaleza, lo hace inadecuadamente. Y, de modo análogo, una espiritualidad que
anhela conocer a Dios sólo en las almas de los hombres, sin considerar al
propio tiempo el mundo que no es de naturaleza humana y con el cual nos
hallamos de hecho indisolublemente ligados, es una espiritualidad que desconoce
la plenitud del ser divino. -
replicó Cardenio, sonriendo. -:
Preparare un banquete para nuestro ilustre visitante. La Estrella de Oro, sin
embargo, rechazó tan halagadora invitación, diciendo: - Como portador de un
documento imperial, no me está permitido permanecer aquí mucho tiempo. Me temo
que debo pediros que vengáis conmigo inmediatamente. Ya tendremos más adelante
ocasión de charlar y divertirnos juntos, cuando hayáis sido ascendido a la alta
posición que el Emperador os tiene reservada. - Vuestra presencia entre nosotros
es un incalificable honor - dijo, ceremonioso, Cardenio -. Me da no sé qué
dejaros marchar con las manos vacías. Poco más podía hacer y Cardenio,
montándose en la misma nube que la Estrella de Oro, se elevó a toda prisa.
Guiado por su acompañante, ascendió hasta el punto más alto del Cielo, el
reservado a los inmortales de mayor rango, donde se encontró con la sorpresa de
que su nombre había sido escrito en los incontables rollos de papel que cubrían
las columnas de nubes. Desconocemos qué cargo le fue confiado por la
benevolencia del Emperador Celeste. Quien desee saberlo deberá escuchar
atentamente las explicaciones que se ofrecen en el capítulo siguiente.
https://elvuelodelalechuza.com/2018/09/16/la-armonia-perenne-de-aldous-huxley/?fbclid=IwAR1ug9eELnWBIANSSJS8mhY80jOwGvia2c6pKsioDt8tVlZPT6y4tVmNf9M
https://www.jotdown.es/2022/09/tolkien-adaptacion-los-anillos-de-poder/?fbclid=IwAR2idx_W9f9dt_wJ-w8y6eGlEM9_6dfx9uf2sAmgAOwmsvsAry84OnxfkJU
¿Quién podrá hacer
frente a Antauro Humala?
¿Renovación popular con
López Aliaga? No lo creo, Porky solo conseguirá echar más leña al fuego y
terminara transfiriéndole más energía a Antauro.
¿Juntos por el Perú con
Veronika Mendoza? Para nada la izquierda caviar está fuera de juego.
¿Keiko Fujimori?
Marcada como perdedora no tiene nada que hacer
¿Y entonces Quien?
Hello Kitty
¿Algún día comprenderá
Antauro Humala y los políticos en general que la política se juega primero en
lo estético?
Y mientras la estética
cuqui kawaii siga avanzando en lo jóvenes, estéticas de compromiso y sus
discursos quedaran muy limitadas.
Para afrontar esta
guerra de imaginarios leamos un capítulo más de Cardenio.
De cuando Cardenio
enfrento a la estética cuqui y kawaii en una guerra de imaginarios.
La Estrella de Oro del Planeta Venus abandonó la caverna
acompañada por el Horroroso Cardenio y
juntos se remontaron por encima de la nubes. Cuando, después de bajar de su
nube, se disponía a entrar en el palacio, aparecieron el Devaraja Virudhaka,
Pang, Liu, Kou, Pi, Tang, Hsin, Chang, Tao y otros héroes celestes con espadas,
cimitarras, hachas y espadas en las manos. Con ademán fiero se llegaron hasta
él, cortándole la entrada e impidiéndole seguir adelante. - ¿Qué clase de
estafador es ese tal Estrella de Oro? - exclamó, malhumorado, Cardenio -. Si,
como dice, he sido invitado a venir aquí, no comprendo cómo todos éstos vuelven
contra mí sus espadas y lanzas, negándose a dejarme entrar. No había acabado de
airear tan justa protesta, cuando la Estrella de Oro llegó jadeando. Cardenio
se volvió, furioso, contra él y le recriminó, diciendo: - ¿Por qué me has
engañado? Si estoy aquí, es porque tú mismo me informaste de que el Emperador
de Jade te había entregado un decreto de reconciliación para mí. Si eso es
cierto, ¿cómo es posible que me cierren éstos la entrada y se empeñen en no
dejarme pasar? - Ante todo tratad de calmaros - le aconsejó la Estrella de Oro,
sonriendo -. Puesto que antes no habéis estado en el Palacio Celeste ni poseéis
un nombre apropiado, es natural que no os conozcan los guardianes. ¿Cómo van a
dejaros pasar, si sois un perfecto desconocido para ellos? En cuanto os hayáis
entrevistado con el Honorable Veda y éste os haya confiado una responsabilidad
oficial, vuestro nombre aparecerá en las listas de los inmortales y podréis
entrar y salir cuando buenamente os plazca. ¿Quién va a atreverse entonces a
cortaros la entrada? - Todo eso me parece muy bien - admitió Cardenio, más
calmado -. Pero, visto cómo me han tratado, no pienso entrar solo. - En ese
caso, lo haré yo con vos - concluyó la Estrella de Oro, agarrándole de la mano.
De esta forma, se dirigieron hacia la puerta. Cuando estaban a pocos pasos de
ella, la Estrella de Oro levantó la voz y dijo con todas sus fuerzas -: ¡Abrid
las puertas, guardianes del Palacio Celeste, y dejad entrar a este respetable
inmortal! Procede de la Región Inferior y ha sido llamado por el Emperador de
Jade en persona para hacerle entrega de un decreto de reconciliación. El
Devaraja Virudhaka y los otros héroes celestes depusieron al punto las armas y
se hicieron a un lado para dejar pasar a visitantes tan ilustres. De esta
forma, Cardenio terminó creyendo lo que se le había dicho. Guiado por la
Estrella de Oro, entró, por fin, en el palacio, quedándose admirado ante tanta
belleza. Era la primera vez que visitaba la Región de lo Alto y le impresionó
vivamente la magnificencia del Salón Celeste, donde diez mil dardos de luz
dorada giraban, como un torbellino, formando un impresionante arco iris de
coral. La atmósfera poseía una delicada tonalidad azul, producida por miles de
capas de aire sagrado. ¡Qué espléndida era, en verdad, la Puerta Sur! Estaba
cubierta de brillantes teselas de color verde oscuro y coronada por impresionantes
almenas de jade. A sus dos lados se veían apostadas veintenas de centinelas,
algunos tan altos que sus cuerpos sobresalían por encima de los bastiones y,
todos, armados con arcos y otras armas arrojadizas. Adondequiera que se
dirigiera la vista podían verse seres celestes protegidos por armaduras de oro
y sosteniendo en sus aguerridas manos hachas, látigos, cimitarras y espadas.
Pero si impresionante era el exterior de la corte, su interior lo superaba con
creces. Sus salones parecían jardines en los que sólo crecían enormes pilares,
en los que habían sido esculpidos dragones de un color rojo brillante con
escamas de oro puro que relucían al sol. En sus amplios espacios abiertos se
habían levantado puentes llamativamente largos, sobre los que revoloteaban
fénix de cabeza rojiza y plumaje de vivos y múltiples colores. A ratos una
neblina brillante reflejaba la trémula luz del cielo, para tornarse verde a
continuación y hacerse tan densa que llegaba a oscurecer el tímido parpadeo de
las estrellas. En tan maravilloso lugar se elevaban las treinta y tres
mansiones celestes , que poseen nombres tan significativos como Nube
Desperdigada, Vaisravana, Pancavidya, Suyama, Nirmanarati... y en cuyo
caballete del tejado se apreciaba la presencia de una bestia de oro. También
podían verse allí las setenta y dos salas del tesoro, designadas con nombres
tales como Reunión Matutina, Vacío Sobrenatural, Preciosa Luz, Rey Celeste,
Divino Maestro... y cuyas columnas poseían frisos de unicornios de jade. Allí,
igualmente, crecían flores que llevaban abiertas sin marchitarse más de mil
milenios, y hierbas exóticas, usadas en la preparación de diferentes elixires,
que no habían perdido su verdor durante los últimos diez mil años. Cardenio
pasó junto a la Torre Dedicada al Gran Sabio, donde pudo ver las túnicas de
seda de color púrpura, brillantes como estrellas relucientes, las gorras con
forma de reptil, cargadas de oro y de piedras preciosas, las horquillas de
jade, los zapatos de nácar, los fajines bermellones y los ornamentos dorados.
Cuando se escuchaba el tañir de las campanas de oro, cruzaban el patio color
escarlata brillante los uniformes de los Tres Jueces del Reino Inferior ,
mientras que, cuando se oía el redoble de los tambores celestes, lo hacían diez
mil sabios de la corte, prestos a servir al Emperador de Jade. Cardenio pasó
también junto al Salón del Tesoro de la Niebla Divina, donde las puertas y
marcos eran de jade, y las puntas y clavos que los unían, de oro puro. Sus
pasillos y corredores se contaban por millares y por doquier se veían
esculturas y relieves de una perfecta y elegante hechura. Poseía tres y cuatro
aleros, tan espaciosos que en cada uno de ellos cuidaban de sus crías los
dragones y los fénix. En su punto más amplio se abría una espléndida cúpula
redonda, gigantesca calabaza de oro color púrpura, bajo la que las diosas
protectoras tendían sus abanicos y las doncellas de jade colgaban sus velos de
inmortales. La apariencia de los mariscales celestes que supervisaban la marcha
de la corte era feroz, y digna la de los diez mil oficiales entre cuyas
responsabilidades sobresalía la de proteger el trono. Ninguno prestaba, sin
embargo, atención especial a una fuente de cristal llena hasta rebosar de
píldoras del elixir de la Gran Mónada, junto a la que había varios jarrones de
cornalina con ramas retorcidas de coral sobresaliendo por la grácil apertura de
sus bocas. En aquel salón celeste podía contemplarse todo género de objetos
extraños, absolutamente diferentes de los que pueden encontrarse en la tierra,
tales como arcadas de oro, carrozas de plata, capullos de coral, plantas de
jaspe con brotes tiernos de jade... Para mayor asombro, un conejo de
lapislázuli se acercó al trono para presentar sus respetos al Rey de los Cielos,
mientras un cuervo de oro vino volando a
rendir pleitesía al Gran Sabio. ¡Qué inmensa suerte la de Cardenio, al ser
admitido en los misterios del reino celeste, él, que en nada era tenido en el
mundo de los hombres! La Estrella de Oro del Planeta Venus condujo al
Horroroso personaje de los genios a la
Sala del Tesoro de la Niebla Divina, de donde fueron llevados, sin dilación
alguna, a la presencia del Señor del Cielo. Al verle, la Estrella se echó
inmediatamente rostro en tierra. Cardenio, por su parte, permaneció de pie,
rascándose irrespetuosamente los testículos , mientras su compañero de viaje
informaba a su señor del resultado de sus gestiones. - Vuestro humilde siervo -
dijo la Estrella de Oro - ha traído consigo, según vuestro deseo, al inmortal
reflexivo. - ¿Quién es ese inmortal reflexivo del que hablas? - preguntó el
Emperador de Jade, condescendiente. Sólo entonces se avino Cardenio a hacer una
pequeña inclinación y respondió con altanería: - ¿Quién otro podía ser más que
yo? Los funcionarios celestes enmudecieron, escandalizados, y comentaron entre
sí, malhumorados: - ¡Qué mostro más
maleducado! No sólo no se ha postrado ante el trono, sino que, encima, tiene la
desfachatez de responder sin que nadie le haya preguntado. ¡Habrase visto tanta
insolencia! ¡Es digno de pena de muerte! - Cardenio es un inmortal reflexivo,
procedente de las Regiones Inferiores, que ha adquirido hace muy poco la
apariencia humana - dijo el Emperador de Jade, saliendo al paso de sus
comentarios -. Es lógico, por tanto, que desconozca la etiqueta de la corte,
por lo que opino que esta vez debemos pasar por alto su insolente ignorancia. -
Nos parece acertada la decisión de su majestad - replicaron los funcionarios
celestes. Dándose cuenta de lo difícil de su situación, Cardenio dobló las
manos sobre el pecho e hizo una profunda inclinación, al tiempo que musitaba
una ininteligible expresión de gratitud. El Emperador de Jade se volvió
entonces a sus subordinados y les ordenó que miraran si había algún puesto
vacante que pudiera ocupar Cardenio. Al punto se adelantó el Espíritu Estrella
de Wu-Chü, que informó con tembloroso respeto: - En todas las dependencias del
Palacio Celeste no hay una sola posición vacante, gran señor. Sólo en los
zoologicos cuqui y kawaii parece haber necesidad de un supervisor. - En ese
caso - concluyó el Emperador de Jade -, que se haga cargo de los zoológicos imperiales cuqui y kawaii y que cuide lo mejor que pueda de los animales.
Todos los cortesanos alabaron la sabia decisión del emperador, menos, por
supuesto, el propio Cardenio, al que, sin embargo, no le quedó más remedio que
hacer una profunda reverencia y expresar en voz alta la incondicionalidad de su
gratitud. El Emperador de Jade se volvió entonces al Espíritu del Planeta
Júpiter y le ordenó que acompañara a su nuevo oficial a los zoologicos.
Cardenio siguió al Espíritu hasta los
zoologicos, dispuesto a cumplir con sus nuevas responsabilidades lo mejor que
pudiera. En cuanto la Estrella de Júpiter le hubo dejado solo, convocó a todos
sus subordinados - caballerizos, mozos y palafreneros - y les pidió que le
pusieran al tanto de la situación de los zoológicos . Pudo comprobar, así, que
el número de animales cuqui y kawaiis superaba con mucho el millar, contándose entre
ellos animales de la valía de Hello Kitty, pikachu, , Riakkuma, Kiiroitori,
Chairoikoguma, Esposas de Dragón, Golondrinas Rojas, Alas Dobladas, Cascos de
Plata, Amarillos Voladores, Castañas, Más-rápidos-que-lasflechas, Liebres
Rojas, Más-veloces-que-la-luz, Luces Saltarinas, Sombras de Bóveda, Dispersadores
de Niebla, Perseguidores de Viento, Destructores de Distancia, Alas Voladoras,
Provocadores de Vientos, Brisas Huracanadas, Relámpagos Deslumbrantes,
Gorriones de Cobre, Nubes Flotantes, Libélulas Multicolores, Tigres Pinteados,
Quitadores de Polvo, Escamas Púrpura 5 y ejemplares procedentes de todos los
rincones de la región de Ferghana . Eran animales que, como los ocho corceles y
los nueve sementales, carecían totalmente de rival en un radio de mil
kilómetros a la redonda. Los caballos celestes superaban en finura a todos los
demás, a pesar de asemejarse su relincho al ulular del viento y poseer su
galope la indescriptible fortaleza del trueno. Sin cesar hollaban la escarcha y
se remontaban por encima de las nubes con inalterable brío. Cardenio repasó
cuidadosamente las listas de los animales a su cargo y realizó una detenida
inspección de todas las instalaciones. Las personas a su cargo eran
incontables, encargándose unos de obtener las provisiones; otros de lavar y
cepillar a los caballos, cortar el heno y prepararles la comida; y otros,
finalmente, de velar por la buena marcha de todo el establecimiento. Desde el primer
día el nuevo "pi-ma-wen" no
descansó ni un solo momento, supervisando personalmente el cuidado de los
animales, preocupándose durante el día de su estado y velándoles con paternal
diligencia por la noche. A los que querían dormir los hacía espabilarse y
después les daba de comer, mientras que a los que deseaban galopar los hacía
entrar en los establos y no los dejaba salir. De esta forma, consiguió que, en
cuanto le veían, se comportaran con una docilidad inexplicable y todos
engordaron al cabo de muy poco tiempo. Así transcurrió aproximadamente medio
mes y los oficiales encargados de los otros departamentos decidieron que había llegado
ya la hora de felicitarle por sus logros y admitirle definitivamente en su
círculo de inmortales. Le ofrecieron, pues, un espléndido banquete, al que no
faltó ninguno de los personajes más famosos de la corte. Cuando llegó el
momento de los brindis, Cardenio aprovechó la ocasión para preguntarles: - ¿Qué es lo cuqui y lo kawaii?- respondieron
ellos, burlones es una forma de dominación . - Sí, pero ¿En qué consiste insistió? - insistió él. - Nos hemos
acostumbrado a lo cuqui y ya ni siquiera advertimos su omnipresencia, como, por ejemplo, en el uso de los emoticonos, con
personajes de edad indeterminada como E.T., la aparente ternura del pokémon
Pikachu o la candorosa y entrañable Hello Kitty, o en el empleo de logotipos de
marcas como Apple, que apela, tras su aparente inocencia, a un signo primordial
de rebeldía: el de morder el fruto del árbol prohibido del Jardín del Edén. May
sostiene que estos símbolos y objetos (¿quién no se ha quedado hipnotizado
frente al manso y amable gato chino de la suerte que menea, incesante, su
patita?) “no constituyen simplemente distracciones infantiles con respecto a
las angustias del mundo actual”, sino que, a la vez, y en el fondo, “es ante
todo una expresión burlona de la
opacidad, la incertidumbre, la extrañeza, el fluir constante o devenir que
nuestra época ha detectado en el mismo corazón de todo lo existe,
esté dotado de vida o no”. . - ¿Queréis decir que es tan peligroso que lo
supera a todas las estéticas de dominación? - volvió a preguntar el personaje
de los genios. - En una original y necesaria interpretación del
fenómeno cuqui, Simon May especialista en Nietzsche asegura que se ha establecido en nuestra
forma de ver las cosas una
deliberada despreocupación que expresa algo tan serio como
la intuición de que, como ya apuntara Martin Heidegger, “la vida carece de
firmes cimientos, que no posee ningún ser estable y duradero”, en palabras del
propio May. Lo cuqui es lo por antonomasia indeterminado, y mezcla,
habitualmente, formas humanas y no humanas. Además, en una reflexión muy
similar a la que realizara el premio Nobel de Literatura Rudolf Ch. Eucken
(quien denunciaba que hemos perdido el horizonte trascendente en nuestras
vidas), May explica que lo cuqui “está en sintonía con una época que ha visto
languidecer sus vínculos pretéritos con dicotomías sacrosantas como masculino y
femenino, sexual y no sexual, adulto y niño, ser y devenir, efímero y eterno,
cuerpo y alma, absoluto y contingente, e incluso bueno y malo”. Las categorías, a través del
imperio de lo cuqui, han quedado difuminadas y acaso se
han perdido para siempre. - ¿Qué
implica eso de que las categorías se han
perdido para siempre? - inquirió, una
vez más, el personaje de los genios. - Certezas
que repercuten en la antropología y, por tanto, en el modo que tenemos de
relacionarnos, pues el espíritu de lo cuqui, a juicio de May, alimenta la
creencia de que no podemos ya ni siquiera saber cuándo somos sinceros y auténticos
con los otros, pero tampoco con nosotros mismos.
Vivimos, más que nunca, en la escena de un teatro. Lo cuqui abre una nueva
etapa en la forma de pensar lo humano y nos obligar a preguntarnos si lo cute no
será –en el fondo, y no sólo en la forma– una distracción frívola con respecto
al (atroz, despediado y neoliberal) espíritu de nuestro tiempo, además de una
poderosa y ya irremplazable expresión del mismo. Lo cuqui, en su extremo, puede
llegar a deshumanizarnos y paralizar nuestra acción, convirtiéndonos en
“objetos comatosos o semiconscientes” que no quieren ponerse en un contacto
honrado y noble (también en ocasiones doloroso) con la realidad. Todo se forja por y a través de
la apariencia. Resuenan aquí las palabras inmortales de Quevedo:
No olvides que es comedia nuestra
vida
y teatro de farsa el mundo todo,
que muda el aparato por instantes
y que todos en él somos farsantes.
- ¿Cómo es
posible que se me use para tan vil teatro loco? En el risco me mantenía
consciente . ¿A quién se le ocurrió traerme hasta aquí con engaños para cuidar
de esta estética deshumanizadora ? ¿Por qué han tenido que tratarme así, cuando
todo el mundo sabe que poseo cualidades para transcender ? ¡No volveré a
ejercerlo nunca más! ¡Me niego a ello! ¡Ahora mismo me marcho! Ciego de cólera,
dio una tremenda patada a la mesa sobre la que había sido servido el banquete y
se sacó de la oreja la barra de hierro, que, en un abrir y cerrar de ojos,
adquirió el grosor de un cuenco de arroz. Repartiendo golpes a diestro y siniestro,
salió de los zoologicos imperiales y se dirigió hacia la Puerta Sur. Como sabían
que ahora ostentaba el grado de "pi-ma-wen", los guardianes celestes
no se atrevieron a echarle el alto y le dejaron abandonar libremente el Palacio
Celeste. En menos de lo que uno mueve un dedo, se montó en la nube y regresó a
toda prisa al risco de la sierra morena. Desde el aire vio a los cuatro puntos
que abrían el campo ontológico
posicionándose al bajar del axis mundo y de ponto tomo en cuenta que
habían pasado diez años - ¿Cómo que diez
años? - exclamó Cardenio meditando en el
tiempo surgió un clamor de la tierra eran
demonios etnocaceristas ¿Se puede
saber para qué queréis verme? - les preguntó el personaje de los genios. - Hace
ya bastante tiempo que deseábamos entrevistarnos con vos, pero no nos
atrevíamos a solicitar una audiencia - confesaron los dos demonios -. Hoy, por
fin, hemos oído que el Emperador Celeste os ha ofrecido un importantísimo cargo
en su corte y que habéis regresado con más honores de los que un día
partisteis. Eso nos ha animado a venir a regalaros esta túnica roja y gualda y
a unirnos, así, a vuestra celebración. Si no tenéis inconveniente en tratar con
gente tan vulgar y rastrera como nosotros, nos encantaría entrar a vuestro
servicio, aunque sólo fuera como perros o animales de carga. No tengo
servidores ni tampoco ahora amigos, el personaje de los genios rechazo el regalo, que se puso allí mismo, mientras
los demás le rendían pleitesía. Su insatisfacción era tan grande que, sin
pensarlo dos veces,destruyo a los demonios Comandantes de la Vanguardia y
Mariscales de los etnocaceristas. - Al
día siguiente el Emperador de Jade convocó a sus cortesanos y se dispuso a
escuchar los informes de los responsables de los diferentes departamentos.
Apenas había tomado asiento, cuando hizo su aparición en el patio rojizo el
Maestro Chang , seguido del encargado en funciones de las caballerizas
imperiales y uno de sus ayudantes. Los tres se echaron rostro en tierra y
dijeron a su excelencia: - Ayer Cardenio, el inmortal al que confiasteis el
cuidado de vuestros zoologicos, consideró que la estética cuqui y kawaii era
alienable y enajenadora y abandonó el Palacio Celeste con una actitud
que no dudamos en calificar de auténtica rebeldía. No había acabado de decirlo,
cuando se presentó el Devaraja Virudhaka al frente de los guardianes de la
Puerta Sur e informó a su señor, diciendo: - Por razones que escapan a nuestra
comprensión, el nuevo "pi-ma" abandonó ayer el palacio y aún no ha
regresado. Al oír eso, el Emperador de Jade montó en cólera y les ordenó: -
Vosotros y vuestros subalternos podéis regresar a vuestros puestos. Os aseguro que
esa bestia no quedará sin castigo, porque pienso enviar un grupo de soldados a
detenerle. El Devaraja cuqui y el
Príncipe Kawaii dieron entonces un paso al frente y dijeron con indescriptible
respeto: - A pesar de no pertenecer al grupo de vuestros más destacados
súbditos, solicitamos permiso para llevar a cabo la detención de ese monstruo.
Impresionado por su valentía, el Emperador de Jade nombró al Devaraja cuqui
jefe supremo de la expedición y ascendió al Príncipe kawaii a Presidente de la
Asamblea de los Inmortales. Ambos quedaron constituidos, así, responsables de
la fuerza que, sin dilación alguna, debía descender a las Regiones Inferiores y
llevar a buen término el mandato del Emperador. Tras golpear repetidamente el
suelo con la frente, solicitaron permiso para retirarse y fueron a despedirse
de los suyos. Pasaron a continuación revista a las tropas, nombrando al Dios
Espíritu Tierno, Jefe de la Vanguardia; al General Panza de Pecesito,
Comandante de la Retaguardia, y al General de los Yaksas, Oficial de Enlace .
Sin más demora, abandonaron el Palacio por la Puerta Sur y se dirigieron
directamente al risco de la sierra moreana. Tras escoger un lugar adecuado para
el asentamiento del campamento, el Dios Espíritu Tierno recibió la orden de
atacar. El general se ajustó la armadura, tomó su hacha, que sólo usaba en
defensa de la virtud y el orden, y se dirigió, decidido, hacia la Caverna de la
Cortina de Agua. Delante de ella vio una gran multitud de monstruos - entre los
que se contaban lobos, insectos, tigres, leopardos y otras alimañas semejantes
-, saltando, lanzando alaridos y agitando sin cesar sus espadas y lanzas. -
¡Malditas bestias! - gritó el Dios Espíritu Tierno -. Id a informar al
"pi-mawen" que acaba de llegar un general del Cielo con la orden
específica de arrestarle. Decidle en nombre del Emperador de Jade que se rinda
y salga lo más rápidamente posible. De lo contrario, todos vosotros seréis
pasados por las armas. Los monstruos se precipitaron en desbandada al interior de
la cueva e informaron a voz en grito a su señor: - ¡Qué desgracia! ¡La mala
fortuna está a punto de cebarse en nosotros! - ¿Se puede saber de qué estáis
hablando? - preguntó, sorprendido, el personaje de los genios. - Ahí fuera -
explicaron lo mejor que pudieron - hay un guerrero celeste que dice venir en
nombre del Emperador de Jade a arrestaros. Exige, por tanto, que salgáis cuanto
antes y os rindáis, si no queréis que sean sacrificadas todas nuestras vidas.
El personaje de los genios se puso en seguida de pie y ordenó con gesto
marcial: - ¡Traedme mis aparejos de batalla! Sin pérdida de tiempo se ajustó
sobre la cabeza el yelmo de oro rojo pasolini, protegió su pecho con la coraza
de oro amarillo godardiano, se calzó los zapatos de andar por las nubes
esculpiendoe l tiempo y tomó en sus
manos la barra de hierro con los extremos dorados. Al verlo, el Dios Espíritu
Tierno se quedó mudo de espanto. La apariencia del personaje de los genios era
tan impresionante que no podía apartar los ojos de él. Jamás había visto una
figura tan magnífica como la suya. La coraza de oro que cubría su cuerpo
brillaba como si fuera un remedo del sol, lo mismo que el yelmo dorado que
protegía su cabeza. Tan impresionante atuendo no desdecía en nada de la barra
con los extremos de oro que sostenía en sus manos, ni de los zapatos de hollar
nubes y esculpir tiempos que calzaban sus pies. Para colmo, sus ojos brillaban
con la furia de mil estrellas en llamas y por encima de sus hombros sobresalía
la empinada dureza de sus dos orejas, que habían empezado ya, como todo su
cuerpo, a metamorfosearse. Su voz sonaba, de hecho, a repique de campanas,
resultando extremadamente difícil reconocer en ella al "pi-ma" de
protuberante boca y dientes separados, que había cometido la osadía de criticar
a la estética cuqui y kawaii. Pese a todo, el Dios Espíritu Tierno no se
arredró y preguntó con fuerte voz: - ¿Me reconoces, personaje maldito? - ¿Qué
clase de dios sin personalidad eres tú? - replicó en seguida el Gran Sabio -.
Creo que jamás nos hemos visto, así que harías bien en decirme cuanto antes tu
nombre. - ¿Qué quieres dar a entender con eso de que no me conoces, personaje
reflexivo? - volvió a preguntar el enviado celeste -. Soy el Dios Espíritu
Tierno, Jefe de la Vanguardia del Ejército Celeste al mando del Honorable cuqui,
enviado por el Emperador de Jade para obtener tu rendición. Así que despréndete
cuanto antes de todas tus armas y sométete al beneplácito celeste, si no
quieres que todas las criaturas de esta montaña sean pasadas a cuchillo. ¡Tú
mismo quedarás reducido a polvo en unos segundos, si osas abrir la boca para
decir un simple no! - ¿Qué tipo de imprudente inocentón eres tú? - bramó el
personaje de los genios, furioso -. ¡Deja de fanfarronear y de darle a la
lengua, de una vez! Podría borrarte de este mundo con sólo tocarte con mi
barra, pero, puesto que aún no te he dicho lo que tengo que decirte, te
perdonaré de momento la vida. Regresa cuanto antes al Cielo y dile de mi parte
al Emperador de Jade que no tiene el menor respeto por la auténtica belleza.
Mírame a mí, por ejemplo. Mis capacidades son prácticamente infinitas y, sin embargo,
sólo accedió a cuquizarme tiernamente en
vez de ver el drama de mis entrañas. ¿Has visto las palabras que he hecho
bordar en mi estandarte? Expresan lo que de verdad soy. Te prometo, por tanto,
que, si se me concede una posición expresiva en el cielo con la que pueda expandir mi biodramturgia ,
depondré mis armas y volverá a florecer la paz en el universo. Pero si, por el
contrario, el Emperador de Jade no accede a mis peticiones, no pararé de luchar
hasta que haya puesto mis pies en la Sala del Tesoro de la Niebla Divina y me
haya sentado en su trono de dragones. Al oír esas palabras, el Dios Espíritu
Tierno abrió los ojos cuanto pudo y se volvió en la dirección en la que soplaba
el viento. Fue así como descubrió en el exterior de la caverna un enorme mástil
del que colgaba un estandarte gigantesco en el que podía leerse: "El Gran
Sabio, destructor del Cielo". El
dios soltó la carcajada y exclamó con mal contenido desprecio: - ¡Estúpido
personaje! ¡Es increíble lo fatuo y arrogante que has llegado a ser! ¿Cómo se
te ha ocurrido arrogarte el título de Gran Sabio, destructor del Cielo, cuando
eres incapaz de hacer frente al poderío destructor de mi hacha? - y lanzó
contra su cabeza un certero revés. Pero personaje de los genios era un guerrero
experimentado y no se arredró. Paró el golpe sin ninguna dificultad con la
barra de hierro, dando así comienzo a un apasionante encuentro. Las dos armas
eran, en verdad, inigualables. Una, la barra, se llamaba la no complaciente y
en ella la historia de los refugiados y de los terrorismos de estado era denunciada https://www.globalcitizen.org/es/content/ai-weiwei-sculpture-makes-bold-statement-about-ref/
https://bakhele.com/para-su-padre-y-su-hijo-ai-weiwei-esta-decidido-a-dejar-un-rastro/
la
otra, el hacha, había recibido el nombre de Proclamadora de Ternuras https://es.wikipedia.org/wiki/Hello_Kitty
. Las dos se encontraron repetidamente y ninguna mostró la menor debilidad ni
dio muestras de ser superior a la otra. Si la una poseía extraordinarios
poderes secretos, la otra no le iba a la zaga, mostrando abiertamente su
poderío y su fuerza. Quienes las usaban eran, en verdad, espléndidos guerreros.
Su concentración en cada golpe era tanta que parecían sabios volcados sobre un
códice. Pero no era menor su fiereza. En cada encuentro los dos resoplaban
neblinas y nubes, levantando a su alrededor oleadas de barro y tormentas de
arena. No podía ser de otra forma, ya que ambos eran guerreros celestes. Pero
el poder metamorfoseador del personaje de los genios no conocía límites y, a la
postre, terminó imponiéndose a su rival quien esperaba que Cardenio se
identificara con el rostro sin boca de Hello Kitty persiendose para siempre más
la mirada de Cardeni que había contemplado tanto drama de Shakespeare era
irreproducible ene l rostro frio de esta gata industrial. La barra de hierro
parecía un dragón jugando en el agua y el hacha se asemejaba a un fénix
rebanando flores con limpieza, pero el Dios Espíritu Tierno, a pesar de ser
conocido en todo el mundo, no era contrincante para el Gran Sabio. Con un solo
golpe de su barra era capaz de hacer desaparecer al cuerpo más fornido. El Dios
Espíritu Tierno comprendió pronto que no tenía nada que hacer contra un rival
tan formidable. Sin embargo, continuó defendiéndose lo mejor que pudo. El
personaje de los geniso lanzó un terrible mandoble contra su cabeza, que él
detuvo oportunamente con su hacha; pero no pudo evitar que el astil se le
partiera en dos y no le quedó más remedio que dejar el campo libre, huyendo
vergonzosamente para salvar la vida. - ¡Estúpido! - gritó, despectivo, el
personaje de los genios -. No creas que has logrado escapar por tu propia
industria. Si no te he rematado, ha sido porque quiero que regreses junto a tu
señor y le transmitas mi mensaje. Corrido de vergüenza, el Dios Espíritu Tierno
regresó al campamento y fue inmediatamente a ver al Devaraja cuqui. Resollando
como un animal herido, se arrodilló ante él y dijo: - Ese "pi-ma"
posee, en verdad, extraordinarios poderes mágicos. Los ha usado en contra mía y
me ha resultado imposible dominarle. Deshonrado y derrotado, suplico ahora
vuestra clemencia. - ¡No hay perdón para quien no sabe comportarse con hombría
en el campo de batalla! - exclamó el Devaraja cuqui con acrimonia -. Sacadle
fuera y ejecutadle. El Príncipe kawaii dio entonces un paso al frente e,
inclinándose respetuosamente ante su superior, suplicó clemencia, diciendo: -
Dejad apagar los rescoldos de vuestra ira y perdonad al Dios Espíritu Tierno la
parte de culpa que haya podido tener en su vergonzosa derrota. Permitidme, al
mismo tiempo, entrar en combate y así descubriremos si lo que afirma es verdad
o no. Li-Cuqui no echó en saco roto su consejo y, volviéndose hacia el Dios
Espíritu Tierno, le ordenó que se retirara a su tienda y esperara allí la
notificación de su decisión definitiva. El Príncipe Kawaii, mientras tanto,
vistió su armadura y salió a toda prisa del campamento, camino de la Caverna de
la Cortina de Agua. Cardenio levantó de
pronto la vista y le vio acercarse con una fiereza que no cuadraba en absoluto
con su extremada juventud. Su cabello apenas le llegaba, de hecho, a la altura
de los hombros y los mechones que le caían por la frente aún acentuaban más su
aspecto aniñado. Era meridianamente claro, sin embargo, que poseía una mente
rápida e inteligente, que no desdecía en nada de la nobleza y elegancia de su
porte. Quien le veía caía en seguida en la cuenta de que se trataba de un
inmortal tan auténtico como el fénix o el unicornio, del que muy bien podía
pasar por hijo. Por sus venas corría la sangre del dragón y eso le hacía
poseedor de rasgos muy poco comunes incluso entre los inmortales. Lo tierno de
su edad no era obstáculo para que dominara a la perfección seis clases de magia
guerrera. Para él no encerraba secreto alguno volar, dar magníficos saltos y
metamorfosearse en lo que buenamente le viniera en gana. No había nada de
extraño en que el Emperador de Jade le hubiera nombrado Presidente de la
Asamblea de los Inmortales. Al verle acercarse, Cardenio levantó la voz y le
preguntó con visible sorna: - ¿Se puede saber de quién eres tú hermano y qué es
lo que pretendes, viniendo a llamar a mi puerta? - ¡Maldito personaje rebelde!
- gritó el Príncipe -. ¿Acaso no me reconoces? Soy Kawaii, el tercer hijo del
Devaraja cuqui, y me encuentro aquí no por voluntad propia, sino por expreso
deseo del Emperador de Jade, que me ha ordenado venir a arrestarte. - ¿Arrestarme
tú a mí? - replicó Cardenio, soltando la carcajada -. No sabes ni lo que dices,
joven príncipe. Todavía no se te han caído los dientes de leche ni el lanugo se
ha desprendido de tu cuerpo, y ¿te atreves a hablarme con esa insolencia?
Debería darte un castigo ejemplar, pero no voy a hacerlo. No pienso pelear
contigo. Lo que sí te pido es que eches un vistazo a las palabras que hay
bordadas en mi estandarte, para que después se las transmitas al pie de la
letra al Emperador de Jade. Si se aviene a concederme la posición que ellas
reclaman, no tendréis que luchar contra mí, porque yo mismo depondré las armas.
Pero, si se niega a satisfacer mis deseos, ten por seguro que mis armas me
conducirán directamente hasta el mismísimo Salón del Tesoro de la Niebla
Divina. Kawaii levantó la vista y leyó con asombro la inscripción "El Gran
Sabio, destructur del Cielo". Semejante atrevimiento le hizo perder los
estribos y exclamó con desprecio: - ¿Qué clase de poder tienes tú para
arrogarte semejante título? Has de saber que no te tengo el menor miedo. Y lo
que es más: voy a hacerte tragar mi espada. - Eso no me asusta - contestó
Cardenio, burlón -. Me quedaré quieto, cuanto tú lances tus estocadas contra
mí, y estoy seguro de que ni siquiera me rozarás. Semejante baladronada sacó
fuera de sí al joven Kawaii, que gritó, furioso: - ¡Que mi cuerpo se transforme!
Y al instante se convirtió en un terrible personaje de tres cabezas y seis
brazos, con los que blandía otras tantas armas: una espada para matar
monstruos, una cimitarra para descuartizar bestias, una cuerda para atar
espíritus rebeldes, un látigo para domar demonios, una bola afiligranada y una
rueda de fuego, con las que organizó un mortífero ataque frontal. - ¡Vaya! –
exclamó Cardenio, sorprendido ante tan inesperado despliegue de efectivos -. Se
ve que el muchachito conoce unos cuantos trucos. Pero no hay por qué alarmarse.
También yo soy un experto mago - y gritó con todas sus fuerzas -:
¡Transformación! En un abrir y cerrar de ojos, se convirtió en una horrenda
criatura de tres cabezas y seis brazos, que sostenían, amenazadores, las tres
barras de hierro en las que se mutó el arma de los extremos de oro que en su
día le regaló el Rey Dragón del Océano Oriental. No es extraño que el encuentro
fuera tan feroz; la tierra se puso a temblar y las montañas se vieron sacudidas
hasta en sus raíces. ¡Jamás se había visto una batalla como la que aquel día
ofrecieron el Príncipe Kawaii y el Hermoso Rey de los Monos! Los dos debían al
mismo origen su fuerza y en ningún momento rechazaron el cuerpo a cuerpo.
Rápida era la espada de matar monstruos, letal la cimitarra de descuartizar
bestias, mortal como una serpiente voladora la cuerda de atar espíritus
rebeldes, destructora como dardos ígneos la bola de fuego y enloquecedora la
rapidez con la que giraba la bola afiligranada; pero las tres barras de hierro
del Gran Sabio cubrieron con efectividad sus flancos y se mostraron invencibles
en la defensa de su retaguardia. La batalla estaba tan igualada que era
imposible pronosticar con certeza un vencedor. Con el fin de romper el punto
muerto al que parecía haber llegado, la infatigable mente del Príncipe ordenó a
sus seis armas mágicas que se convirtieran en cientos y miles de millones, y
que atacaran, todas a una, la cabeza de su adversario. Impertérrito, el
personaje de los Monos soltó la carcajada e instó a sus tres barras de hierro a
que se multiplicaran primero por mil, después por diez mil y, finalmente, por
un número que superaba todo cálculo. Así pudo hacer frente al ataque de su
enemigo, llenándose el cielo de un enjambre tan numeroso de dragones danzarines
que los Reyes Monstruos de las diferentes cavernas sintieron un pavor mortal y
corrieron a refugiarse en sus bien protegidas guaridas. Su actitud no tenía, en
realidad, nada de cobarde. El cansado aliento de los dos contendientes se
semejaba a nubes espesas y el rápido movimiento de sus múltiples brazos
recordaba al viento huracanado. Sus feroces gritos movían a espanto a todos
cuantos los oían, incluidos los soldados de ambos bandos que sostenían los
estandartes de sus señores. Si cabe, su pavor era aún mayor, porque nadie podía
predecir el lado del que iba a caer la suerte ni a quién correspondería la
gloria de la victoria. Haciendo uso sin cesar de sus poderes sobrenaturales, el
Príncipe y Cardenio resistieron sin desmayar más de treinta asaltos. Las seis
armas de aquél se convirtieron en diez mil, pero otro tanto hicieron las tres
barras de éste. Todas ellas desplegaron su mortífera efectividad en la altura,
entrechocándose en el aire como meteoros o gotas de lluvia. Sin embargo, ni
siquiera tan asombrosa táctica fue capaz de establecer un claro vencedor. A la
larga, fue Cardenio quien dio muestras de poseer un ojo y una mano más
certeros. Cuando más encarnizada parecía ser la batalla, se arrancó un pelo del
pecho y gritó: - ¡Transfórmate! Al instante se convirtió en una copia tan
perfecta de sí mismo que terminó engañando al propio Kawaii. De un formidable
salto, el auténtico Cardenio se colocó detrás de él y le dijo: Una
de las claves de este peligroso imperio de lo cuqui, es
su burlona indeterminación, que “anuncia todas las facetas de su naturaleza de
forma abierta, desvergonzada y a menudo con una actitud juguetona”, como si no hubiera nada por
detrás, nada que investigar ni cuestionar. Nuestro componente interior
(y más propio) y la anhelada introspección socrática son anulados, al quedar presa nuestra
percepción de una apariencia que nos subyuga y somete silenciosamente por su
candor y aparente ingenuidad. La sensación es la de poder
conocer lo desconocido a través de su simple puesta en escena: pues, en el
fondo, no se trata más que de eso, de una escenificación.
En
este mismo sentido, lo cuqui nos hace ignorar –e incluso olvidar– el peligro e
incertidumbre de nuestro contexto (guerras, desigualdad, competencia laboral,
etc.), dulcificándolo y aderezándolo para que
no sea percibido como una amenaza.
No debemos olvidar que el uso del término cute (cuqui)
se afianza en el siglo XIX, asociado al “hogar de clase media como espacio
feminizado y organizado principalmente en torno a las mercancías y el consumo”,
escribe Sianne Ngai. Es decir: lo cuqui es una manera de mostrar lo amable (y
deseable) de unas determinadas relaciones socioeconómicas, en contraste con
otras de corte menos liberal.
Lejos de
centrarse lo cuqui en una «estetización del desvalimiento», lejos de que los
objetos alcancen su mázimo cuquismo cuando parecen adormilados, enclenques o
discapacitados, bien podría tratarse de lo contrario. En tal caso somos
nosotros, identificadores de lo cuqui, quienes nos consideramos vulnerables y
contemplamos a lo cuqui acudir en nuestro rescate. Esto podría explicar poque
tantos fans, incluidos adultos, parecen encontrar a Hello Kitty misteriosamente
benévola e incluso poderosa. Según la antropóloga Christine Yano, esos
seguidores de Kitty la ven como «alguien que les es leal, que les acompaña en
los buenos y en los malos momentos, les ayuda a enfrentarse a las crisis y les
asiste con su constancia en los desafíos de la vida cotidiana. asestando un golpe terrible en el brazo izquierdo con
la barra. Dueño aún de todos sus poderes mágicos, Kawaii oyó el silbido del
hierro y trató a toda prisa de esquivarlo, pero no logró hacerse a un lado con
la suficiente rapidez y el arma terminó hiriéndole. El dolor le hizo perder la
magia y, recogiendo como pudo sus seis armas, huyó, derrotado, hacia su
campamento. El Devaraja cuqui había estado contemplando desde lejos el
desarrollo de la batalla y, al ver lo mal que se le estaban poniendo las cosas
a su hijo, trató de acudir en seguida en su ayuda, pero el Príncipe se lo
impidió, diciendo: - Ese "pi-ma-wen" posee, en verdad, poderes
extraordinarios. Ya has visto. Ni siquiera yo, que domino a la perfección las
artes mágicas, he logrado dominarle. Es más, ha sido él quien me ha batido a
mí, produciéndome esta herida horrorosa en el hombro. - Si es tan poderoso como
afirmas - replicó el Devaraja, perdiendo el color de su rostro -, nadie podrá
derrotarle jamás. - Aún hay abierta una puerta a la esperanza - dijo el
Príncipe -. Delante de su caverna ha colocado un enorme estandarte, en el que
puede leerse: "El Gran Sabio, Destructor del Cielo". Él mismo ha
afirmado con insoportable fanfarronería que, si el Emperador de Jade se aviene
voluntariamente a concederle ese título, al punto depondrá las armas Y la paz
quedará restablecida. Pero, si se niega a ello, continuará luchando hasta poner
su blasfemo pie en la mismísima Sala del Tesoro de la Niebla Divina. - En ese
caso - concluyó cuqui -, lo más aconsejable es suspender de momento las
hostilidades e informar cuanto antes al Emperador de Jade de lo que ha dicho. Siempre
habrá tiempo después de volver con más soldados y reducirle de la forma que
sea. El Príncipe sentía tal dolor en el hombro que no quería ni oír hablar de
batallas. Más la reflexión de Cardenio taladraba su mente De
ahí, sostiene Simon May, que la aparente inocencia de lo cuqui encierre una
potente –y fácilmente desapercibida– perversidad: la de disolver las
categorías no sólo estéticas, sino también y sobre todo morales y éticas, de un
mundo en el que todo parece quedar oculto tras
la escena de lo cuqui. Y tras la escena no se esconde ni más
ni menos que una relación de dominación, de
amo y esclavo… sin que se pueda reconocer quién es quién. Es la inversión de
la voluntad de poder de Nietzsche: la vida misma es esa voluntad de erigirse
con el poder, pero no queda claro quién lo detenta, ya que lo cuqui siempre
queda libre de culpa y tiende a ocultar la responsabilidad. Y el hecho es que
lo hace muy bien.
En
definitiva: existe una verdadera y silente
dictadura de lo cute.
Menospreciamos su dominio cuando lo consideramos una simplona estética del
desvalimiento, la fragilidad o la bondad que tan sólo infantiliza al
consumidor. No. Tras este escenario en apariencia inofensivo y de fingida
sensación de libertad, encontramos una intención tiránica por subyugar las voluntades y hacerlas
inexpresivas, inoperantes e ineficaces, lo que impide la
rebelión intelectual y nos sitúa, incluso, en un panorama de indefensión moral.
En certeras palabras de May: “lo cuqui se burla con soltura del poder y, de
hecho, pone en tela de juicio el propio propósito y valor del poder, además de
cuestionar quién lo ejerce realmente”.Estaba
totalmente agotado y, con ayuda de su padre, inició el camino de vuelta a los
Cielos para informar al Emperador Celeste de todo lo ocurrido.
Este
artículo me ha recordado una entrevista realizada a un cirujano plástico a
propósito de la influencia de Instagram en la que comentaba que , en su
evaluación, los candidatos a cirugía le mostraban una foto de ellos mismos
alterada por filtros y le decían : “me quiero ver así”.
El
problema , refería el cirujano , (y estoy parafraseando) , es que ese rostro
alterado por un filtro , por muy “cute” que sea , no tiene proporciones humanas
anatómicamente correctas y lo que usted quiere no es obtenible sin desfigurarlo.
https://elvuelodelalechuza.com/2020/12/21/la-dictadura-de-lo-cuqui-la-categoria-estetica-que-nos-esclaviza/?fbclid=IwAR33wve-5xFYeMtQWf47NTfXLMWERhudvm9UL6BD-BqWMU9GVjwRs72TdvM
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