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domingo, 17 de julio de 2022

Marx Alterado campos ontológicos trabajo

 

Campos ontológicos

Trabajo

El capitalismo tiene tres etapas:

La etapa mercantilista en la que explota la materia con una economía rentista y primaria extractiva.

La etapa industrial en la que explota la energía con una economía industrial basada en la plusvalía   generada por la explotación del proletariado.

La etapa informática en la que se explota la información con una economía de servicios tecnológica digital donde todos venimos a ser el producto de los sistemas financieros.

Más su nacimiento está  en la corrupción espiritual su muerte solo será posible en la integración espiritual.

LA TRANSFORMACION DEL DINERO EN CAPITAL CAPITULO IV COMO SE CONVIERTE EL DINERO EN CAPITAL  

La fórmula general del capital La circulación de mercancías es el punto de arranque del capital. La producción de mercancías y su circulación desarrollada, o sea, el comercio, forman las premisas históricas en que surge el capital. La biografía moderna del capital comienza en el siglo XVI, con el comercio y el mercado mundiales. Si prescindimos del contenido material de la circulación de mercancías, del intercambio de diversos valores de uso, y nos limitamos a analizar las formas económicas que este proceso engendra, veremos que su resultado final es el dinero. Pues bien; este resultado final de la circulación de mercancías es la forma inicial en que se presenta el capital. Históricamente, el capital empieza enfrentándose en todas partes con la propiedad inmueble en forma de dinero, bajo la forma de patrimonio–dinero, de capital comercial y de capital usurario. Sin embargo, no hace falta remontarse a la historia de los orígenes del capital para encontrarse con el dinero como su forma o manifestación inicial. Esta historia se repite diariamente ante nuestros ojos. Todo capital nuevo comienza pisando la escena, es decir, el mercado, sea el mercado de mercancías, el de trabajo o el de dinero, bajo la forma de dinero, dinero que, a través de determinados procesos, tiende a convertirse en capital. El dinero considerado como dinero y el dinero considerado como capital no se distinguen, de momento, más que por su diversa forma de circulación. La forma directa de la Transferencia de mercancías es M → D → M, o sea, transformación de la mercancía en dinero y de éste nuevamente en mercancía: vender para comprar. Pero, al lado de esta forma, nos encontramos con otra, específicamente distinta de ella, con la forma D →M →D, o sea, transformación del dinero en mercancía y de ésta nuevamente en dinero: comprar para vender. El dinero que gira con arreglo a esta forma de circulación es el que se transforma en capital, llega a ser capital y lo es ya por su destino. Examinemos más de cerca la Transferencia D → M → D. Este ciclo recorre, al igual que la circulación simple de mercancías, dos fases contrapuestas. En la primera fase, D → M o compra, el dinero se convierte en mercancía. En la segunda fase, M → D o venta, la mercancía se convierte nuevamente en dinero. Pero ambas fases, unidas, forman el proceso total, en el que se cambia dinero por mercancía y esta misma mercancía nuevamente por dinero: o lo que es lo mismo, en el que se compra una mercancía para venderla, o, si queremos pasar por alto las diferencias formales de compra y venta, en el que se compran mercancías con dinero y dinero con mercancías.2 El resultado en que desemboca todo este proceso es el intercambio de  dinero por dinero, D→D. Sí compro 2,000 libras de algodón por 100 libras esterlinas y las vuelvo a vender por 110, no habré hecho, en último resultado, más que cambiar 100 por 110 libras esterlinas, es decir, dinero por dinero. Ahora bien, es evidente que el proceso de circulación D → M → D resultaría carente de todo sentido si se diese ese rodeo para cambiar valores iguales en dinero, v. gr. para cambiar 100 libras esterlinas por 100 libras esterlinas. Mucho más sencillo y seguro es el método del atesorador, que, en vez de lanzar al peligro circulatorio sus 100 libras esterlinas, las retiene y las guarda. Por otra parte aunque el comerciante venda por 110 libras esterlinas el algodón que ha comprado por 100, o se vea obligado a venderlo por las mismas 100 libras esterlinas y aun por 50, lo cierto es que su dinero recorre un proceso característico y original, completamente distinto del que recorre en la circulación simple de mercancías, v. gr. en manos del labriego que vende trigo para comprar con el dinero obtenido prendas de vestir. Por tanto, lo primero que tenemos que hacer es analizar las diferencias de forma que median entre los ciclos D – M – D y M – D –M. Con ello, se pondrán a la vez de manifiesto las diferencias materiales que se esconden detrás de esa distinción de carácter formal. Veamos, ante todo, qué es lo que tienen de común entre sí ambas formas. Ambos ciclos se desdoblan en las mismas dos fases contrapuestas, M – D, venta, y D – M, compra. En cada una de estas dos fases, se enfrentan los mismos dos elementos materiales, mercancía y dinero, y dos personas revestidas con los mismos papeles económicos, un comprador y un vendedor. Ambos ciclos representan la unidad de las mismas fases contrapuestas, y en ambos se opera esta unidad por la actuación de tres contratantes: uno que no hace más que vender, otro que se limita a comprar y un tercero que desempeña alternativamente los papeles de comprador y vendedor. Hay algo, sin embargo, que distingue desde luego ambos ciclos, M0 → D 1 → M 0 y D 1 →M 0 →D 1, y es el orden inverso en que se desarrollan las mismas fases contrapuestas del proceso de circulación. La circulación simple de mercancías comienza con la venta y acaba con la compra: la circulación del dinero en función de capital comienza con la compra y acaba con la venta. Allí, el punto de arranque y la meta final del movimiento es la mercancía; aquí, el dinero. En la primera forma es el dinero, en la segunda, la mercancía, lo que sirve de agente mediador del proceso total. En la Transferencia M 0 → D 1 →M 0, el dinero acaba siempre convirtiéndose en una mercancía, empleada como valor de uso. Por tanto, aquí, el dinero se gasta definitivamente. En cambio, en la forma opuesta, D 1 →M 0 → D 1, el comprador sólo desembolsa dinero para volver a embolsarlo como vendedor. Al comprar la mercancía, lanza a la circulación dinero, para volver a retirarlo de ella vendiendo la mercancía que compró. Sólo se desprende del dinero con la intención premeditada de volver a apoderarse de él. No hace, por tanto, más que adelantarlo.3 En la forma M 0 → D 1 →M 0, la misma pieza de dinero cambia de sitio dos veces. El vendedor la recibe de manos del comprador, para entregarla enseguida a otro vendedor. El proceso total, que comienza recibiendo dinero por mercancía, termina entregando por mercancía dinero. Al revés de lo que ocurre en la forma D 1 →M 0 → D 1. Aquí, no es la misma pieza de dinero, sino la misma mercancía la que cambia dos veces de mano. El comprador la recibe de manos del vendedor, para ponerla enseguida en manos de otro comprador. Y así como en la circulación simple de mercancías al cambiar dos veces de sitio la misma pieza de dinero, ésta pasa definitivamente de una mano a otra, aquí, al cambiar dos veces de sitio la misma mercancía, el dinero refluye a su punto de partida inicial. El reflujo del dinero a su punto de partida no depende del hecho de que la mercancía se venda más cara de lo que se compró. Esta circunstancia sólo influye en la magnitud de la suma de dinero que refluye. El fenómeno del reflujo se produce tan pronto como la mercancía comprada vuelve a venderse, es decir, tan pronto como se cierra el ciclo D 1 →M 0 → D 1. Entre la circulación del dinero corno capital y su circulación como dinero pura y simplemente, media, pues, como se ve, una diferencia perceptible a través de los sentidos. El ciclo M 0 → D 1 →M 0 se recorre en su totalidad tan pronto como la venta de una mercancía arroja dinero y éste es absorbido por la compra de otra mercancía. Si, a pesar de ello, el dinero afluye a su punto de partida, es porque todo ese proceso se renueva o repite. Si vendo un quarter de trigo por 3 libras esterlinas y con estas 3 libras esterlinas compro un traje, habré invertido definitivamente, en lo que a mí toca, esta cantidad. Esas 3 libras esterlinas ya no tienen nada que ver conmigo. Han pasado a manos del sastre. Si vendo un segundo quarter de trigo, volverá a refluir a mis manos dinero, pero no ya en virtud de la primera transacción, sino por obra de otra distinta. Y este dinero se alejará nuevamente de mi tan pronto como cierre la segunda transacción y vuelva a comprar. Por tanto, en la circulación M 0 → D 1 →M 0, la inversión del dinero no tiene absolutamente nada que ver con su  reflujo. En cambio, en el ciclo D 1 →M 0 → D 1. El reflujo del dinero está directamente condicionado por el carácter de su inversión. De no producirse este reflujo, la operación, fracasa o el proceso se interrumpe y queda truncado, por falta de su segunda fase, o sea de la venta que completa y corona la compra. El ciclo M 0 → D 1 →M 0  arranca del polo de una mercancía y se cierra con el polo de otra mercancía, que sale de la circulación y entra en la órbita del consumo. Su fin último es, por tanto, el consumo, la satisfacción de necesidades, o, dicho en otros términos, el valor de uso. Por el contrario, el ciclo D 1 →M 0 → D 1  arranca del polo del dinero para retornar por último al mismo polo. Su motivo propulsor y su finalidad determinante es, por tanto, el propio valor de cambio. En la circulación simple de mercancías ambos polos presentan la misma forma económica. Ambos son mercancías. Son además, mercancías de la misma magnitud de valor. Pero, cualitativamente, son valores de uso distintos, v. gr. trigo y traje. El intercambio de productos, el cambio de diversas materias, en que toma cuerpo el trabajo social, es lo que forma aquí el contenido del movimiento. No así en la transferencia  D 1 →M 0 → D 1. A primera vista, este ciclo parece absurdo porque acaba por donde empezó. Ambos polos presentan en él la misma forma económica. Ambos son dinero, y, por tanto, valores de uso entre los que no media ninguna diferencia cualitativa, pues el dinero no es, como sabemos, más que la forma transfigurada de las mercancías, en la que se borran todas las huellas de sus valores específicos de uso. Cambiar 100 libras esterlinas por algodón para luego cambiar este mismo algodón por 100 libras esterlinas; es decir, cambiar, dando un rodeo, dinero por dinero, una cantidad de dinero por otra igual, sería, evidentemente, una operación absurda e inútil.4 Las sumas de dinero sólo se distinguen por su magnitud. Por tanto, el proceso D 1 →M 0 → D 1 no debe su contenido a ninguna diferencia cualitativa entre sus dos polos, pues ambos son dinero, sino simplemente a una diferencia cuantitativa.. El proceso acaba siempre sustrayendo a la circulación más dinero del que a ella se lanzó. El algodón comprado por 100 libras esterlinas se vende, por ejemplo, por 100 + 10, o sea por 110 libras esterlinas. La fórmula completa de este proceso es por tanto: D 1 → M 0 → D’ 1, donde D’ = D + ∆ D, o lo que es lo mismo igual a la suma de dinero primeramente desembolsada más un incremento. Este incremento o excedente que queda después de cubrir el valor primitivo es lo que yo llamo plusvalía (surplus value). Por tanto, el valor primeramente desembolsado no sólo se conserva en la circulación, sino que su magnitud de valor experimenta, dentro de ella, un cambio, se incrementa con una plusvalía, se valoriza. Y este proceso es el que lo convierte en capital. Cabe, indudablemente, que en la fórmula M 0 → D 1 → M 0, los dos polos M y M, v. gr. el trigo y el traje, sean también magnitudes de valor cuantitativamente distintas. El labriego puede, evidentemente, vender su trigo por más de lo que vale o comprar el traje por menos de su valor. También puede ocurrir que el sastre le engañe. Sin embargo, en esta forma de circulación, las tales diferencias de valor son puramente fortuitas. Por el hecho de que ambos polos, el trigo y el traje, sean equivalentes, el cambio no pierde radicalmente su sentido y razón de ser, como ocurre con el proceso D 1 →M 0 → D 1. Por el contrario, la equivalencia de estos dos factores, es aquí, condición para el desarrollo normal del proceso. La repetición o renovación del acto de vender para comprar tiene su pauta y su meta, como el propio proceso, en un fin último exterior a él: en el consumo, en la satisfacción de determinadas necesidades. En cambio, cuando se compra para vender, el proceso comienza y acaba por el mismo factor, por el dinero o valor de cambio, y ya esto hace que el proceso sea interminable. Cierto es que D se ha convertido en D +A D, las 100 libras esterlinas en 100 + 10. Pero, cualitativamente consideradas, las 110 libras esterlinas son lo mismo que las 100, a saber: dinero. Y, consideradas cuantitativamente, las 110 libras esterlinas son, como las 100, una suma limitada de valor. Sí las 110 libras esterlinas se gastasen como dinero, faltarían a su papel. Dejarían de ser capital. Sustraídas a la circulación, se petrificarían en forma de tesoro y no harían brotar ni un céntimo, aun cuando estuviesen encerradas en su cueva hasta el día del Juicio final. Por tanto, si se trata de valorizar el valor, a la misma necesidad responde la valorización de 110 libras esterlinas que la de 100, pues ambas cantidades son expresiones limitadas del valor de cambio y ambas tienen, por consiguiente, la misión de acercarse a la riqueza incrementando su magnitud. Cierto es que el valor primitivamente desembolsado de 100 libras esterlinas se distingue durante breves instantes de la plusvalía de 10 libras esterlinas que hace brotar en la circulación, pero esta diferencia se esfuma enseguida. Al terminar el proceso, no nos encontramos con el valor original de 100 libras esterlinas a un lado y a otro lado la plusvalía de 10. Lo que brota del proceso es un valor único de 110 libras esterlinas, valor que se presenta, para repetir el proceso de valorización, bajo la misma forma que el de las 100 libras esterlinas originales. Al terminarse el proceso, el dinero brota nuevamente como su punto inicial. El final de cada ciclo aislado, en el que se consuma la operación de comprar para vender, forma por tanto, de suyo, el comienzo de un ciclo nuevo. La circulación simple de mercancías –el proceso de vender para comprar– sirve de medio para la consecución de un fin último situado fuera de la circulación: la asimilación de valores de uso, la satisfacción de necesidades. En cambio, la circulación del dinero como capital lleva en sí mismo su fin, pues la valorización del valor sólo se da dentro de este proceso constantemente renovado. El movimiento del capital es por tanto, incesante. Como agente consciente de este movimiento, el poseedor de dinero se convierte en capitalista. El punto de partida y de retorno del dinero se halla en su persona, o por mejor decir en su bolsillo, El contenido objetivo de este proceso de circulación –la valorización del valor– es su  fin subjetivo, y sólo actúa como capitalista, como capital personificado, dotado de conciencia y de voluntad, en la medida en que sus operaciones no tienen más motivo propulsor que la apropiación progresiva de riqueza abstracta. El valor de uso no puede, pues, considerarse jamás como fin directo del capítalista. Tampoco la ganancia aislada, sino el apetito insaciable de ganar. Este afán absoluto de enriquecimiento, esta carrera desenfrenada en pos del valor hermana al capitalista y al atesorador; pero, mientras que éste no es más que el capitalista trastornado, el capitalista es el atesorador racional. El incremento insaciable de valor que el atesorador persigue, pugnando por salvar a su dinero de la circulación, lo consigue, con más inteligencia, el capitalista, lanzándolo una y otra vez, incesantemente, al torrente circulatorio.

¿Qué tenemos aquí entonces? Lo que tenemos es una religión con su espíritu absoluto D 1 →M 0 → D 1 y su anti espíritu absoluto   M 0 → D 1 →M 0   por lo mismo todo alteración del sistema capitalista parte de generar una contra trasferencia de ambos espíritus  D 1 →M 0 → D 1→∞← M 0 ← D 1 ←M 0    

Donde el valor de cambio con el valor de uso entran en conflicto.

El problema es que no se ha podido generar un poder que realmente haga la contra transferencia al espíritu absoluto del capital, El estado socialista pensó desde El espíritu absoluto capitalista  para generar riqueza y luego distribuir con el anti espíritu absoluto no en una operación de compra y venta necesariamente, más el espíritu absoluto se mantiene como el real generador de riqueza, pues es hora de un cuestionamiento ontológico al sistema capitalista ¿Es el dinero el ser de la riqueza? ¿Qué  es lo capital? Es decir ¿Qué  es lo principal?

Nuestra respuesta es el Espíritu y como tal el espíritu no puede ser cuantificable y si no puede ser cuantificable ¿Cómo se harían los intercambios de mercancías?  Libremente sin medición ni mediación más que la espiritual ¿Pero cómo se lograría una riqueza justa? Pues primaria el antiespíritu capitalista, la misma operación que realizo Nietzsche   declarando la muerte de Dios e invirtiendo el logos, la conciencia en voluntad de poder, nosotros lo haríamos con el capital declarando su muerte  así pasaríamos a un redistribución    en comunidades en biotejido donde el trabajo sea un acto de ser , es decir realmente lleve a la realización del ser humano y el intercambio una vez suplida las necesidades por un trabajo reciproco, sea libre lo cual nos lleva más allá  del  trueque en una economía de gracia, donde la bendición está  en dar no en recibir.

Y es que el capitalismo nace de una corrupción espiritual donde los hombres eligen a Mamón en Vez de a Yahvé,e s decir eligen el tener bloqueando el ser. El verdadero Espíritu absoluto es Dios mismo que es el verdadero Ser  y no el dinero, y es en  Cristo que este ser se hace no ser para volver al ser. Más los hombres convierte a Cristo en un billete, lo cuantifican y comercian con él, basta expulsemos a los mercaderes del templo.         

La explotación de nuestros recursos de toda la tierra ha creado una crisis ecológica sin precedentes y ha sumido en una desigualdad y en una corrupción sobre todo a países llamados del tercer mundo.

La explotación industrial del trabajo humano para generar plusvalía ha agudizado esta crisis ecológica y ha hecho del hombre una maquina, no un ser consciente, basta se ha corrompido de tal manera el tejido social comunitario, que no podemos vernos como lo que somos hermanos. El hombre no es una mercancía el dinero no lo puede comprar.     

La explotación informática nos coloca en una sociedad del espectáculo donde el producto somos todos nosotros, trabajamos para las redes sociales sin ningún cobro, produciendo información que solo los dueños de plataformas capitalizaran, basta es hora de realmente socializar las redes sociales.

 

El capitalismo nació  de una corrupción espiritual, morirá espiritualmente, la ciudad eterna divina se enfrentara a Babilonia nuestro destino es el armagedón y debemos prepararnos. Ellos tienen en su Cabeza a la bomba nuclear representada en el poder norteamericano y toda la Otan, nosotros tenemos a Cristo como única cabeza en su reino de paz, ellos tiene el dinero con todo el mercado global como su aristocracia, nosotros tenemos que generar la unión de todas las iglesias  de todas las espiritualidades su mercado está  en crisis entre occidente y oriente   entre lo individual y lo colectivo, resolvamos esta crisis transferencialmente, logremos la Matria la nueva matriz de un nuevo mundo donde occidente y oriente se integren y les habremos ganado, ellos tiene a todo el proletariado sumergido en una sociedad del espectáculo, nosotros desarrollemos la biodramaturgia, construyamos arcas de la libertad donde logremos comunión familiar, amical, civil en la nueva ciudad la ciudad de Dios.

Seres humanos únanse, es el tiempo de la bestia ciborg , la globalización espera a su señor, los posmodernos solo han generado fundamentalistas  ahí está  su positivo, tarde o temprano un Trump unirá  a posmodernos y fundamentalistas, administrando su conflicto algoritmicamente para fabricar su poder mundial ,nosotros superemos ese conflicto e integremos a la derecha y a la izquierda, superando toda posmodernidad y todo fundamentalismo en una comunión real, donde no solo resistamos al capital  sino que logremos un comunismo complementario que sea capaz de negarse a sí mismo para recibir el don del reino divino.

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

Marx Alterado

 

Comentarios  


  • Christian Franco Rodriguez
    Javier Garrido
    Althusser: "He mencionado a Heidegger. Precisamente encontramos en él, que evidentemente no es ni epicúreo ni atomista, un movimiento de pensamiento análogo. Es sabido que él rechaza toda cuestión sobre el Origen, toda cuestión sobre la Causa y el Fin del mundo. Pero además hay en él toda una serie de desarrollos en torno a la expresión «es gibt», «hay», «es dado así», que retoman la inspiración de Epicuro. «Hay el mundo, la materia, los hombres»... Una filosofía del «es gibt», del «es dado así» le ajusta las cuentas a todas las cuestiones clásicas acerca del Origen, etc. Y «abre» un claro que restaura una especie de contingencia trascendental del mundo, al que somos «arrojados», y del sentido del mundo, que nos remite a la apertura del Ser, a la pulsión original del Ser, a su «envío» más allá del cual no hay nada que buscar. Así, el mundo es para nosotros un «don», un «hecho de hecho» que no hemos elegido, y que se «abre» delante de nosotros en la facticidad de su contingencia, más allá incluso de esta facticidad en esto que no es solamente un levantar acta, sino un «ser-en-el-mundo» que ordena todo Sentido posible. «El Dasein es el guardián del ser». Todo está contenido en el «da». ¿Qué queda para la filosofía? Una vez más, pero en el modo trascendental, levantar acta del «es gibt» y de sus requisitos, o de sus efectos en su infranqueable «estar dado».
    ¿Es todo esto todavía materialismo? La cuestión no tiene mucho sentido en Heidegger, que se coloca deliberadamente fuera de las grandes divisiones y denominaciones de la filosofía occidental."
    Responder20 h
    Christian Franco Rodriguez
    Autor
    Da ist ein Brief für dich auf dem Tisch.
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    • 2 h
  • Christian Franco Rodriguez
    Pipas noqapi iñiqmantaqa, Diospa simin qelqapi nisqan jina, ‘kausay qoq unun sonqon ukhumanta askhapuni t’ojamunqa Jesustaq niran: “Sichus Diospa gratislla qokuyninta reqsiwaq, ‘juj chikan unuta qoykuway ujanaypaq’ niqniykitapas reqsiwaq chayqa, qanchá paymanta unuta mañakuwaq karan, paytaq kausay qoq unuta qoykusunkiman karan”, nispa.¿Imaynan kay allpapi kausay kashan Satanasta wijch’umusqankurayku?
    Janaq pachapaq ajllasqa cristianokunan “wiñay kausay coronata” chaskinqaku junt’aq kasqankurayku (Apo.wiñay kausay ñanninta
    ¿Imaynan karan casado kausay Adanpa tiemponmanta Noepa tiemponkama?JESUSMI LLIUPAQ KANQA ÑAN, CHEQAQ KAQ, KAUSAY IMA
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    • 2 h
  • Christian Franco Rodriguez
    https://www.elconfidencial.com/.../materia-oscura.../... Del logos a la voluntad Amada te escribo esta carta queriendo que mis palabras salpiquen saliva sobre tu cuerpo, para entrar así en tu existencia, se que para ti todos los modelos que me hago de la realidad son un fiasco, se que quisieras verme derribar estos muros y por fin penetrarte pero lo que yo quiero es que tu cuerpo se abra plenamente como una flor por eso te pienso y en mi pensar te se transcendente a tu mediano existir así como tu me sabes inmanente a mi mediocre pensar. ¿Llegara algún día un beso tuyo a mi pensamiento? ¿Podrás devorar mi lengua prahnica? Claro es que todo yin tiene Yan y tu presente es mi eternidad.

 

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